Al mencionar términos como data enriquecida o data enrichment chocamos con una pared de concreto. La mayoría de las personas lo desconocen. Aquellos que lo conocen entienden que las compañías no están al nivel de implementarlo.
La apropiación digital es inconsistente y dispareja en Latinoamérica.
Hay sectores que ni aspiran a más, pues no tienen los recursos económicos, ni las políticas que faciliten la construcción de cultura digital. Mientras que en dónde hay desarrollo y posibilidades aparece la resistencia.
3 puntos que componen la mirada de la transformación digital en Latinoamérica:
1.- Marcadas diferencias
Se espera que todos tengan un smartphone y que lo sepan usar. Pero si se busca algo más. Si se realiza una encuesta donde se pregunte cuántos profesores o estudiantes tienen acceso a un LMS, un Sistema de Gestión de Aprendizaje, por sus siglas en inglés, seguro que la respuesta será poco alentadora. La mayoría de los institutos no tienen alguna adopción de este tipo.
El profesor Freddy Chaparro expone que durante la pandemia muchos estudiantes sólo tuvieron acceso a las clases a través de sus teléfonos inteligentes y se conectaron por medio de un plan de datos móvil. Desde problemas de infraestructura, hasta los más comentados problemas económicos ocasionan esta realidad. En dichos espacios, se trabaja con lo que se puede y cómo se puede.
2.- Limitación autoimpuesta
El poco acceso a términos y tecnologías complejas no es sólo un tema de financiación. Existen limitaciones culturales que obstruyen el desarrollo de la apropiación digital. Freek Van Laar nombra el concepto: “Resistencia”. Indiferentemente de los beneficios que va a ofrecer un proceso digital las personas tienden a oponerse al cambio. Se trata de la naturaleza humana ofreciendo su mejor versión en “resistencia al cambio”.
Entonces alcanzar los beneficios y posibilidades que ofrece el uso de la Data cloud, de la data engineering o de la data enrichment se convierte en un imposible. No porque se desconozcan los beneficios o porqué sea muy costoso. No se pueden aplicar estas tecnologías porque “no estamos listos”. La sociedad Latinoamericana requiere de mucho más entendimiento de estos conceptos. Acelerar la apropiación digital es fundamental.
3.- Miedos y realidades
“A mi me parece maravilloso entrar en siete aplicativos con un mismo reconocimiento de usuario”, afirma Marcela Palacios, Consultora Senior en Bancolombia. Pero ella misma explica que muchas personas ya tienen miedo de usar este tipo de desarrollos porque leen de los peligros de ello en el WhatsApp. El miedo los abruma, porque creen en una publicación que reciben en sus smartphones. Muchas veces el instructivo correcto de lo que puede o no puede hacer un proceso digital llega tarde. ¿Cómo se soluciona esta realidad?
“No podemos perder el trasfondo de lo que estamos haciendo y del porqué”, indica Ramiro Chacón, Profesional en Mercadeo y Publicidad en la Universidad Nacional de Colombia. El poder lo tienen las personas. En sus diferentes roles son los que ejercen la influencia o aceptan cierta guiatura o instrucción. Es responsabilidad de las instituciones ofrecerles las herramientas, la tecnología, formarlos en los nuevos procesos digitales. Pero no tenemos que entender que es el ciudadano el que decide o no usar o no cierto aplicativo.
La Data enriquecida como una herramienta que agrega valor
No todas las instituciones tienen la tecnología o el conocimiento para aplicar en este momento bases de datos purificadas y dirigidas con propósitos específicos. Pero si es tiempo de que se comience a aplicar.
Los datos, más que el oro negro, como les gusta llamarlos, están accionando como el fundamento de nuestra sociedad digital. Entender cómo clasificarlos, extraerlos y luego aprovecharlos, debe ser la tarea número uno de todo ciudadano. Eso si de verdad se quiere ejercer algún poder sobre sí mismo y la sociedad en la que se habita.
Es decir, más que un derecho, entender los datos es un deber para toda persona que desee ejercer su poder.