Diez recomendaciones para prevenir el cáncer


El cáncer es una causa importante de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Y, el cáncer de mama, en particular, es considerado el tumor más frecuente presente en las mujeres occidentales. Las enfermedades oncológicas son responsable de una de cada ocho muertes en todo el planeta. En este artículo te doy recomendaciones para prevenir el cáncer basadas en la evidencia.

Como una enfermedad con un alcance verdaderamente global, el cáncer ha afectado a la mayoría de las personas de manera personal. Por esta razón, la investigación de sus causas y tratamiento es un centro de atención por parte de la comunidad científica. En este momento existe un sentimiento colectivo de entusiasmo y esperanza dentro de la comunidad de investigación del cáncer que no se ha visto en muchos años.

Los pacientes con cáncer muestran respuestas prometedoras y, en ocasiones dramáticas, a los nuevos tratamientos, sobre todo a la inmunoterapia. Muchos tipos de cáncer son genéticamente más complejos de lo que se creía.

Además, los genomas de las células cancerosas evolucionan rápidamente en respuesta a las presiones ambientales; una característica que permite a las células desarrollar resistencia a los medicamentos.

Es importante destacar que esta nueva apreciación de la complejidad del cáncer está reorientando nuestra atención hacia la prevención y la detección temprana, áreas de investigación que ahora tienen una gran relevancia.

Es por esto que debemos estar al tanto de una promoción de salud activa. La información pertinente y unas pautas a seguir, basadas siempre en la evidencia y el estudio serio de la enfermedad, pueden sernos de mucha utilidad para disminuir el impacto del cáncer en nuestra población.
¿Por qué necesitamos recomendaciones para prevenir el cáncer?

Es claro que la mayor esperanza de vida que tenemos y la longevidad harán que se presenten más diagnósticos de cáncer en un futuro cercano. Pero, gracias a un diagnóstico y tratamiento oportuno, muchas personas sobrevivirán.

Esto se debe en gran parte a los esfuerzos que se vienen haciendo en promoción de hábitos saludables y detección del cáncer en etapas iniciales. Estas utilizan diferentes herramientas educativas que cada vez son más populares y accesibles a las diversas poblaciones.

Vemos, pues, cómo el enfoque actual en la guerra contra el cáncer está dirigido a la promoción de hábitos saludables y conductas para la prevención del cáncer. Entidades como el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer y el Instituto Estadounidense para la Investigación del Cáncer (AICR), nos presentan sus recomendaciones para prevenir el cáncer en un estilo de vida apropiado para prevenir las enfermedades oncológicas.

Ahora contamos con un nuevo informe que ha revisado todos los datos de los últimos 30 años. Incluyendo dieta, peso, actividad física y cáncer, confirmando lo que se venía sospechando. Efectivamente, existe un vínculo importante entre las diferentes formas de cáncer y el estilo de vida.

Dicho trabajo nos proporciona recomendaciones actualizadas y basadas en la evidencia sobre cómo reducir el riesgo de padecer cáncer. El estudio escudriña minuciosamente la literatura y consigue extractar 10 recomendaciones para prevenir el cáncer muy valiosas. 

Según afirmaciones del Dr. Nigel Brockton, PhD, director de investigación en el American Institute Cancer Research (AICR), cada una de esas recomendaciones se fundamenta en el estudio de factores; para estos hay una fuerte evidencia de aumento o disminución de riesgo a desarrollar cáncer, y hacen parte de un plan de “vida saludable”.
El informe se encarga de revisar los datos de 51 millones de personas, incluyendo 3,5 millones de casos de cáncer en 17 lugares de atención de dicha enfermedad.

Por ejemplo, la obesidad se asoció fuertemente con el riesgo de cáncer en el segundo informe. Además, la solidez de la relación se ha mejorado en el tercer informe a través de estudios que muestran una asociación significativa con el riesgo de un número creciente de tipos de cáncer. 

Aún más impresionante es la evidencia derivada de estudios conjuntos, lo que permite una investigación más profunda del impacto de la dieta y el ejercicio en subgrupos o subtipos de cánceres específicos.

Otro dato interesante es que este informe está de acuerdo con los resultados de una reciente investigación publicada en la revista Lancet (Diabetes y Endocrinología). Esta concluye que el sobrepeso y la obesidad es la causa de al menos 12 tipos de cáncer en el ser humano. Como el cáncer de hígado, ovario, próstata (avanzado), estómago (cardias), orofaringe, colorrectal, mama (posmenopausia), vesícula biliar, riñón, adenocarcinoma de esófago, páncreas y endometrio.

