La adversidad forma parte de la vida. Es más fácil aprender a convivir con ella que pretender evitarla

Entrevista con la autora de ‘Somos fuerza: cómo vencer la adversidad y superar todas las crisis’, psicóloga y divulgadora y pese a no tener estrategia, como ella misma nos confiesa, un referente en redes sociales con más de 385.000 seguidores en @patri_psicologa. ¿La clave? Hacerlo desde la pasión y el rigor científico.

Patricia Ramírez

Durante la vida transitamos por múltiples estados o emociones: alegría, tristeza, serenidad…también por múltiples circunstancias: un despido, una ruptura amorosa, una pandemia mundial…sí, las crisis son casi inherentes a nuestra condición humana, la clave es saber enfrentarnos, surfear, aprender de ellas y superarlas.

Patricia Ramírez, más conocida como @patri_psicologa en las redes sociales, lleva más de 26 años dedicada a la psicología y fruto de su propia experiencia y de la pandemia mundial en la que vivimos, ha escrito ‘Somos fuerza’. Más que un libro, es un hilo de ariadna para salir del laberinto y vencer la adversidad. Porque está claro: las crisis no podemos evitarlas, hay que vivirlas, y si podemos hacerlo de una forma más consciente, respetuosa con nosotros mismos y despierta, pues mejor. Y así seguimos “pandémicos perdidos” y la autora ha pasado de estar sola, antes de la pandemia, a formar un equipo de 12 psicólogos y a ofrecer de forma gratuita una terapia grupal online los viernes.

Porque como ella misma dice que le recuerdan en consulta: “Patricia, nos lees la mente” y la respuesta es no, la respuesta es que todas las personas somos iguales, todos igual de vulnerables, más vulnerables en un momento determinado y menos en otro pero en consulta ella no lee la mente, empatiza con lo que la gente le pasa porque también le pasa a ella. Se abre en este libro y nos cuenta una de sus principales crisis como cuando perdió a su pareja a los 6 días de nacer su hija.

Vamos a empezar por el título del libro: ‘Somos fuerza’, es ya casi una declaración de principios o de la fuerza que encontraremos en el libro. ¿De dónde sale la fuerza en cada uno de nosotros?

La fuerza que todos tenemos para reaccionar sale de diferentes sitios, el primer lugar de dónde sale es de tener un propósito. Si yo hablo de mi crisis en la que pierdo a mi marido a los 6 días de nacer mi hija, mi fuerza ahí sale de mi hija, mi propósito en mi vida es sacar a mi hija adelante sola. La fuerza sale de tener un propósito, de tener una motivación, algo que salga de ti.

Y luego vienen muchos otros componentes que podemos entrenar y esto es muy importante porque la gente dice: “Yo eso no lo tengo”. Pues tranquila, lo puedes entrenar. Viene de aprender a dejar de quejarnos, la queja no es un lugar donde vayamos a encontrar soluciones. Debemos dejar la queja y localizarnos en qué podemos hacer, qué está bajo nuestro control y pedir ayuda.

Hay que pensar que una crisis casi siempre va a ser temporal, va a ser circunstancial en nuestra vida, y esa temporalidad hace que podamos mantener esperanza en el futuro. Sin esperanza perdemos la capacidad de seguir luchando

La fuerza también viene de cuidar cosas muy básicas nuestras: el autocuidado, dormir, hacer deporte…porque cuando uno entra en una crisis lo primero que hace es dejarse con la excusa de no tener tiempo o de atender solo lo urgente y lo importante. Es clave tener tiempo para aquellas cosas que van a ayudar a que nuestro estado de ánimo esté bien para poder seguir haciendo esas cosas tan urgentes y tan importantes. La fuerza viene ahí de muchos sitios.

Este libro es una herramienta, llena de consejos y posibles acciones concretas para vencer la adversidad y la crisis, ¿Se puede considerar un manual de fuerza?

Sí, es casi lo que uno tendría que poner en práctica o entrenar si se ve limitado o bloqueado durante una crisis porque habla de la parte que tenemos que aceptar, entender que la autocomplacencia es algo positivo y no una dejadez por nuestra parte, habla de buscar recursos, de lo importante que es mantener las rutinas, de vivir en el presente, cuando estamos en una crisis vivimos mucho en el pasado: ¿por qué hice esto?, ¿por qué tomé esta decisión?, ¿por qué confié?

De todas las herramientas que propones, entre muchas otras hay una caja de olvidos, una lista o una hoja de excel. ¿De qué depende que unas herramientas funcionen mejor o peor? ¿Hay situaciones concretas que requieren de herramientas concretas?

Más que de cada situación depende de cada persona, hay quién te dice que en una crisis está muy bloqueada y no sabe por dónde empezar y entonces tenemos que hacer una lista de qué cosas hay pendientes, cuáles dependen de ti, cuáles tenemos que aceptar, cuáles podemos empezar a trabajar en ellas. Y, en cambio, hay otro tipo de persona que no sale de la crisis porque no deja de rumiar en el pasado y ahí tenemos que hacer una caja de olvidos y dejar dentro todo aquello que está limitando que demos pasos hacia adelante, va a depender de qué cojea cada persona.

