Tu objetivo: no tener objetivos

Suena a contrasentido, ¿verdad,?. Tener como objetivo, no tener objetivos.

Verás...soy mi propia jefe desde 1995 y a lo largo de estos más de 28 años, trabajar por objetivos me ha pasado factura en más de una ocasión por no hacer las cosas bien.

Por un lado, es cierto, que en la vida es necesario tener objetivos, pero por otro lado, tenemos tendencia a meternos presión con los tiempos, el ritmo y el "éxito".

La conclusión a la que he llegado después de todos estos años es a que hay que plantearse un rumbo de vida, tener clara cuál es tu estrategia vital en función de tu manera de ser y de lo que va contigo, y a partir de ahí, ir construyendo con metas sencillas, sin agobios. Muchas veces los dichosos objetivos son la mayor fuente de frustración.

Primero: porque no hay una obligación por parte de nadie de que tengas que ponerte un objetivo u otro. Tú mandas (ventajas de ser tu propio jefe...).

Segundo: porque más que ponerte objetivos, te metes presión para conseguir lo que te gustaría, sin tener claro previamente el proceso en el que tienes que trabajar paso a paso para estar en condiciones de llegar donde sea que quieres llegar.

Tercero: te centras en el objetivo, sin tener en cuenta lo que tienes que hacer para llegar a él y a qué ritmo.

Te propongo, que le des la vuelta a todo eso y te ocupes en crear el marco adecuado. Me explico. Para que una planta crezca, antes de plantar la semilla, has de ocuparte en elegir la tierra, el abono, el lugar, etc. Es decir, creas las mejores condiciones para que esa planta crezca. Para ello te documentas, te preparas, haces pruebas...Y aún así, siempre hay circunstancias externas que pueden llevar al traste a la planta en sí.

Quítale hierro al asunto, céntrate en lo que eres capaz de hacer, en por qué lo haces y para quién (eso te incluye a ti también).

Busca la acción continuada que te lleva a lograr lo que quieres. Empieza por lo fácil y vete aumentando según te vayas sintiendo.

Eso es lo que muchas veces se nos olvida, respirar y sentir. Si no te pide el cuerpo subir un siguiente escalón, no te esfuerces en subirlo porque no lo vas a conseguir. Te lo digo por experiencia. El ritmo de entrenamiento ha de ser cómodo y apretarlo cuando convenga y porque de verdad lo sientes.

Estos días de convalecencia (aún sigo...) me han servido mucho para reflexionar una vez más sobre el tema OBJETIVOS.

No cumplirás nada que no sientas desde las tripas realmente.

Recuerda: una cosa es "lo que te gustaría" y otra "lo que te apetece y quieres", aquí y ahora. Todo esfuerzo implica un riesgo. ¿Te apetece asumirlo?. No confundir con el miedo...
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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