Tratar al niño y no solo a la enfermedad, de manera más integral y como apoyo al tratamiento sintomático a través de la homeopatía es una opción eficaz y segura que estimula la gran capacidad autocurativa de los niños.
Los beneficios de la homeopatía en los niños
En las consultas pediátricas está aumentando considerablemente el número de niños con enfermedades crónicas como el autismo, el TDHA, el asma, las alergias o la dermatitis, entre otras. Y muchos padres se plantean añadir al tratamiento sintomático, otras opciones, eficaces y seguras, que trabajen de una forma más integral las causas de la enfermedad, teniendo en cuenta tanto su aspecto físico como psíquico.
El estilo de vida que llevemos, ya de pequeños, influenciará en nuestra salud presente y futura
Hay que tener en cuenta que los patrones de comportamiento y de nutrición se establecen en la infancia y que el estilo de vida que llevemos, ya de pequeños, influenciará en nuestra salud presente y futura. Uno de los objetivos del pediatra integrativo es educar a los padres, escuela y comunidad del pequeño paciente a llevar un estilo de vida saludable, con la intención final de empoderar a los niños para que sean una parte activa en su cuidado y que se responsabilicen de su salud.
La medicina homeopática puede ser muy beneficiosa para los más pequeños de la casa porque estimula la gran capacidad autocurativa de los niños, es decir, que el organismo recupere el equilibrio por sí mismo.
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Se trata al niño, no a la enfermedad
Por sus características farmacológicas, los medicamentos homeopáticos tienen pocas reacciones adversas nocivas. Por eso, son una buena opción para tratar a los niños desde el embarazo, la etapa prenatal, postnatal y durante su desarrollo y crecimiento.
En la homeopatía se tiene en cuenta la enfermedad diagnosticada y el niño, es decir, sus síntomas, sus sensaciones subjetivas particulares, su constitución física y psicológica y sus circunstancias vitales. Los medicamentos homeopáticos se pueden usar para un amplio abanico de afecciones diferentes ya que no se elige uno u otro tratamiento de acuerdo con un protocolo, sino que se busca la opción más adecuada de acuerdo con cada paciente.
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Enfermedades agudas
La homeopatía actúa especialmente rápido en los niños, sobre todo en el tratamiento de enfermedades agudas. La integración de la homeopatía en las consultas pediátricas ha ayudado a reducir casi a la mitad la prescripción de antiinflamatorios, psicotrópicos, broncodilatadores y antibióticos.
Los cólicos del lactante, el malestar por la aparición del primer diente o los trastornos del sueño, a las semanas de nacer, pueden desaparecer en poco tiempo con el medicamento homeopático adecuado. También se pueden tratar con homeopatía los problemas cutáneos como la dermatitis atópica, la psoriasis o el impétigo, logrando reducir o retirar los corticoides u otras medicaciones agresivas.
En el caso de los problemas asociados con la dentición, el tratamiento homeopático ayuda a mejorar no sólo la inflamación y el dolor de las encías sino también a reducir la ansiedad e irritabilidad que los acompaña.
La gastroenteritis aguda es una de las causas más frecuentes de consulta al pediatra. En la mayoría de las ocasiones, el origen es vírico y salvo hidratar y vigilar, desde el punto de vista convencional, poco más se puede hacer. Sin embargo, la homeopatía proporciona una serie de medicamentos (como Aloe Socotrina o Podophyllum, entre otros) que aumentarán la capacidad de defensa del sistema inmunológico del niño frente a la infección.
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Traumatismos
Durante la infancia, los golpes y las caídas son la primera causa de consulta en urgencias. Las contusiones, fracturas y heridas son, prácticamente, inherentes en el crecimiento y desarrollo de los niños y los medicamentos homeopáticos nos pueden ayudar a sobrepasar esta etapa de la mejor de las maneras. Conocidas son, por ejemplo, las propiedades analgésicas y antiinflamatorias de la Arnica. Otros medicamentos homeopáticos como Symphytum y Calcarea Phosphorica son de gran utilidad en las fracturas al acelerar y optimizar la formación del callo de fractura (unión de los fragmentos de la rotura) y Ruta Graveolens, en el caso de torceduras y esguinces.
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Trastornos crónicos o de repetición
Son frecuentes los niños que acuden a los servicios de urgencias porque presentan, de forma cíclica, resfriados, catarros, asma, otitis, bronquitis o amigdalitis que requieren de antibióticos o de antiinflamatorios para reconducir la situación. Los medicamentos homeopáticos son de gran utilidad en la prevención y en la disminución de las recidivas (repetición de una enfermedad poco después de terminada la convalecencia) en esos niños que no hacen más que ponerse enfermos y faltar a clase.
En el caso de los trastornos crónicos o de repetición, con el tratamiento homeopático se buscará fortalecer la capacidad que tiene el cuerpo para mantener y regular sus condiciones internas y activar la cascada de reacciones naturales que presenta cualquier organismo ante una agresión. El objetivo es lograr que las crisis repetidas sean cada vez más suaves y que se vayan espaciando en el tiempo y evitar que ese pequeño organismo reciba, de forma continua, medicación innecesaria o agresiva.
Los medicamentos homeopáticos son maravillosamente efectivos para los niños hiperactivos, porque ayudan a que estén más tranquilos y a regular mejor su energía. También son aconsejables para tratar situaciones emocionales como los terrores nocturnos o enfrentar sustos intensos, duelos y pérdidas o los celos ante la llegada de un nuevo hermano.
Aunque después de un tiempo de ver cómo se van resolviendo los cuadros agudos, los padres aprenden a administrarle a su hijo el medicamento que precisa en cada momento, es importante recordar que decidir el tratamiento homeopático adecuado requiere un conocimiento arduo y laborioso de la medicina homeopática clásica y que, por tanto, debe ser siempre supervisado por un profesional de la salud.