Un estudio plantea que estas mujeres son más propensas al aquello que las de derecha o de centro.
Un buen comienzo es clave, y en esto ellas pueden hacer mucho.
Las mujeres que más deseos tienen de ir a la cama son las que no tienen ninguna creencia religiosa, según demuestra un estudio hecho por el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología, que, además, plantea que aquellas que tienen tendencias políticas de izquierda son más propensas al aquello que las de derecha o de centro.
Esto, que parece trivial, está soportado en una encuesta hecha a 22.000 mujeres de 71 países en la que también se destaca que solamente el 10 por ciento de las entrevistadas tienen verdaderamente un deseo sexual hipoactivo, en contraste con cifras elevadas que en este sentido plantean otros estudios.
Y frente a las ganas, la investigación concluye que quienes se clasifican como poliamorosas “son las que tienen los niveles más altos de deseo, seguidas de cerca por las que tienen parejas estables pero no conviven con ellas”, lo que, de acuerdo con Francisco Cabello, director del citado instituto, propone una nueva estructura de relaciones para mantener viva la acción sobre el catre.
Al relacionar el apetito sexual con la orientación, el estudio reflejó que las bisexuales y las homosexuales son más deseosas que las heterosexuales, con las cuales se encuentran unas diferencias significativas. Algo que permite inferir que una mente más abierta libera más los estímulos eróticos.
Pero, del mismo modo, la muestra averiguó el comportamiento en la cama según el nivel de estudio de las participantes y concluyó de manera tajante que aquellas que presentan un mayor nivel de deseo son las que alcanzaron un título universitario, mientras que las más apáticas son aquellas que mostraron una formación básica.
Y si de profesiones se trata, las mujeres que menos entusiasmo muestran a la hora de poner en acción su departamento inferior son las amas de casa, lo cual ya había sido evidenciado en otro tipo de encuestas.
Después de leer con detenimiento el análisis del citado instituto, reitero que respeto mucho a quienes se dedican a cuantificar y cualificar el quehacer de la gente bajo las sábanas. Y si bien sus resultados pueden ser interesantes, a mi modo de ver no son más que otra muestra de querer estereotipar un comportamiento natural que puede ser tan variado como personas existen.
Insisto, sobre la cama no hay nada escrito, y los polvos de cada quien, por lo general, no respetan estas estadísticas. Para mí son meros datos.