El miedo es una emoción muy valiosa porque nos protege y se encarga de nuestra supervivencia. Para que no nos bloquee ni paralice, no debemos evitarlo: lo ideal es avanzar y accionar a pesar del miedo, ser valientes, pero no temerarios.
El miedo es una de las emociones que más se alimenta en esta sociedad, ¿te has preguntado por qué? Porque a través del miedo se consigue control, con miedo pensamos peor y somos más manipulables, influenciables... y también el miedo provoca mayor consumo.
¿Te has dado cuenta de que estamos viviendo un momento de máxima incertidumbre en un estilo de vida que ya venía cargado de preocupaciones, bloqueos y ansiedad? Todo ello tiene como origen el miedo, es la base del estrés y la ansiedad.
No nos educan para gestionar el miedo, más bien nos enseñan a ocultarlo y sentirlo como un motivo de vergüenza. Y cuando negamos los miedos, los vamos acumulando y van destrozándonos por dentro…
Vivir en este estado es agotador e insoportable, y totalmente insano. Y no solo para tu mente, también para tu cuerpo y tu espíritu.
En origen, el miedo es una emoción muy valiosa porque nos protege y se encarga de nuestra supervivencia. En su estado normal, el miedo está para avisarte de no cometer errores y de no poner en peligro tu vida. Por eso nuestro cerebro cuando siente miedo, se pone en modo alarma.
¿Cuándo viene el problema con el miedo?
Cuando ese miedo se exagera y llega a ser tan grande que nos paraliza o cuando nos impide una vida normal y sana. Cuando dejamos de controlar el miedo, nuestro cuerpo y nuestra mente nos están mandando señales de que necesitan orden. Por lo tanto, ordenando nuestra mente, el miedo descenderá.
Da igual si lo que te da miedo está ocurriendo en la realidad o en tu imaginación, porque gran parte de tu cerebro no sabe distinguir lo real de lo imaginado, y tu reacción es la misma…
Lo importante al ponernos frente a nuestros miedos es formularnos la pregunta de si realmente es útil sentir esa emoción. Si ese miedo nos sirve para protegernos, es útil, si no es útil, debemos pararlo. El miedo nos ayuda a prever, a poner en marcha acciones para protegernos, pero fuera de eso, ya no nos sirve. El miedo es como la preocupación: tienen su tiempo y su intensidad adaptativos y más allá sólo nos traen malestar y enfermedad.
Cuando tienes miedo hay tres reacciones instintivas y primarias que se despliegan de forma automática y que provienen de nuestro cerebro reptiliano, el más antiguo:
Modo ataque: el miedo exagerado te llevará a estar en un modo agresivo verbal y/o físico. Estás irascible y todo te molesta más y te saca de tus casillas
Modo huida: escapar de todo lo que te produce miedos que es precisamente lo que tienes que afrontar. Muchas veces como postergación.
Modo parálisis: en el mundo animal, el hecho de paralizarse hace que el depredador no vea a la presa. Al ser humano, le ocurre lo mismo: se paraliza, se congela y no llega a la acción, se bloquea.
¿Cómo gestionar el miedo? Hay muchas estrategias de afrontamiento para reducir el miedo a niveles sanos y se basan en una de estas dos cosas:
Reducir la respuesta de miedo independientemente de lo que lo ha provocado
Trabajar con aquellas cosas que nos dan miedo para incidir en ello de manera concreta.
Y en ambos casos, es fundamental acoger nuestros miedos y entenderlos. Hay que aceptar el miedo como toda emoción. Y vamos a abrazarlo como si se tratara de un niño pequeño asustado y tener un dialogo constructivo. El miedo no va a desaparecer, pero pierde fuerza.
¿Vivir sin miedo? No.
La ausencia de miedo genera personas temerarias y, eso, tampoco es sano. Quizá la palabra adecuada es ser valiente a pesar de nuestros miedos, es decir, movernos hacia lo que queremos a través de acciones pequeñas. Esa energía que nos genera el miedo tenemos que cogerla y usarla para afrontar aquello que tememos y que nos frena a la hora de ir hacia lo que queremos.
Lo ideal es avanzar y accionar a pesar del miedo, ser valientes, pero no temerarios.
¿Cómo? Te propongo poner en práctica los aportes de las neurociencias, la psicología positiva y el coaching, disciplinas que sirven para entender y gestionar concretamente lo que te da miedo, y hacer nuestra vida más fácil.
Son entrenamientos que paso a paso te permitirán conocer y entender, aceptar, perdonar y avanzar así hacia la vida que deseas.
Y tú, ¿qué vas a hacer a pesar de tus miedos?