El cansancio en el trabajo puede llevarte a querer abandonar tus sueños, a sufrir unos niveles de estrés innecesarios y a un fuerte agotamiento emocional
El conocido síndrome del burnout, que vendría a ser el equivalente a lo que desde siempre se ha conocido como “estar quemado” en el trabajo, es mucho más común de lo que imaginas. En el peor de los casos puede estar detrás de patologías tan graves como un infarto de miocardio y de dolencias algo más leves como jaquecas diarias. Incluso puede llegar a incapacitar de forma permanente y absoluta a una persona para desarrollar cualquier tipo de trabajo.
La falta de entusiasmo, sumergirse en la más absoluta tristeza o en la indiferencia hacia los demás, perder nuestra autoestima o caer en un constante flujo de pensamientos negativos son algunos de los síntomas que se padecen cuando sufrimos burnout. Se trata de un mal silencioso pero implacable y que muy a menudo se esconde en el ambiente laboral, hasta que las señales se vuelven tan evidentes que pueden conducir a la dimisión o al despido.
Afortunadamente, este año la Organización Mundial de la Salud ha reconocido al fin esta dolencia como una enfermedad profesional, algo que entrará en vigor a partir de 2022. Según valoraba Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), esta resolución “dará mayor visibilidad a algo que se ignora en bastantes ocasiones en nuestra sociedad, que son las reacciones emocionales que nos hacen sufrir y enfermar”.
Este síndrome, aunque resulte difícil de creer, es cada vez más común entre los trabajadores de cualquier sector y se ha visto acentuado por la crisis y las nuevas formas de trabajo que surgen con la revolución tecnológica que vivimos. Tal y como registró un estudio realizado por Cinfasalud y avalado por SEAS, alrededor del 60,3% de los trabajadores se sienten estresados debido a la carga de trabajo, mientras que cerca del 30% se sienten así debido a la relación con sus jefes o sus compañeros, y más del 25% ante el miedo de no estar a la altura de las expectativas.
En ocasiones nos cuesta reconocer los síntomas que demuestran que las circunstancias de nuestro trabajo nos provocan un estado de ansiedad o depresión. Por esta razón, conviene detectar las causas de esa situación y consultar, si es necesario, al médico de cabecera o a un especialista. Estas son 8 de las muchas señales que indican que tu trabajo te está quemando:
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Insatisfacción por los logros propios
Se caracterizan por una desilusión dolorosa hacia los logros personales. Disminuye la autoestima, aumenta el estrés y se puede llegar a padecer depresión, con sensaciones tan fuertes como la falta de sentido hacia la propia vida
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Mal humor y apatía
Todos tenemos días malos, pero si esos días se repiten con demasiada frecuencia y notamos que tenemos constantemente un humor de perros, es muy probable que el trabajo tenga mucho que ver.
3/7
Sensación de querer escapar
¿Miras con mucha frecuencia el reloj y tienes la sensación de que el tiempo parece no avanzar? Entonces puede que no te guste lo que haces o, peor aún, que el trabajo y las circunstancias que lo rodean estén pudiendo contigo.
4/7
Agotamiento emocional
Cansancio y fatiga, tanto mentales como físicos. La persona experimenta la sensación de que no puede dar más de sí misma a nadie más.
5/7
Dificultad para concentrarse
Si tienes la sensación de que cometes más errores que antes, te equivocas en tareas sobre las que solías tener el control, o se te pasan cosas por alto, quizás sean signos de que estás quemada en el trabajo.
6/7
Dormir mal
Si tu calidad de sueño, o más aún, la cantidad de horas que descansas, se ve resentida continuamente por las vueltas que damos al trabajo en la cama, es también señal inequívolca de que nuestro trabajo nos está quemando.
7/7
Falta de autoestima
Este punto está relacionado con la sensación de que se nos escapan tareas que antes podíamos realizar sin problema, y puede repercutir, a su vez, en que nos aislemos del resto de nuestros compañeros y nos sintamos cada vez más solos en el trabajo.