El Dr. Brockton enfatizó en que el resultado del informe actual es más sólido que nunca. El nuevo documento se basa en datos de mayor calidad, principalmente de estudios de seguimiento (prospectivos) de cohortes y ensayos controlados aleatorios; con el nivel más alto de evidencia.

Esto último quiere decir que es bastante fiable y todos deberíamos estar adecuadamente informados y poner en práctica las 10 medidas preventivas para el cáncer. Se trata de medidas prácticas y alcanzables que todos pueden tomar para reducir el riesgo de cáncer. Aunque cualquier pequeño paso que las personas puedan tomar ayudará, las recomendaciones para prevenir el cáncer pretenden ser un paquete de estilo de vida general.
1. Mantener un peso corporal saludable

Mantengamos un peso corporal saludable. Dada la evidencia particularmente sólida de que una mayor cantidad de grasa corporal está ligada a la aparición de muchos cánceres. Además, es fundamental mantener los valores normales de nuestro perímetro abdominal y evitar a toda costa la llamada obesidad central. Les recuerdo que para las mujeres el perímetro abdominal normal es 88 centímetros y en el hombre, 102 centímetros.
2.Mantener la actividad física en el tiempo

Mantengámonos físicamente activos como parte muy importante de nuestra vida cotidiana: caminemos más y sentémonos menos. La actividad física protege contra el cáncer de colon, mama y endometrio. También hay una fuerte evidencia de que la actividad física ayuda a prevenir el exceso de peso y la obesidad. Por lo tanto, la actividad física también puede contribuir indirectamente a un riesgo reducido de cánceres relacionados con la obesidad.

Hay evidencia convincente de que el tiempo excesivo de pantalla es una causa de aumento de peso, sobrepeso y obesidad en niños y adultos. Por ejemplo, pasar mucho tiempo sentados frente a la televisión, pantallas de los computadores y el uso desmedido de otros dispositivos electrónicos.

Y, como lo dije antes, una mayor gordura corporal es causante de muchos cánceres. El sedentarismo, más el consumo de calorías exageradas mientras vemos la televisión o hacemos un atracón con nuestras series favoritas, puede hacer desastres con nuestro cuerpo. 
Las personas cuyo trabajo es sedentario deben tener especial cuidado para desarrollar alguna actividad física en sus vidas cotidianas. Las recomendaciones para prevenir el cáncer son claras en cuanto a la actividad física.

La OMS aconseja a los adultos mantenerse activos a diario y participar en al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada semanal. Al menos 75 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa durante toda la semana o una combinación equivalente de moderada y actividad de intensidad vigorosa.

Para tener un impacto significativo en el control del peso, se requieren niveles más altos de actividad física. Es bueno 45 a 60 minutos de intensidad moderada por día, al menos cinco días de la semana. Los niños y jóvenes de 5 a 17 años necesitan acumular diariamente al menos 60 minutos de actividad física de intensidad moderada a vigorosa.

Las actividades de intensidad moderada incluyen caminar rápido, andar en bicicleta, tareas domésticas, jardinería y ciertas ocupaciones (trabajo físicamente activo), así como actividades recreativas (por ejemplo, natación, boxeo, artes marciales y baile).

Ejemplos de actividades de intensidad vigorosa incluyen correr, natación rápida, ciclismo rápido, aeróbicos, entrenamientos con intervalos de alta intensidad y algunos deportes de equipo.
3. Consumir una dieta rica en cereales integrales, verduras, frutas y legumbres

Se ha evidenciado que el consumo de cereales integrales y los alimentos que contienen fibra dietética protegen contra el cáncer colorrectal y contra el aumento de peso.

También se ha demostrado que el consumo de vegetales, frutas sin almidón, y algunos de sus componentes, reduce el riesgo de una variedad de cánceres y protege también contra el sobrepeso y la obesidad.

Aunque la evidencia de vínculos entre cánceres individuales y el consumo de vegetales, frutas sin almidón o sus componentes es limitada, el patrón de asociación y la dirección del efecto son consistentes, y en general la evidencia es más persuasiva de un efecto protector.

Se ha señalado que el mayor riesgo es para las personas que consumen poca o ninguna cantidad de vegetales o frutas sin almidón, con una tendencia menos clara a aumentar los beneficios con un mayor consumo. Así que, para resumir, los expertos recomiendan consumir una dieta rica en granos integrales, vegetales, frutas, semillas, legumbres (frijol, garbanzo, lenteja).

