Finalmente, ¿qué es el éxito? Esta es una pregunta que todos nos formulamos con frecuencia, pero nunca obtenemos la misma respuesta. Para algunos, esto es un grave problema y para otros (incluyéndome), en cambio, es algo maravilloso. Lo que sí te puedo decir con seguridad es que no estoy de acuerdo con la definición convencional de éxito aceptada por la sociedad.
¿Cuál? Aquella que nos dice que el éxito consiste en atesorar riqueza material, en poseer bienes, en gozar de lujos y privilegios, en ser reconocido (popular o famoso), en ocupar un cargo importante, en no tener que preocuparse por nada, en fin. En otras palabras, eres exitoso si estás en capacidad de despertar la envidia de los demás, sus bajos instintos.
El tema de definir el éxito es tan complicado que ni siquiera el diccionario nos ayuda. ¿Qué nos dice? Que es “el resultado de un negocio o actuación”, que es la “buena aceptación que tiene alguien o algo” y, finalmente, el “fin o terminación de un negocio o asunto”. Supongo que coincides conmigo en que no es eso, no al menos lo que esperamos en nuestra vida.
Otra arista del problema es ¿cuántos tipos de éxito hay? ¿Uno o varios? Porque buscamos el éxito en lo laboral, en lo sentimental, en las relaciones personales, en las aficiones que mueven nuestras pasiones. La verdad es que la definición del éxito es prácticamente imposible (99,9 %) porque es una cuestión subjetiva. Es decir, cada uno tiene la suya y es perfectamente válida.
Una consideración más: etimológicamente, la palabra éxito viene del latín exitus, que significa final o término. De ahí que, por lo general, asumamos el éxito como un logro, como un destino. Graduarte en la universidad, contraer matrimonio, comprar una casa, viajar en vacaciones, ir a restaurantes costosos, vestir ropa de marca, en fin. Sin embargo, esto a mí no me cuadra.
¿Por qué? Porque estoy convencido, no solo por lo que me enseñaron mis padres y mis mentores, sino también por lo que he vivido, que el éxito se relaciona más con lo espiritual que con lo material. Y, por otro lado, algo que me parece muy importante: no lo asumo como un final, sino como el proceso. Es decir, consiste más en aprender a disfrutar el paso a paso.
Por eso, me llamó la atención la pirámide del éxito de John Wooden. Fue un icónico entrenador de baloncesto del equipo masculino de la UCLA, una de las universidades más famosas de los Estados Unidos. Se lo considera el mejor entrenador de la historia del deporte universitario. Bajo su mando, el equipo obtuvo 10 títulos entre 1964 y 1975 y es miembro del Hall de la Fama.
Su pirámide es un modelo de conducta diseñado, por supuesto, para su equipo de baloncesto, pero con el tiempo traspasó los límites de los tablados y fue adoptado por empresas de todo tipo y, también, por individuos. Es un camino efectivo para alcanzar metas, aunque vale decir que no es un libreto ni un recetario y que, además, está más conectado con los valores.
“El éxito es la paz interior que resulta directamente de la autosatisfacción de saber que has hecho todo lo posible para ser tan bueno como eres capaz”, era la prédica de Wooden. Y nota que no habla de algo material y tampoco, de un final. Es, como lo mencioné antes, un proceso que, en esta caso, está representado en 3 niveles: la base, el cuerpo y el vértice de la pirámide.
A la entrada del coliseo de baloncesto de UCLA se erigió una estatua de John Wooden.
La rueda ya fue inventada, ¿lo sabías? Por eso, antes de darte a la tarea de reinventarla, lo que puedes hacer es modelar lo que a otros les has servido para alcanzar sus objetivos. Un modelo atractivo es el que nos expuso el entrenador de baloncesto John Wooden con su pirámide.
Veamos qué elementos componen la base de la pirámide:
1.- Laboriosidad.
Para Wooden, no hay otro camino que conduzca al éxito que no sea el trabajo continuo. Cualquier otra opción es temporal y sus efectos, efímeros. Trabajar, trabajar y trabajar…
2.- Entusiasmo.
Es el combustible que moviliza al corazón y el socio ideal de la laboriosidad, que pone en marcha el cerebro. Wooden entendía el entusiasmo como convicción más deseo.
3.- Amistad.
Entendida como un sentimiento muy fuerte que refuerza el vínculo de unión con otros y potencia el resultado del equipo. Todos necesitamos del aporte que nos dan los demás.
4.- Lealtad.
Para Wooden, era la coherencia con lo que se quiere, con las metas propuestas, y también con los demás que son partícipes. Afirmaba, así mismo, que la lealtad es la base de la confianza.
5.- Cooperación.
Cada persona, con su trabajo, es un estímulo que impulsa el desarrollo de los demás, una dinámica de ida y vuelta que también le sirve al emisor. Este concepto incorpora el respeto.
Estos son los elementos del cuerpo de la pirámide:
1.- Iniciativa.
Entendida como el coraje para tomar decisiones y emprender las acciones necesarias, a pesar del miedo al fracaso. Este último es visto por Wooden como un paso previo al éxito.
2.- Propósito.
Se refiere a que debe existir un plan establecido, una hoja de ruta, que es modificable. Para cumplirlo, se requiere perseverancia y persistencia, porque las dificultades no escasearán.
3.- Autocontrol.
Tiene que ver con mantener el equilibrio y, entonces, implica la adecuada gestión de las emociones, en especial en los momentos difíciles. Que no falten las fuerzas ni la confianza.
4.- Alerta.
Según Wooden, el éxito solo es posible sin exceso de confianza, si somos capaces de adaptarnos a las circunstancias cambiantes. El estado de alerta está hasta que la meta se logre.
5.- Condición.
Es la preparación integral que la persona debe cumplir para ser exitosa. Involucra lo físico, lo mental y lo emocional. Exige, así mismo, desarrollar habilidades y corregir las debilidades.
6.- Destreza.
Las tareas fundamentales que te conducen al éxito deben repetirse tantas veces como sea necesario para alcanzar el objetivo tan pronto como sea posible. No basta con el talento.
7.- Espíritu de equipo.
Wooden afirmaba que el individuo debía concebirse como miembro de un colectivo porque solo la fuerza de la unión permite llegar al éxito. Los mejores propósitos benefician a muchos.
Estos son los elementos del vértice, lo esencial. Son el resultado de la adecuada aplicación de los anteriores niveles:
1.- Carácter.
Es lo que te hace único y especial como ser humano, auténtico. Consiste en la fortaleza para mantener los valores requeridos en circunstancias adversas, para cultivarlos y potenciarlos.
2.- Confianza.
Para llegar al éxito, es indispensable que la persona crea en sí misma, en sus capacidades, para que otras crean en ella. Incorpora el orgullo, siempre y cuando no caiga en la prepotencia.
3.- Grandeza competitiva.
Saber competir consiste en crecerse en los momentos difíciles, saber responder a los retos del momento. La victoria solo es posible para aquel que aprende a sortear las dificultades.
Así se llega al éxito: “El éxito es la paz de la mente que es el resultado directo de la satisfacción de uno mismo en saber que hizo el esfuerzo de hacer lo mejor de lo que es capaz”. Como ves, la pirámide de Wooden se basa en los valores, pero se orienta a los logros. Es un poderoso mapa mental que te ayudará a dibujar la ruta y seguir paso a paso hasta que logres alcanzar el éxito.
Adicionalmente, Wooden estableció 12 leyes del liderazgo, las que consideró el complemento ideal de su los valores de su pirámide:
1.- Los buenos valores atraen buenas personas
2.- Amor es la palabra de cuatro letras más poderosa
3.- Llámate a ti mismo Maestro
4.- La emoción es tu enemigo
5.- Toma diez manos hacer una anotación (cesta)
6.- Las pequeñas cosas hacen pasar grandes cosas
7.- Haz de cada día tu obra maestra
8.- La zanahoria es más fuerte que una vara
9.- Haz grandezas alcanzables para todos
10.- Buscar significa cambio
11.- No mires al marcador o tablero de puntos
12.- La adversidad es tu activo
Quizás sabes que no soy un fanático de los deportes y tampoco sigo la actividad del baloncesto profesional, que es una pasión de millones en Estados Unidos y otros países. Sin embargo, esta pirámide de Wooden es, sobre todo, un sistema efectivo, probado y mejorado, que se puede aplicar al marketing y a la vida. ¡Woooowwwww! Además, se me antoja fácil de implementar.
Sea lo que sea que creas que es el éxito, no lo vas a alcanzar sin un plan, sin una estrategia, sin un mentor, sin la compañía de otros que están en la misma búsqueda. También será necesario desarrollar habilidades (en especial, la adaptación al cambio) y aprender a gestionar las emociones. En su trayectoria, Wooden logró 620 victorias contra 147 derrotas.
Un último aporte: más allá de que ha demostrado ser efectiva en distintos ámbitos de la vida, la pirámide de Wooden no es un libreto perfecto ni una fórmula mágica. Es un derrotero, una guía, que cada persona puede modelar a su caso particular. Esto quiere decir agregar los elementos que considere pertinentes y, acaso, eliminar alguno de los expuestos.
Y no olvides de establecer un sistema (otro) que te permita medir tanto los avances como los logros. En el caso de Wooden, era ganar partidos, ¿cuál es el tuyo? Por supuesto, primero debes saber qué es éxito para ti porque sin un objetivo claro te perderás en el camino. Y la clave radica en tomar acción, en perder el miedo al error. El éxito es sinónimo de hacer.