Es difícil imaginar que en una relación estable, amorosa y madura pueda haber infidelidad. Sin embargo, pasa más de lo que piensas. De hecho, una relación puede sentirse cómoda y plena, y aun así despertar un día con la noticia de que tu “alma gemela” está viendo a alguien más y te está siendo infiel.
Pero, ¿por qué las parejas felices también son infieles si, en teoría, lo tienen todo?
Una persona nunca es infiel por el motivo que piensa
Una primera verdad incómoda es que ni siquiera un matrimonio feliz es un escudo contra la infidelidad.
Una segunda verdad incómoda es que, si bien una aventura es dolorosa y acaba destruyendo la autoestima de una persona, para la otra puede ser el acto más liberador de su vida.
Según Esther Perel, reconocida terapeuta de pareja y autora del libro The State of Affairs: Rethinking Infidelity, a veces la infidelidad se convierte en una experiencia expansiva, de crecimiento, exploración y transformación.
No siempre tiene que ver con sexo, sino con descubrir una faceta que no conocías de ti mismo, y que sientes que no puedes explorar en tu relación actual.
Claro que no todas las personas son conscientes de la verdadera razón por la que son infieles. Es entonces cuando la traición se convierte en un círculo vicioso donde el infiel sigue buscando a un tercero toda la vida cuando, en realidad, a quien busca es a sí mismo.
Visto así, hay tres motivos principales por los que una persona que es feliz en pareja puede acabar siendo infiel:
1. Autoexploración
Tiene que ver con reconocer una parte de ti mismo que habías ignorado toda la vida. Tal vez, en el fondo, siempre quisiste ser más gentil de lo que eres, más flexible o más aventurero, así que hallar un amante con estas características es una forma de conectarte con tu propia naturaleza interior.
2. La energía seductora de la transgresión
La segunda razón por la que una persona puede ser infiel incluso en una relación perfecta es la naturaleza seductora de lo prohibido. En especial si eres alguien que nunca rompe las normas, la idea de hacer algo que “no deberías hacer” puede ser doblemente atractiva. Según Jack Morin, autor del libro The Erotic Mind, la ecuación del erotismo es:
atracción + obstáculos = excitación.
3. La frustración de una vida no vivida
En este caso, el infiel decide tener un amorío como una forma de recuperar oportunidades perdidas en la vida. Aunque suene absurdo, hay un mecanismo psicológico poderoso detrás y es la pregunta: “¿Qué hubiera pasado si…?”. En este caso, es la eterna duda del infiel respecto a la vida que eligió lo que hace que quiera experimentar algo distinto (incluso si, en términos generales, considera que su relación de pareja es buena). Aquí, la infidelidad se convierte en una dimensión paralela donde puedes evaluar, sin riesgo aparente, cómo hubiera sido tu vida si hubieras tomado una decisión distinta.
¿Hay justificación para la infidelidad?
Lo cierto es que, citando a Esther Perel, no se trata de justificar la infidelidad, sino de entenderla. Cuando entiendes algo, es más probable que puedas tomar decisiones para evitar que te pase.
Ahora, desde el punto de vista de la víctima, puede que los motivos no importen demasiado. Una traición duele en cualquier caso, sin importar qué hay detrás. Sin embargo, es importante saber que el proceso de sanación en pareja cuando se es infiel como una forma de autoexploración es muy distinto a cuando se hace para lidiar con problemas en la relación. De modo que, si tu pareja es infiel y quieres evaluar la posibilidad de darle una segunda oportunidad, conocer el verdadero motivo es muy importante para proyectar las posibilidades de que vuelva a ocurrir o no.