Consume una dieta que proporcione al menos 30 g/d de fibra de fuentes alimentarias. Recuerda incluir en la mayoría de las comidas alimentos que contengan cereales integrales, verduras sin almidón, frutas y legumbres (legumbres) como frijoles y lentejas. Además, consumir una dieta rica en todo tipo de vegetales que incluya al menos 5 porciones (al menos 400 go 15 oz en total) de una variedad de verduras y frutas sin almidón todos los días.

Si come raíces y tubérculos con almidón como alimento básico, también coma verduras, frutas y legumbres con regularidad, si es posible. Un dato para tener en cuenta: Existe una fuerte evidencia de que un mayor consumo de contaminación por aflatoxinas es una causa de cáncer de hígado. No consuma cereales mohosos (granos) o legumbres.
4. Limitar el consumo de “comidas rápidas” y otros alimentos ultraprocesados con alto contenido de grasas, almidores o azúcares

Reduce al máximo el consumo de comidas rápidas y otros alimentos procesados ricos en grasas saturadas o hidrogenadas (o que sea un consumo muy ocasional y en pequeñas porciones).

Las “comidas rápidas” son ​​ricas en grasas, almidones, granos refinados o azúcares, y se asocian con el sobrepeso y la obesidad. Además, la elevada carga glucémica probablemente causa cáncer endometrial independientemente de su efecto sobre el peso corporal.

Se recomienda encarecidamente limitar en lo posible el consumo de almidones (patata, yuca, ñame, boniato, arroz blanco, harinas refinadas, etc.). Así como azúcares (jarabe de maíz, miel de abejas, panela, azúcar de mesa, miel de agave, mermelada, dulces, etc.) Preferir siempre los cereales integrales en cantidades apropiadas según el grado de actividad diaria.

Dentro del grupo de comida rápida o comida chatarra podemos incluir: muchos platos pre-preparados, bocadillos, comidas de panadería, postres, papas fritas, pizza, pollo frito o apanado y confitería (dulces de todo tipo).

Un patrón integrado de dieta saludable y ejercicio se combinan para crear un ambiente interno saludable del hospedador o un estado metabólico. Este, con el tiempo, hace que las células de una variedad de tejidos sean menos susceptibles a la acumulación de alteraciones del ADN que son fundamentales para la cascada de carcinogénesis. 

La dieta y la nutrición son variables ambientales, sin embargo, la digestión y el metabolismo del huésped son altamente adaptables; con la excepción de una franca deficiencia o toxicidad de nutrientes, la homeostasis se mantiene notablemente bien con una dieta saludable. 

Desafortunadamente, grandes segmentos de la población mundial siguen eligiendo un patrón dietético que incluye comestibles ultraprocesados, ricos en carbohidratos refinados y grasas, pero relativamente bajos en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales densos en nutrientes. 

Este patrón dietético combinado con un comportamiento sedentario está contribuyendo a una epidemia de obesidad. Es probable que, a lo largo de la vida, tal patrón dietético haga hincapié en los mecanismos homeostáticos y comprometa la resistencia del huésped y la capacidad de soportar procesos procarcinogénicos internos y externos.
5. Si se come carne roja, limitar su consumo y evitar en lo posible la ingesta de embutidos, si se consumen

Se recomienda reducir el consumo de las carnes rojas, como la de vaca, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra. En el caso de la carne procesada, es decir la que ha sido transformada antes de llegar al consumidor, como es el jamón, salami, tocino, las salchichas de frankfurt o el chorizo. Las recomendaciones para prevenir el cáncer van más allá y reclaman un consumo mínimo, si es que este se produce.

Las pruebas sobre la carne procesada y el cáncer son claras. Las carnes procesadas suelen tener un alto contenido de sal, lo que también puede aumentar el riesgo de hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares. Existe una fuerte evidencia de que el consumo frecuente de carne roja y el consumo de carnes procesadas están ambas relacionadas con la aparición de cáncer colorrectal.