No podemos quitarle valor al problema de las personas, para cada persona, sea cual sea su problema, grande o pequeño, el libro le va ayudar a buscar alguna solución.

Este libro va dirigido a cualquier tipo de persona y a cualquier tipo de crisis. Tendemos a comparar los problemas de la gente en la sociedad con la intención de motivar: “Pero mujer, si eso no es nada, si tienes un marido que te quiere, si tenéis salud, si el covid no os ha afectado, ya vendrán ventas mejores,…”. Con esto lo que hacemos es confundir a la gente y hacerla sentir culpable de que estén sufriendo. Está claro que si comparamos problemas es mucho más problema alguien que se está muriendo que alguien que solamente ha perdido parte de sus ventas pero para esa persona ese es su problema y tenemos que acompañarla para que alivie su dolor.

En el libro hay un concepto transversal, encontrar el equilibrio entre lo que podemos y no podemos controlar, entre la dedicación, la fuerza o la actitud que le ponemos a algo. ¿Pero tenemos alguna señal que nos indique cuando tenemos que aflojar ante una determinada situación o adversidad?

Sí, las personas no solemos estar entrenadas para saber cuando nos estamos ‘pasando de rosca’ porque los síntomas que damos pueden confundirse con alguna otra enfermedad. Las señales que suelen indicarlo son: estamos más irascibles, perdemos más el autocontrol, gritamos más, contestamos peor, a veces tenemos alternaciones del sueño, perdemos nuestras rutinas saludables, al estar estresados comemos más, a deshora y poco saludable, dejamos de hacer cosas que nos sientan bien como meditar, porque no tengo tiempo o porque voy corriendo. Esos síntomas, incluso la fatiga y pérdida de vitalidad, tiene que alertarnos, y sobre todo si desencadenamos algún trastorno psicosomático que son alternaciones físicas provocadas por variables psicológicas: un brote de psoriasis, más dolores de cabeza, problemas digestivos, sensación de falta de aire, ec. Todo esto son síntomas de ansiedad.

Ante las crisis, no todo es actitud...

Esto es una de las tiranías que hay ahora en redes sociales. ‘El todo es actitud’. Corren muchas frases y muchos speakers sin la carrera de psicología que te dicen que el 100% de lo que nosotros tenemos o lo que controlamos es la actitud y esto es mentira.

La actitud es muy importante en la vida y muchas veces marca la diferencia pero tenemos que pensar que no todo el mundo tiene el mismo nivel socioeconómico, ni educativo, ni las mismas condiciones, ni los mismos neutrotransmisores, ni el mismo entorno. Partimos de diferencias y obviarlas y pedir actitud es incluso cruel

Un ejemplo, durante la pandemia en mi casa tenemos 4 hijos adolescentes y cada uno tiene su ordenador y su habitación y tenemos conexión a internet. Pues así es mucho más fácil seguir las clases que en una casa con 60 metros cuadrados con dos ordenadores en un salón, no le pidas la misma actitud a esos niños que a los míos porque no es justo, porque hay alguien que está en desventaja. Incluso en un ambiente muy favorecedor hay personas que sus neutrotransmisores no están bien y tienen tendencia a la vulnerabilidad o la depresión, pues tampoco pueden tener actitud y muchas veces incluso necesitan medicación.

Y más en la redes sociales que es tan fácil entrar a la comparación.

Tú ves familias perfectas, madres estupendas, sus hijos sonriendo, comiendo de una manera saludable y practicando deporte y tú en tu casa tirada en un sillón y tu hijo te acaba de dar dos voces haciendo que te sientas una auténtica basura. Yo siempre digo a la gente: “No te compares con una foto de instagram porque esa foto es un instante de la vida de una persona”. El instante no es reflejo de su vida sino solo un momento y de una parte que quieres mostrar. Hay una intencionalidad en esa foto, ni siquiera refleja el instante de su vida real sino la intencionalidad de ese instante.

No puedes estar exigiendo a la gente actitud sin conocer. Cuando tú sueltas estas frases, en las redes sociales hay gente que se siente muy vulnerable y está muy triste y de repente ven: todo es actitud. Si los speakers lo ponen pensando que van a motivar, no es verdad, van a hacer daño, se motivan 4 o 5 que ya tenían actitud y la tenían igual porque tienen una serotonina increíble o un ambiente muy favorecedor, o no lo tienen, pero tienen actitud.

Una recomendación es leer ‘Somos Fuerza’ y seguir a Patricia en redes sociales (@patri_psicologa), una cuenta llena de sentido común para los momentos de crisis en lo que olvidamos lo más cotidiano y sencillo de vivir. Una ayuda para momentos de adversidad con un formato rápido y claro: sus post-is. ¡Fuerza!
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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