Cuando todo se derrumba, también nace lo que te sostiene


¿Alguna vez has sentido que la vida se detuvo de golpe, como si el piso que creías seguro se quebrara sin previo aviso? A veces lo llamamos crisis; otras, fracaso. Pero el nombre no cambia la sensación: un vacío que nos obliga a enfrentar algo que preferiríamos evitar. A todos nos ha ocurrido, incluso a quienes parecemos tener todo bajo control. Lo he vivido muchas veces, tanto en lo empresarial como en lo humano, y cada caída me ha enseñado que cuando todo se derrumba, no es la vida castigándonos, sino la vida recordándonos que aún podemos renacer de otra manera.

Desde muy joven entendí que la estabilidad no es una línea recta, sino una respiración profunda que se expande y se contrae. En mis primeros años como empresario, cuando inicié Todo En Uno.Net en 1995, hubo momentos donde pensé que no tenía nada más para ofrecer y que la adversidad me había ganado la partida. Sin embargo, siempre aparecía un pequeño detalle—un cliente, un consejo, un libro, un silencio interior—que me devolvía la claridad. Con el tiempo descubrí algo profundamente humano: el miedo al fracaso se instala en silencio, como un visitante tímido, pero su presencia es también un indicio de que algo dentro de nosotros quiere evolucionar.

Las crisis son incómodas, desgastan y desordenan la emocionalidad. Pero forman parte de la arquitectura interna de cada persona. Sin ellas, todo sería plano. No existiría el giro que nos obliga a parar, mirarnos y reconstruirnos desde un lugar más consciente. Lo que muchos llaman “derrumbes” son, en realidad, las grietas por donde entra una luz nueva. Una luz que, si tenemos el valor de verla, nos muestra versiones nuestras que jamás hubiéramos imaginado.

He acompañado a cientos de personas desde 1988: líderes, empresarios, estudiantes, trabajadores que sienten que la vida se les desorganiza. A veces llegan buscando soluciones técnicas, procesos, estrategias. Pero detrás de cada problema, lo que encuentro es un ser humano pidiendo un espacio para sentirse reconocido y comprendido. Y ese es el primer paso para atravesar cualquier caos: hacer una lectura emocional honesta. Detenerse. Respirar. Nombrar lo que duele. Darle forma al miedo para que deje de ser un monstruo abstracto y se convierta en una emoción manejable.

Cuando nombro mis emociones, incluso en mis propios procesos internos, es como si el caos tuviera bordes. No desaparece, pero deja de ser infinito. Esa claridad emocional—que no es otra cosa que inteligencia emocional aplicada—se convierte en el primer acto de valentía. Un recordatorio de que, aunque el mundo parezca en ruinas, todavía estamos presentes. Y estar presentes es la mayor prueba de que seguimos vivos, atentos y disponibles para reconstruir.

Esa presencia nos permite mirar la situación con una perspectiva más amplia. Es ahí donde la vida muestra su sabiduría: uno nunca empieza desde cero, aunque la sensación inicial diga lo contrario. Cada crisis trae consigo la experiencia acumulada, como una caja de herramientas invisible que solo se revela cuando la necesitamos. Lo que viviste hace diez años, lo que sufriste hace cinco, lo que lograste hace uno… todo vuelve a ponerse en juego cuando la vida te confronta. Y cuando te atreves a mirar más lejos, descubres que incluso en los derrumbes hay fragmentos de ti mismo que pueden convertirse en pilares.

En numerología, mi camino de vida 3 representa la expresión, la creatividad, la transformación desde la palabra y la conexión con lo espiritual. Y cuando todo se derrumba, es precisamente ese camino el que me recuerda que la vida siempre tiene un sentido más profundo del que vemos en la superficie. A veces se trata de perder para ganar claridad, de soltar para avanzar y de derrumbarse para volver a ser auténticos. La espiritualidad no te quita el dolor; te enseña a convertirlo en una brújula.

Por eso, cada vez que acompaño a un ser humano en su crisis, ya no veo el derrumbe como una tragedia, sino como un rito de paso. Y no hablo desde la teoría: hablo desde heridas que me tocó volver a cerrar, desde empresas que tuve que reinventar, desde decisiones que me costaron noches enteras. También hablo desde amores que terminaron porque era necesario, desde batallas internas que duraron años y desde caídas donde nadie sabía qué estaba atravesando. Y, sin embargo, aquí estoy, recordándome que el propósito nunca desaparece; a veces solo se oculta detrás de un enorme silencio.

Ese silencio también contiene sabiduría. Cuando la vida cae, lo importante es avanzar desde lo pequeño. No desde lo heroico ni lo espectacular. Lo pequeño tiene poder: levantarse temprano un día más, retomar un hábito sencillo, escribir una línea, enviar un correo que llevo aplazando, reorganizar un espacio, caminar diez minutos. En mis consultorías siempre lo repito: lo pequeño es lo que sostiene lo grande. La consistencia es la verdadera transformadora de vidas. No es la intensidad emocional, sino la continuidad práctica.

