Son muchas las personas que han experimentado algún tipo de trauma en su vida. Las situaciones a las que nos enfrentamos a lo largo del camino pueden ser realmente negativas, al punto que terminan por dejar profundas huellas en nuestro interior, dejando consecuencias muy importantes a nivel psicológico. Ahora, valdría la pena preguntarse: ¿estos traumas pueden quedarse para siempre en nosotros? Incluso, ¿pueden ser heredados? En las siguientes líneas podrás encontrar respuesta a estas y otras interrogantes sobre el tema ¡Sigue leyendo y no pierdas detalle!
Los traumas y la herencia
Mucho se ha dicho sobre los cambios genéticos que se producen en una persona que ha sufrido un gran trauma. Tal es el caso del trauma sufrido por los sobrevivientes del Holocausto en la Segunda Guerra Mundial, los cuales, al parecer se pueden transmitir a los hijos y probablemente, a las generaciones venideras. Es por ello que, muchos consideren que los traumas son hereditarios.
Que un trauma es hereditario es una conclusión a la que llegó un equipo de investigadores pertenecientes al Hospital Monte Sinaí en Nueva York, quienes se dieron la tarea de comparar la composición genética de un grupo de 32 hombres y mujeres judíos con la de sus hijos. El grupo de estudio, sin lugar a duda, había vivido experiencias horribles en un campo de concentración durante el régimen nazi, y a su vez, la información fue cotejada con la de otras familias judías que no vivieron en Europa durante esta catástrofe.
El resultado: los hijos de las familias que fueron víctimas directas de tan tormentoso escenario eran más propensos a sufrir fuertes desórdenes vinculados con el estrés, por lo que, los cambios genéticos en estas personas solo pueden ser consecuencia de que sus padres hayan sido expuestos al Holocausto. De allí, la teoría de que los traumas son hereditarios, ya que los humanos presentan lo que es la herencia epigenética que puede afectar los genes presente tanto en hijos como en los futuros nietos.
La herencia epigenética , ¿de qué se trata?
La teoría de la epigenética es muy controversial, sobre todo, cuando guarda relación con los traumas hereditarios. Este concepto sostiene que el estilo de vida y las influencias del medio ambiente inciden en el desarrollo de nuevos genes; en pocas palabras, modifica el código genético. Es por ello que, aspectos como fumar, el estrés o la dieta pueden incidir cambios más que significativos en la descendencia y futuras generaciones.
Está científicamente aceptado que la única manera en que se pueda transmitir información biológica entre las generaciones es que los genes involucrados se encuentren contenidos dentro del ADN, específicamente en la región codificante. En este contexto, entonces, se explica que los traumas sean heredables.
Sin embargo, los genes cambian con la influencia del ambiente, por lo que puede ser una suerte de etiqueta química llamado el epigenoma, el cual se adhiera al ADN y funcione como un interruptor. De allí que, se modifique la expresión de los genes, ya sea porque los activa o los silencia. Según estudios, los traumas son hereditarios siempre y cuando actúen como etiquetas que puedan transmitirse entre las generaciones.
La epigenética es una prueba irrefutable
Las etiquetas epigenéticas fueron las que el equipo de Nueva York encontró en una región particular del gen. Las mismas, están fuertemente ligadas a la regulación de la hormona del estrés, tanto en los sobrevivientes del Holocausto como en sus hijos; se trata entonces, de una prueba irrefutable de que los traumas son hereditarios.
Mediante una serie de análisis clínicos, el equipo de investigadores descartó que esto se debiese particularmente a experiencias traumáticas que hayan experimentado los hijos. Por lo que, se concluyó que los traumas son hereditarios, ya que el gen que propició el cambio fue donado por sus padres.
Sin embargo, son numerosas las dudas que surgen. Una de ellas es que tal vez la predisposición al estrés en los hijos pueda deberse en gran medida a escuchar historias horribles narradas por sus padres sobre lo sucedido. Como sobrevivientes, encarnaron los hechos en vida propia y los mismos pueden ser contados de primera fuente a sus familiares.
No obstante, esta inquietud es muy poco probable, ya que, esta premisa no permitiría explicar las fuertes diferencias que se pueden manifestar; sobre todo en los casos donde el sobreviviente sea la madre o el padre. Los traumas hereditarios no necesariamente tienen que ser igual a los experimentado por los padres. A veces, el detonante puede ser distinto solo que habrá una predisposición a que eso ocurra tarde o temprano. Además intervienen factores como el grado que se experimenta de resiliencia desde la infancia.
Interesante
Existe un vínculo real entre los síntomas experimentados por los padres y los sufridos por los hijos. Por lo que, el problema no está ligado a una transferencia genética vertical, sino a la epigenética asociada a traumas hereditarios.
A pesar de todo, los investigadores no han podido dilucidar el mecanismo por el cual los traumas son heredados. Se cree que se deba a determinadas modificaciones bioquímicas que ocurren antes de la concepción. Pero, en el caso de la madre, esta puede ocurrir antes de la concepción o durante el proceso de gestación. Siendo una teoría comprobada en ratones.