Alrededor del 21% de cánceres intestinales son atribuibles al consumo de carnes rojas y procesadas. Julio Basulto en su libro “Dieta y cáncer” recomienda no superar las tres raciones semanales de carne roja entre 350-500 gramos de peso tras la cocción ( entre 12-18 onzas).En opinión de los autores del libro, un consumo máximo de dos raciones semanales de carne roja es una cifra sensata.
6. Limitar el consumo de bebidas azucaradas

El consumo regular de bebidas azucaradas es una causa de sobrepeso y obesidad, ya que aumenta el riesgo de ingesta excesiva de energía en relación con el gasto. Es muy importante limitar al máximo el consumo de bebidas endulzadas con azúcar y consumir agua y bebidas sin azúcar.

Las bebidas endulzadas con azúcar se definen aquí como líquidos endulzados mediante la adición de azúcares libres, como sacarosa, jarabe de maíz con alto contenido de fructosa y azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los zumos de frutas y el concentrado de jugo de fruta.
Una mayor gordura corporal está muy relacionada con muchos tipos de cánceres.

Esto incluye, entre otros, gaseosas, bebidas deportivas, bebidas energéticas, aguas endulzadas, leches endulzadas, agua de cebada y bebidas a base de café y té con azúcares o jarabes añadidos.

La mayoría de lácteos procesados para consumirse como postres llevan azúcares añadidos, por lo que su consumo varias veces al día aumenta el riesgo de sobrepeso, diabetes y caries. La leche sin edulcorantes añadidos no se ha comprobado que sea inflamatoria o cancerígena. Por el contrario, hay evidencias sólidas de que es probable que el consumo de lácteos se relacione con un menor riesgo de cáncer colorrectal.
7. Limitar el consumo de alcohol

Limita el consumo de alcohol. Para la prevención del cáncer, lo mejor es no beber alcohol. Beber alcohol es la causa de muchos cánceres como cánceres de la boca, faringe y laringe, esófago (carcinoma de células escamosas), hígado, colon y mama (postmenopausia).

El consumo de bebidas alcohólicas también es, probablemente, una causa de cáncer de estómago y cáncer de mama premenopáusico. La evidencia disponible en actualidad sobre el cáncer justifica la recomendación de no consumir bebidas alcohólicas.
8. No usar suplementos para la prevención del cáncer

Existen pruebas sólidas de ensayos controlados aleatorios de que las altas dosis de suplementos de betacaroteno pueden aumentar el riesgo de cáncer de pulmón en algunas personas. No hay pruebas sólidas de que los suplementos dietéticos, aparte del calcio para el cáncer colorrectal, puedan reducir el riesgo de cáncer.

Los suplementos dietéticos en dosis elevadas no se recomiendan para la prevención del cáncer. Recordemos que un suplemento dietético es un producto propuesto que contiene un “ingrediente dietético” destinado a lograr niveles de consumo de micronutrientes u otros componentes alimenticios más allá de lo que generalmente se puede lograr solo con la dieta. 

En poblaciones con suministros de alimentos seguros y acceso a variedad de alimentos y bebidas, los suplementos dietéticos generalmente son innecesarios para la prevención del cáncer cuando las personas siguen estas recomendaciones.
Entre las recomendaciones para prevenir el cáncer hay que mencionar que una persona sana debe satisfacer sus necesidades nutricionales solo a través de la dieta. 

Además, en las dietas, los nutrientes generalmente están presentes con otras sustancias bioactivas y en combinaciones que a menudo no se encuentran en los suplementos “múltiples”. 

Sin embargo, los suplementos dietéticos, además de dietas variadas, a veces pueden ser beneficiosos para grupos específicos de la población. Los ejemplos incluyen lo siguiente
Vitamina B12 para personas mayores de 50 años que tienen dificultades para absorber la vitamina B12 de origen natural.
Suplementos de hierro y ácido fólico para mujeres que pueden estar o están embarazadas.
Suplementos de vitamina D para niños pequeños, para mujeres embarazadas y lactantes, aunque las recomendaciones específicas para la suplementación con hierro y vitamina D varían según los países.

El asesoramiento para las personas que, debido a una deficiencia vitamínica, podrían beneficiarse de la administración de suplementos, se recomienda en un entorno clínico por un profesional de la salud debidamente calificado.
9. Amamantar a los bebés, si las madres puedes

La lactancia materna es buena tanto para la madre como para el bebé. Esta recomendación se alinea con el consejo de la Organización Mundial de la Salud que recomienda que los bebés sean amamantados exclusivamente durante 6 meses, y luego hasta los 2 años de edad o más, junto con los alimentos complementarios apropiados.

La ‘lactancia materna exclusiva’ se define como dar a un bebé solo leche materna y nada más: ningún otro líquido o alimento sólido, ni siquiera agua.

