A mí también me funcionó la terapia… pero no fue solo por el psicoanálisis

 


¿Y si sanar no dependiera tanto del tipo de terapia… sino del momento en el que decides dejar de huir de ti mismo?

Muchas veces me he encontrado con esta pregunta en medio de procesos personales y acompañamientos: ¿Qué tipo de terapia funciona mejor? ¿La cognitivo-conductual, la humanista, la psicoanalítica, la sistémica, la de constelaciones, la de la nueva era? Y yo siempre contesto lo mismo: la mejor terapia es aquella que te permite decir la verdad —tu verdad— sin necesidad de disfrazarla ni de defenderla.

Leí recientemente un artículo titulado “A mí me funcionó la terapia psicoanalítica”, y no solo lo leí, lo sentí. Me hizo recordar los momentos en los que yo también necesité ayuda y me atreví a pedirla. Porque sí, aún siendo ingeniero de sistemas, administrador de empresas, consultor, mentor y empresario desde hace más de tres décadas, también he pasado por momentos en los que tuve que detener el paso y admitirlo: no podía solo. Porque todos —sin importar cuán estructurados, sabios o productivos seamos— tenemos una infancia que nos habita, un pasado que se filtra, un inconsciente que nos empuja… y una sombra que nos habla bajito.

Yo también fui a terapia. Y no me dio pena decirlo. Me dio paz.

Y no, no fui para saber si tenía un “trastorno”. Fui para entender por qué reaccionaba con rabia a lo que solo pedía ternura. Por qué me costaba tanto soltar el control. Por qué el éxito a veces se sentía como un castigo. Por qué en medio de tanto hacer, sentía que algo no estaba siendo.

Y ahí, en ese espacio seguro, libre de juicios, me encontré conmigo mismo. No de forma mágica ni inmediata. Pero sí profundamente. Aprendí a leer entre líneas de mis propias frases. A detectar las máscaras que incluso yo, tan consciente y reflexivo, me había puesto sin notarlo. Aprendí que no basta con tener metas… si no están en coherencia con tu alma.

¿Y fue la terapia psicoanalítica la que me funcionó? Sí. Y no.
Lo que me funcionó fue abrirme. Fue dejarme ver. Fue hablar sin tener que explicar tanto. Fue ser niño de nuevo, por momentos, para sanar al adulto que no se permitía llorar. Fue entender que no todo lo que me dolía tenía que arreglarse… pero sí tenía que sentirse.

Y eso me cambió.

Lo curioso es que desde ahí también cambió mi forma de liderar. Dejé de creer que la autoridad se demuestra con firmeza, y entendí que se sostiene con presencia. Empecé a acompañar a otros no solo desde la experiencia técnica, sino desde la comprensión de lo humano. Porque algo que descubrí en terapia fue esto: nadie crece sin tocar fondo, pero tampoco nadie sale del fondo si no es acompañado.

En Todo En Uno.Net y en la Organización Empresarial que cofundé, entendí que ningún proceso de transformación empresarial está completo si no toca la dimensión emocional y espiritual del ser humano. He ayudado a cientos de empresarios y profesionales a organizar sus procesos, automatizar sus finanzas, desarrollar sistemas y estructuras. Pero los resultados más duraderos han sido los que se apoyaron también en su transformación personal. En su sanación. En su autoconocimiento.

Y aquí es donde el psicoanálisis —como camino de exploración del inconsciente— puede ser un espejo potente. Pero no es el único. Así como no hay una sola ruta hacia el despertar espiritual, tampoco hay una única forma de sanar.
A mí me sirvió el psicoanálisis.
A otros les servirá la meditación.
A otros, el coaching serio y profundo.
A otros, escribir.
A otros, un retiro de silencio.
A otros, simplemente sentarse en la banca del parque a escuchar su propia voz.

Lo importante no es la técnica, es el compromiso con uno mismo.
Es dejar de postergar el encuentro con lo que duele.
Es darse permiso de parar.
De respirar.
De recordar.
Y de reescribir.

Hoy más que nunca creo que no hay crecimiento verdadero sin dolor consciente. Y no hay evolución sin decisión. No se trata de vivir en terapia eterna, pero sí de reconocer que todos necesitamos espejos. Y que los más reveladores no son los que nos dicen lo que queremos oír… sino los que nos devuelven lo que no nos atrevemos a ver.

Y tú, que me estás leyendo ahora, quizás estés pasando por un momento en el que todo se ve bien desde afuera, pero por dentro hay ruido.
O quizás estés agotado de cargar con fuerza lo que se podría soltar con amor.
O tal vez te diste cuenta de que estás repitiendo patrones… que ya no quieres heredar.

Sea cual sea tu caso, este blog no es una receta. Es una invitación.
A mirar hacia adentro.
A dejar de ponerle nombre a todo… y empezar a ponerle intención.
A comprender que no tienes que romperte del todo para comenzar a sanarte.

No tienes que estar “mal” para buscar apoyo. Basta con no querer seguir igual.

Si este mensaje resonó contigo, si sientes que ya es hora de conocerte más profundamente o simplemente compartir tu proceso con alguien que escucha desde la experiencia, te invito a conversar. Aquí no hay juicios ni soluciones rápidas. Solo humanidad, escucha y acompañamiento real.

Agendamiento:                     AQUÍ

Facebook:                              Julio Cesar Moreno D

Twitter:                                 Julio Cesar Moreno Duque

Linkedin:                               (28) JULIO CESAR MORENO DUQUE | LinkedIn

Youtube:                               JULIO CESAR MORENO DUQUE - YouTube

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:          Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram:   Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram:            Unete a nuestro Grupo

Blogs:   BIENVENIDO A MI BLOG (juliocmd.blogspot.com)

AMIGO DE. Ese ser supremo en el cual crees y confias. (amigodeesegransersupremo.blogspot.com)

MENSAJES SABATINOS (escritossabatinos.blogspot.com)

 

Agenda una sesión virtual de 1 hora, donde podrás hablar libremente, encontrar claridad y recibir guía basada en experiencia y espiritualidad.

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp o Telegram”.

Compártelo con alguien que esté buscando respuestas. A veces, lo que más necesitamos no es una respuesta… es un espacio donde por fin podemos hacer la pregunta.

Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente