Furoshiki la técnica japonesa para envolver objetos con un solo trozo de tela

Aprende a envolver tus regalos de manera original, bonita y sostenible con la milenaria técnica japonesa del ‘Furoshiki’. Una fórmula hecha a mano, que no genera residuos y con la que podrás crear centenares de formas para envolver y transportar objetos allá donde quieras.

‘Furoshiki’ la técnica japonesa para envolver objetos con un solo trozo de tela

A veces, una tela cuadrangular y cuatro nudos son suficiente para envolver un regalo. Y si no, que se lo digan a los japoneses, quienes hace siglos que inventaron —sin apenas darse cuenta de su posterior éxito en todo el mundo— la milenaria técnica del furoshiki. Un método original, práctico y sostenible hecho para envolver y transportar de una manera llamativa todo tipo de objetos; desde ropa y regalos hasta botellas de vidrio. ¿Te imaginas pasear por la ciudad con un bolso hecho por ti con seda y seis nudos? Las posibilidades de este método son bien variopintas. Con centenares de formas, esta técnica es perfecta para que regales y sorprendas a través de un diseño único y cuidado.

De hecho, el furoshiki es un ejemplo más de todas las técnicas surgidas desde que el efecto handmade inundó nuestras sociedades. Después de décadas de industrialización, y vista la necesidad de afrontar la irremediable crisis ecológica, muchas personas buscan alternativas a la generación de residuos. ¿La respuesta? Una vuelta a los oficios más tradicionales, en los que todo, o casi todo, es de origen natural.
La tradición japonesa del arte de envolver regalos

Fue en el siglo XXI, y en concreto en los baños tradicionales japoneses, donde curiosamente se empezó a utilizar este método para no confundir o mezclar la ropa. Esta se dejaba encima de la tela y luego se anudaba de una manera práctica hasta crear una especie de bolsita.

Así, cada uno podía distinguir cual era la suya gracias a los diferentes motivos y colores con los que se decoraban las telas. El furoshiki era entonces la forma más simple y segura de empaquetar y proteger la ropa.

El nombre de ‘Furoshiki’ viene de “furo” que significa “baño” y de “shiki” que quiere decir ceremonia

Con el tiempo, los comerciantes lo empezaron a usar para transportar mercancías y regalos por su fácil sistema. Y, aunque el furoshiki ha evolucionado y hoy en día está hecho de diferentes telas; incluyendo seda, algodón, rayón y nailon, es un arte que ha decaído en las últimas décadas a causa de la gran demanda de bolsas de plástico. Algo que ya nos viene sonando.

“En Japón, cuando entregaban un regalo de este tipo, la tela se tenía que devolver. Son telas que en muchas ocasiones llevaban emblemas de cada familia y motivos con los que deseaban prosperidad”, explica Gema Casado, de El Tarro de Ideas, quien el pasado día estuvo dado un taller sobre furoshiki vía online.

Para Gema, el arte de envolver regalos de manera natural es un método que tranquiliza e inspira. Así lo demuestra en su canal, en el que podemos encontrar algunos vídeos para aprender a hacer paso a paso esta técnica milenaria. En el taller, Casado utilizó unas preciosas botellas de cristal de la marca Waterdrop, emblema también del uso de productos sostenibles a través de su gama de microbebidas. 

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¿Qué necesitamos para poner en práctica el furoshiki?

Es más sencillo de lo que parece. Cuando decíamos que solo necesitas un trozo de tela y tu capacidad para crear nudos no te engañábamos. ¡Apunta!
Cualquier trozo de tela que tengas por casa (tamaño cuadrado mejor) de mínimo 52 x 52 cm.
Cuanto más fina sea la tela mejor, más fácil nos resultará manipularla: seda, hilo, etc.
Por ejemplo: servilletas de tela (lino o hilo quedan muy bien), pañuelos para el cuello, gasitas para bebés, cualquier retal que podáis cortar o que ya tengáis con las medidas mencionadas.
Gomas elásticas y/o algún tipo de cordel o lazo que tengáis por casa (se suele utilizar para sujetar mejor algunos envoltorios)
Una botella de vidrio, un libro, algunas cajitas o cualquier objeto que desees envolver.
Una mesa algo grande y despejada para poder estirar la tela mientras envuelves.