Sin embargo, permite que el bebé reciba solución de rehidratación oral, gotas o jarabes que contienen vitaminas, minerales, suplementos o medicamentos. Existe una fuerte evidencia de que la lactancia ayuda a proteger contra el cáncer de mama en la madre y promueve un crecimiento saludable en el niño.
10. Después de un diagnóstico, seguir las nueve recomendaciones anteriores

Consulta con tu profesional de la salud para que determine con exactitud qué medidas específicas se deben tomar en cada caso. Todos los sobrevivientes de cáncer deben recibir una buena atención nutricional, psicológica y orientación sobre la actividad física de la mano de profesionales capacitados.

A menos que se indique lo contrario, y si es posible, se recomienda a todos los sobrevivientes que sigan las recomendaciones para prevenir el cáncer tanto como sea posible después de la etapa aguda de su tratamiento. Los sobrevivientes son personas que han sido diagnosticadas con esta enferemedad y están incluidas las que se han recuperado de la enfermedad.
¿Para qué seguir estas recomendaciones para prevenir el cáncer?

El cáncer conlleva una gran carga personal, no solo para quienes padecen la enfermedad, sino también para sus familiares y cuidadores, y con frecuencia hay un costo económico de enfermedad. La prevención del cáncer y otras enfermedades no transmisibles es, por lo tanto, uno de los desafíos sanitarios más importantes del siglo XXI.

Un enfoque racional para la prevención del cáncer requiere una comprensión de sus causas y los comportamientos que determinan si las personas están o no expuestas a ciertos factores de riesgo.

Igualmente, requiere una comprensión de los factores determinantes del comportamiento y hábitos de las personas; los que impulsan a las personas a comportarse como lo hacen, y cómo influir en ellos.

Las 10 recomendaciones para prevenir el cáncer describen una forma de vida y hábitos saludables de los que se puede esperar con confianza que reduzcan el riesgo de cáncer y otras enfermedades severas y no trasmisibles como la obesidad, la enfermedad cardiovascular, diabetes tipo dos, la depresión y algunos problemas neurológicos relacionadas con la actividad física y hábitos alimenticios.
Escucha aquí a la Dr. Iris Luna hablando sobre “Dieta y cáncer” y aprende más sobre las recomendaciones para prevenir el cáncer
Una charla con Julio Basulto, nutricionista y escritor

Sin embargo, las recomendaciones no se deben seguir de manera aislada, cada una tiene relevancia para las demás, y hay interacciones entre las exposiciones que abordan. Por lo tanto, es prudente considerar las 10 recomendaciones como una prescripción para una forma general de vida. 

Además de las diez recomendaciones para el 2018 dadas por la Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer y el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, vale la recordar el papel tan nocivo del tabaco sobre nuestro organismo, pues juega un papel primordial en la aparición del cáncer en las vías aéreas (pulmón), vejiga y riñón.

Tampoco debemos olvidar la importancia de cuidarnos del sol (exposición directa y prolongada a los rayos ultravioleta) para prevenir el cáncer de piel, ni de la recomendación de las vacunas para prevenir el virus de la Hepatitis B y el Virus de Papiloma Humano (VPH). Esta última medida puede ayudar a disminuir la incidencia de cáncer de hígado y de cuello uterino.
Estas recomendaciones para prevenir el cáncer son basadas en la evidencia

Las personas diagnosticadas con cáncer tienen muchas más posibilidades de sobrevivir a largo plazo ahora que en décadas pasadas. La terapia del cáncer es cada vez más compleja, y el papel de la dieta, la nutrición y la actividad física como complemento de la terapia, con el objetivo de mejorar la eficacia del tratamiento y reducir la toxicidad aguda y a largo plazo de la cirugía, la quimioterapia, la radiación y la gran variedad de terapias biológicas es fundamental para el éxito.

Una vez finalizada la terapia curativa del cáncer, las personas a menudo experimentan un “momento de enseñanza” y se sienten motivadas para realizar cambios en la dieta y el estilo de vida para mejorar la salud y el estado físico, la calidad de vida y la supervivencia

Es papel de los médicos, nutricionistas y del sistemas de salud en general, integrar a la perfección las intervenciones en la dieta y el estilo de vida en los programas de atención médica y de supervivencia al cáncer a fin de brindar a los sobrevivientes pautas y estrategias de seguimiento eficaces basadas en la evidencia.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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