Una de las preocupaciones más apremiantes para los padres es que sus hijos puedan iniciarse en el consumo de cualquier tipo de drogas. La prevención es sin duda la estrategia más efectiva; sin embargo, los adolescentes resultan vulnerables y son susceptibles a cualquier influencia negativa que los lleve al consumo de drogas. ¿Qué hacer si ya nuestro hijo o hija ha empezado a consumir drogas? ¿Cómo debemos actuar los padres?
Como padres nos enfrentamos a muchos desafíos para cumplir nuestro rol de formadores y criar a nuestros hijos de la mejor manera. Sin duda uno de los mayores retos que asumimos es educar hijos responsables, maduros, independientes y con autoconfianza. En definitiva, los padres queremos criar hijos sanos y felices.
Buscamos que nuestros hijos tengan una buena vida. Muchas veces nos esmeramos en darles comodidades y en complacerlos creyendo que así les demostramos nuestro amor, nos volvemos permisivos y consentidores. A veces damos por sentado que nuestros hijos por tenernos como padres, por asistir a un colegio o universidad, están resguardados del uso y abuso de cualquier droga. No siempre es así.
Puede pasar que el o la adolescente sea víctima de manipulación de amigos o desconocidos. Que desee experimentar por curiosidad o como expresión de rebeldía y en desconocimiento del riesgo que acarrea. Si comienza a usar drogas, tenemos que atender esa situación de forma expedita y sin titubeos. La atención temprana es primordial.
Como padres debemos estar atentos a nuestros hijos. Conocer sus hábitos, rendimiento académico, grupo de amistades, actividades en las redes sociales, saber qué postea, qué nuevos amigos tiene, conocer a los padres de sus amigos cercanos. Involucrarnos en sus intereses y metas.
Signos de alarma
Hay indicios que deben encender nuestras alarmas con respecto a un posible inicio en el consumo de drogas, por ejemplo:
Ha desmejorado su aspecto personal, tiene ojeras, nariz irritada, se cubre los brazos.
Frecuenta un nuevo grupo de amigos y se niega a dar detalles de quiénes son y qué hacen.
Muestra cambios de conductas en sus horarios de llegada, falta a clases o a sus actividades de rutina.
Perdió interés por los estudios. Tiene conductas irresponsables.
Muestra alteraciones en su carácter habitual, tiende al aislamiento, permanece demasiado tiempo en el baño.
Ha empezado a tener gastos extras y se enreda para justificarlos con mentiras y excusas.
A veces la situación está ante nuestros ojos y nos negamos a verla. ¡Cuidado! Cuando se trata de nuestros hijos, negar o evadir el problema del consumo de drogas no es una opción. Al primer indicio o sospecha, es hora de actuar.
¿Qué debemos hacer cuando sospechamos que nuestro hijo o hija ha empezado a consumir drogas? ¿Cómo podemos averiguar si consume? ¿Cuáles son esas primeras acciones para ayudarlos? ¿Qué debemos hacer y decirle? ¿Qué hacemos si llega drogado a casa? ¿Cuál es la mejor forma de abordar esa situación para lograr nuestro cometido de rescatar a nuestro hijo de este flagelo? Es importante saber manejar difíciles etapas de los hijos en la adolescencia.
10 consejos sobre cómo actuar si sospechas que tu hijo consume drogas
Revisa tu propio comportamiento. Como padres siempre queremos hacerlo lo mejor posible, pero a veces descuidamos aspectos importantes. ¿Estamos demasiado tiempo en el trabajo? ¿Pensábamos que nuestro hijo/a ya podía tener más de libertad y hemos descuidado los límites? Ten autocrítica y si tienes que hacer algún cambio positivo en pro de acercarte a tu hijo, hazlo.
Propicia un encuentro con tu hijo/a. Escoge el mejor momento, nunca si está intoxicado. No se trata de un encuentro solo físico, sobretodo debe ser un encuentro afectivo. Acércate desde tu amor incondicional. No valen las actitudes persecutorias, tampoco dramatizar ni se hacerse la víctima.
Empieza reconociendo tus propias fallas u ofreciendo la oportunidad para recibir retroalimentación de tu hijo/a acerca de cómo te ve como padre/madre. Si se niega, insiste desde la honestidad de querer ser mejor y demuéstrale que has reflexionado y estás dispuesto a cambiar.
Solicita ser escuchado. Describe las conductas que han disparado tus alarmas. Evita juicios, no reproches ni culpes. Limítate a describir las conductas inadecuadas y sus consecuencias. Si te evade, insiste. Mientras más temprano se atienda el problema más rápido se alcanzará la solución.
Haz preguntas que le demuestren que estás ahí para ayudarle y no en actitud de interrogatorio o persecución. ¿Qué te está pasando? ¡Quiero ayudarte! ¿Te das cuenta de lo que te sucede? ¡He visto que algo te pasa!
Practica la escucha, tu hijo tiene algo que decirte. Si te critica o culpa, no te defiendas. Sus respuestas te indicarán si tiene consciencia de su problema de consumo. Es probable que al principio intente negar la situación. Persiste desde tu amor incondicional. Mantente firme en que drogarse es una conducta autodestructiva. Confróntalo con los hechos.
Ayúdale a darse cuenta del peligro, el uso por “curiosidad” o “experimental” de las drogas acarrea riesgos de adicción. Establece pautas y límites conductuales. Busca acuerdos y muestra firmeza al rechazar tal conducta.
Evalúe las causas o razones para poder atacarlas con efectividad. Pueden ser de tipo social o personal: ¿Presión de los amigos?, inseguridad, baja autoestima, soledad, ocio.
Busca maneras creativas de apoyarlo y de generar opciones que le resulten atractivas. Haz los ajustes que sean necesarios para reorientar su conducta.
Busca ayuda de un especialista si consideras que el consumo de tu hijo/a va más allá de lo esporádico y curiosidad propia de su edad.
Cuéntanos, ¿qué consejos has puesto en práctica en el caso de que hayas afrontado esta situación? ¿Cuáles fueron los resultados?
¡Mantente alerta y habla con tu hijo!