Desde niños escuchamos en diferentes escenarios la importancia de la autoestima para el buen desarrollo de nuestro ser. Así crecimos, unos con una autoestima fortalecida y otros no tanto. A pesar de ser una palabra de tanta repercusión, su significado parece diluirse en interpretaciones ambiguas; por ejemplo, cuando vemos una mujer ‘más bella’, un hombre ‘más exitoso’ o cuando deseamos, así sea en silencio, ser como alguien más.
Esto parece ser totalmente comprensible. A pesar de que, durante toda nuestra vida, nos han hablado de autoestima, este concepto poco a poco pierde su significado, bien sea por costumbre o por falta de práctica y, como resultado, terminamos subestimando las mayores riquezas que tenemos: nuestro cuerpo y nuestra identidad. Olvidamos cuán afortunados somos de ser únicos e irrepetibles en este mundo y nos enfrascamos en querer cumplir con los parámetros de belleza impuestos por la sociedad. Nos miramos al espejo y, sin falta, tenemos alguna crítica respecto a nuestra imagen.
Pero, ¿qué pasaría si esto cambiara y, en lugar de ser tan duros con nosotros mismos, nos regalamos una sonrisa cada mañana en el espejo al tiempo que aprendemos a valorar más y mejor lo que somos?
Alguna vez vi una frase que decía: ‘la mejor forma de ser feliz, es no tratar de complacer a todo mundo’. Entonces, me pregunto, ¿por qué queremos ser iguales a los modelos de las revistas, vestirnos como ellos, vernos como ellos, sentirnos como ellos? Y en esta búsqueda de ‘querer ser mejores’ (en apariencia), olvidamos todo aquello que nos hace valiosos, esa gracia única y exclusiva de cada ser para andar por la vida odiando quiénes somos.
¡Inventa tu propio sentido de belleza!
Inventar un sentido de belleza individual es un consejo valiosísimo que nos brinda Walter Riso en su ‘Guía práctica para mejorar la autoestima’. La base de esta recomendación es que para empezar a tener una buena autoestima debemos gustarnos a nosotros mismos. “La belleza es una actitud, si te sientes lindo o linda, lo eres y eso transmitirás a los demás, pero si aceptas pasivamente el modelo de belleza que te imponen desde fuera, terminarás pensando que eres horrible”, cita la guía.
Enseguida encontrarás un breve resumen de los 7 pasos para construir una buena autoimagen:
Trata de definir tus propios criterios de lo que es bello o estético: Confía en el instinto de tus gustos y arriésgate a ensayar tu propia moda.
Descarta la perfección física y los criterios estrictos: Disfruta lo que tienes, juega bien tus cartas y no te exijas lo imposible.
Descubre y destaca las cosas que te gustan de ti: Explórate, te sorprenderás de las cosas interesantes, seductoras y sensuales que puedes hallar en ti.
Tu autoimagen se transmite a otros: Asume el papel de alguien que está satisfecha o satisfecho con su cuerpo, a ver cómo te sientes.
El aspecto físico es sólo uno de los componentes de tu autoimagen: Tienes muchas opciones para ‘gustarte’ y dejar de insultar al espejo cuando te miras:calidez, amabilidad, inteligencia, ternura, sensualidad, gracia… son incontables los atributos que cada uno puede poseer más allá del físico.
Siempre habrá alguien dispuesto a amarte: El desagrado frente a uno mismo bloquea la capacidad de relacionarse, porque las personas inconformes con su cuerpo anticipan el rechazo y evitan a los demás. Gustarse es abrir los horizontes afectivos: ¿Cómo amar a quien no se ama a sí mismo?
Comparación injusta: No te compares en lo absoluto, acéptate, quiérete, gústate. Para que tu autoestima funcione bien, debe haber una aprobación esencial, una admisión de lo básico, una conformidad del propio ‘yo’ consigo mismo, cuerpo incluido.
Estos son solamente algunos consejos que te ayudarán a tener una mejor imagen propia y a fortalecer tu autoestima. Si quieres indagar más sobre este tema te invito a descargar la ‘Guía práctica para mejorar la autoestima’ y seguir todas las recomendaciones que nos da el psicólogo y escritor Walter Riso. Esta guía ha ayudado a miles de personas a alimentar su amor propio de manera sana, logrando un estilo de vida más feliz y llevadero.