La ansiedad es una respuesta compleja, con la función de preparar a la persona para evadir o enfrentar un peligro, ya sea ser real o imaginario. Es anticipatoria, se manifiesta como una preocupación o un miedo a algo que todavía no ha llegado. Para reducir la ansiedad existen técnicas que nos ayudan a tener un mejor control, en el caso de que nuestras respuestas propicien una posible disfunción.
La ansiedad es una respuesta adaptativa cuando nos permite anticiparnos a una situación que nos pondría en riesgo. Y, por el contrario, se nos convierte en un trastorno, que puede llegar a ser grave, cuando esa preocupación por un posible peligro, que a lo mejor nunca llega, afecta nuestro funcionamiento normal y cotidiano.
Cuando estamos ansiosos dejamos de vivir en el presente para estar pendientes de un futuro improbable.
¿Qué hacer cuando la ansiedad socaba nuestra paz? ¿Cuando secuestra nuestros pensamientos, los llena de fantasías catastróficas y nos quita el sueño?
Para controlar sus efectos perniciosos te sugerimos poner en práctica estas sencillas técnicas:
Mindfulness
No dejes que tus pensamientos divaguen al futuro. La atención plena o consciente nos permite enfocar la mente en el momento presente. Un modo sencillo de lograrlo es concentrarse en la respiración. Inhala y exhala.
Aprende a relajarte
Toma consciencia de tus músculos tensos, donde sientas dolor, quizá en la espalda, los hombros, el cuello o la zona lumbar. Identifica las zonas donde estás más tenso, toma una respiración profunda y a medida que exhalas relaja tus músculos. Repite tantas veces como sea necesario.
Ocupa tu cuerpo y tu mente
Identifica una actividad que te genere bienestar, puede ser practicar tu deporte favorito o tener un hobby, por ejemplo, armar rompecabezas. Dedícale al menos media hora al día, todos los días.
Practica disciplinas para desarrollar autocontrol
Por su naturaleza el taichí, el yoga y la meditación te ayudan a desarrollar autocontrol. Esta es una respuesta alternativa a la ansiedad.
Mantén buenos hábitos de sueño y alimentación
Descansa. Cuida los horarios y la cantidad de comida que ingieres. La voluntad es la mejor herramienta y depende solo de ti. ¡Ánimo!
Los pensamientos no son hechos
En vez de anclarte en los pensamientos que te hacen daño, atrévete a desmontarlos. Desafía tus pensamientos catastróficos sobre el futuro y confróntalos con la realidad. Recuerda que tus pensamientos te pertenecen y puedes cambiarlos.
Desensibilízate
Utiliza tus pensamientos a tu favor. Divide ese hecho que te atemoriza en pequeños eslabones hasta que construyas toda la cadena en tu mente.
Piensa. Ve de lo menos atemorizante hasta lo que te cause mayor ansiedad. Entre un pensamiento catastrófico y otro, detente y relájate, respirando lenta y profundamente. Repite la experiencia tanto como sea necesario hasta que domines tus pensamientos y no ellos a ti.
Identifica tus miedos y enfréntalos, esta vez en la vida real
Comparte tus angustias y preocupaciones con una persona amiga que te escuche y acompañe en el proceso. Es hora de hacerte cargo, no sigas evitando, ¡ánimo, atrévete!
Si pasado un tiempo prudencial, no logras liberarte de la ansiedad, es hora de acudir a un profesional que te acompañe en un proceso de cambio. Recuerda que eres responsable de tu calidad de vida.