¿Te ha pasado alguna vez que vas como "pollo sin cabeza" reaccionando a cada cosa y luego te das cuenta de que puedes estar perdiendo de vista lo más importante?
El verano pasado recibí una visita de unos amigos que vinieron de Colombia a hacer un tour por Europa.
Yo estaba feliz porque se trataba de una persona muy cercana con la que algún día tuve la oportunidad de trabajar, pero al mismo tiempo estaba ansioso porque el tiempo del que disponían para estar en España era poco, quería que conocieran todos los sitios emblemáticos de Madrid, pero también quería acompañarles y estar presto a cualquier duda o necesidad que tuvieran.
Lo cierto, es que hubo un momento en el que me sentí un poco afanado y con la sensación de urgencia de que se nos acababa el tiempo y que tenían que pasar muy rápido por cada sitio para conocerlo todo y sacar fuerzas de donde no las tenían después del desgaste que les supuso el viaje.
Pero luego de reflexionar y pensar el sentido de la visita, me di cuenta de que en realidad lo más importante no eran los sitios, sino los momentos que podíamos compartir de manera fluida y sin la presión del tiempo… al fin y al cabo estábamos en vacaciones y no tenía ningún sentido tener una sensación de ocupación y afán, cuando teníamos todo el tiempo del mundo para disfrutar.
En ese momento aprendí lo importante que es ser consciente constantemente de que las relaciones tendrán un valor por encima de las actividades y que al final lo que se recuerda y se lleva como un tesoro, es con quien vivimos esos momentos.
De hecho, meses después de la visita cuando tenemos la oportunidad de conversar, nos referimos con frecuencia a esos momentos memorables.
Se nos ha vendido la idea de que entre más ocupados estemos más productivos seremos, cuando en realidad no tiene que estar directamente relacionado, puedes estar ocupado y estar desperdiciando tu tiempo en tareas y actividades que no te llevan a ninguna parte.
Almolonga significa "lugar donde brota el agua" en la lengua precolombina náhuatl.
Y son justamente los manantiales y fuentes de agua subterráneas los que hacen tan fértil su tierra.
Me encantan las historias que guardan en el fondo una enseñanza y te dejan con el ánimo de aprender de los errores.
Uno de los elementos básicos de cualquiera que quiera construir una marca personal, radica en la confianza, elemento que a su vez, se forja con la constancia y la coherencia.
¿Pero qué pasaría si aquello por lo que te haces conocido y propones como solución, es algo que no aplicas para ti mismo?