La técnica: cómo hacer un auténtico furoshiki

Como ya te habrás dado cuenta, existen múltiples maneras de anudar una tela. Nuestros antepasados ya lo hicieron cuando tenían que cargar miles de mercancías y no había bolsas de plástico. Pero es cierto que hay ciertos trucos que deberías tener en cuenta a la hora de iniciarte en este método.

Lo más importante es que tengas un bonito pañuelo, ya sea de algodón, seda o nylon. Ten en cuenta que esta será la parte visible, tanto si lo regalas como si lo utilizas para envoltorios de decoración. Piensa en un jarrón o en una botella para servir agua. Ahora añádele el furoshiki. ¿No mejora?

"Los colores de las telas deben ser potentes y llamativos. La técnica nació bajo la inspiración de los quimonos japoneses, un traje tradicional que no lleva botones y va anudado. Los nudos siguen estando, ahora en forma de envoltorios", explica Casado.


En la cultura japonesa el símbolo del nudo es todo lo que se ata, todo lo que se compromete.

Si el pañuelo que has elegido es blanco y sin ninguna estampación, puedes apostar por crear tu misma tus propios motivos. Prueba a pintar con pinceles y pintura textil la tela, seguro que queda genial. Vamos a intentarlo envolviendo un par de botellas. ¡Atenta a los pasos!
Envuelve dos botellas de cristal con la tela de la siguiente manera: coloca la tela en forma de rombo, bien amplia, y pon encima las botellas de cristal unidas por la parte inferior.
Ahora envuelve las botellas uniendo las esquinas superior e inferior del rombo y dejando rodar las botellas para que queden enrolladas en la tela.
Levantamos la tela sujetándola a cada lado y agitamos un poco para que se ajusten las botellas.
Anudamos fuerte los extremos en la parte superior para que la mercancía no se desplace y dejamos las esquinas visibles.


Ahora que ya te habrá picado la curiosidad de probar esta técnica tan cuidada, es hora de que cojas cualquier tela y empieces a explorar todas sus posibilidades. Puedes hacerte desde un bolso, hasta un portalibros o una cesta para la fruta. El envoltorio en lazo de tela es uno de nuestros favoritos. Además, "siempre puedes rematar el envoltorio con algún detalle natural como flores secas o pequeñas ramas", según recomienda Gema Casado.

Entre el típico papel para cubrir regalos o la seda, nosotras nos quedamos con la seda. Un trozo de tela es suficiente para poner en práctica este sistema que ya se utiliza en numerosos países. Te dejamos ahora con algunos de los beneficios más destacados del furoshiki. No hace falta decir que hace tiempo que llego para quedarse. Y es que, ¿acaso no es perfecto?

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Versatilidad

La mejor de estos pañuelos es su versatilidad, ya que te permite presentar un regalo de forma original y ecológica que luego puedes reutilizar para envolver otro regalo, para hacer un bolso, utilizar como mantel y envoltorio de comida, o llevar como pañuelo o cinturón.

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Ecológico y sostenible

Como se pueden hacer muchísimas cosas con la tela, sus posibilidades son infinitas. Y, lo mejor de todo, es que una vez lo utilizas o te lo regalan, no lo tiras a la basura. Es un objeto que se quedará siempre contigo. Así que sí, podríamos decir que es super sostenible y ecológico.

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Ni se arruga ni se tira

Además, a diferencia del papel, el tejido te permite jugar con diferentes formas. Aquí no hay problemas ni de arrugas ni de malos pliegues. Solo debes poner un poco de atención y seleccionar un trozo de tela que no sea muy rígida para que te de libertad a la hora de crear.

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Fomenta la creatividad y libera el estrés

Para hacer furoshiki solo necesitas tus manos y un poco de tiempo. Si te lo tomas enserio, puede ser ese momento agradable en el que te dedicas un rato para ti. Hacerlo no solo es una manera de conseguir grandes resultados decorativos, sino que el movimiento y la sencillez del taller relajan a cualquiera.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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