Todos nos hemos sentido agobiados por el estrés y la preocupación. Ante cualquier circunstancia que interpretamos como una amenaza, experimentamos distintos síntomas de estrés; físicos, emocionales y cognitivos. Hay un síntoma típico que muchos hemos padecido, ¡el famoso dolor de estomago! ¿Sabes por qué te duele?
El sistema digestivo al servicio del estrés
¿Qué sucede en nuestro cuerpo si nos mantenemos en estado de preocupación permanente, pensando que algo malo está por sucedernos?
La respuesta de estrés se mantiene activada con sus mecanismos de ataque o lucha, por lo que es probable que cada vez tengamos menos energía disponible para que nuestros sistemas funcionen adecuadamente, además nos sobrevienen la fatiga y enfermedades. Esta respuesta de estrés debería ser de corta duración: detectar un peligro, atacarlo o alejarse y luego retornar a la tranquilidad.
Al cesar la amenaza el cortisol y la adrenalina tendrían que autorregularse. Antes era así, pero ahora vivimos en estado de alerta permanente, son muchas las preocupaciones que nos mantienen activados. Por esto es muy importante que aprendamos a autorregularnos y a evitar las preocupaciones.
7 Recomendaciones básicas para manejar el estrés y las preocupaciones
Enfócate en el presente, deja de adelantarte al futuro. Vive un día la vez.
Abandona el deseo de controlarlo todo, acepta las cosas que no puedes cambiar.
Evita magnificar las situaciones de estrés, valora las cosas en su justa medida.
Céntrate en tus fortalezas, deja de preocuparte por lo que no puedes hacer y potencia lo que sí puedes.
Mantén el equilibrio vida personal -trabajo y asegúrate un adecuado descanso.
Realiza actividades que te den bienestar y en las que fluyes, ten un pasatiempo que despeje tu mente.
Realiza con frecuencia alguna actividad física de tu agrado como caminar o nadar.