Y en esa continuidad, la vida nos muestra algo que casi nadie quiere aceptar: las dificultades volverán. La vida no es una autopista sino un camino de montaña. A veces subimos, a veces bajamos, a veces nos detenemos para respirar porque la falta de oxígeno nos aturde. Pero si miras atrás, siempre verás algo que te sorprenderá: las veces que creías no poder, pudiste. Las veces que dijiste “hasta aquí llego”, seguiste. Las veces que se cayó todo, te levantaste.

Renacemos más veces de las que nos damos cuenta.

En 2021, cuando fundé la Organización Empresarial Todo En Uno.Net, lo hice desde la convicción de que una crisis global era también la oportunidad de redefinir la forma como trabajamos, crecemos y nos relacionamos. Me di cuenta de que, aunque el mundo hablaba de transformación digital, la verdadera transformación era humana. Y ese es el mensaje más profundo que quiero dejar hoy: ninguna tecnología, ninguna estrategia y ninguna empresa puede sostenerse si la persona que la lidera está emocionalmente quebrada o espiritualmente desconectada.

Por eso, en este punto de mi vida, después de miles de historias, decisiones, derrotas y triunfos, entiendo que lo que se rompe por fuera muchas veces es resultado de algo que pide ser sanado por dentro. Y también entiendo que lo que se reconstruye desde adentro siempre termina siendo más auténtico que lo que existía antes del derrumbe.

La vida, como la empresa, como la espiritualidad, es un proceso de renovación permanente. A veces ganamos claridad con el dolor; otras, con la esperanza. Pero siempre ganamos algo, incluso cuando creemos haberlo perdido todo. Porque así como alguna vez alcanzamos metas que parecían imposibles, también podemos renacer después del caos con más lucidez, más serenidad y una fuerza que no sabíamos que existía.

Quiero que recuerdes algo que aprendí en carne propia: lo que nace después de un derrumbe suele tener más sentido que lo que se perdió. Más verdad. Más coherencia. Más raíz.

Pero esto solo es posible si tenemos el coraje de mirarnos sin máscara. Si tenemos la humildad de pedir ayuda, el valor de revisar nuestras emociones y la sabiduría de avanzar paso a paso. También es posible si entendemos que no estamos hechos para vivir aislados. Cuando decimos “construimos sociedad desde la comunicación”, no es una frase poética; es una forma de reconocer que cada palabra, cada gesto, cada conversación, sostiene a alguien que quizá hoy está intentando no derrumbarse por dentro.

Y, al final, así como lo enseño en mis blogs personales como Bienvenido a mi blog (https://juliocmd.blogspot.com/) y Amigo de ese gran ser supremo (https://amigodeesegransersupremo.blogspot.com/), siempre hay un hilo invisible que nos conecta a todos. Un hilo espiritual que nos recuerda que incluso en las ruinas, seguimos siendo valiosos. Seguimos siendo capaces. Seguimos siendo humanos.

Hoy, si te encuentras en un momento donde todo parece caerse, quiero que te permitas sentir, pero no quedarte allí. Permítete dudar, pero no rendirte. Permítete llorar, pero no olvidar que en ti habita una fuerza que ninguna crisis, por grande que sea, puede borrar.

Porque dentro de ti, incluso ahora, hay algo que se está preparando para renacer.

Si este mensaje resonó contigo, no lo guardes solo para ti. Conversemos, reflexionemos y sigamos reconstruyendo juntos desde lo humano y lo consciente. Puedes agendar conmigo una charla personal aquí:
👉 Agendamiento:                     AQUÍ

Facebook:                              Julio Cesar Moreno D

Twitter:                                 Julio Cesar Moreno Duque

Linkedin:                               (28) JULIO CESAR MORENO DUQUE | LinkedIn

Youtube:                               JULIO CESAR MORENO DUQUE - YouTube

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:          Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram:   Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram:            Unete a nuestro Grupo

Blogs:   BIENVENIDO A MI BLOG (juliocmd.blogspot.com)

AMIGO DE. Ese ser supremo en el cual crees y confias. (amigodeesegransersupremo.blogspot.com)

MENSAJES SABATINOS (escritossabatinos.blogspot.com)

 

Agenda una sesión virtual de 1 hora, donde podrás hablar libremente, encontrar claridad y recibir guía basada en experiencia y espiritualidad.

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp o Telegram”.

Compartir este mensaje con alguien que lo necesite puede convertirse en la chispa que lo ayude a levantarse. No subestimes tu impacto.

Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente