El dolor de espalda es la principal causa de restricción de las actividades cotidianas en el mundo. Pero está en tus manos tomar medidas eficaces para prevenir que aparezca y controlarlo.
Hacer ejercicio físico de manera habitual reduce el riesgo de que aparezcan episodios dolorosos y, si aparecen, acorta su duración. El ejercicio es eficaz a todas las edades y es similar el efecto preventivo de los distintos tipos (ejercicio en gimnasio, pilates, yoga, natación, etc.). Escoge el que te divierta más y te resulte más cómodo para que te apetezca hacerlo y te resulte fácil mantenerlo en el tiempo.
Tan solo cuando existen desequilibrios importantes entre los distintos grupos musculares puede ser necesario hacer antes fisioterapia y un programa de ejercicio dirigido a reequilibrar la musculatura.
A pesar de la creencia popular, si el dolor aparece, no debes hacer reposo en cama o restringirlo sólo a los eventuales momentos puntuales en los que sea lo único que mejore la intensidad de las molestias. A partir de las 48 horas, el reposo reduce el tono muscular y empeora el riego. Mantener el mayor grado de actividad física que el dolor permita, evitando solo aquellas posturas o movimientos que realmente desencadenen su aparición o incrementen su intensidad, acorta la duración del dolor y reduce el riesgo de que repita en el futuro.
A partir de las 48 horas, el reposo reduce el tono muscular y empeora el riego
Conviene ir al médico cuando, pese a esas medidas y a algún antiinflamatorio, el dolor sigue siendo intenso o cuando dura más de 14 días. También la primera vez que aparece el dolor, para confirmar que no se debe a una enfermedad de otro origen que requiera tratamiento urgente, o si sus características cambian. Y, desde luego, si el dolor va acompañado de signos neurológicos o generales (como pérdida de fuerza o fiebre).
Qué es efectivo y qué no
La investigación científica ha demostrado que algunos procedimientos aplicados durante años son inútiles o contraproducentes, mientras que ha definido otros que sí son efectivos. Estos avances han modificado drásticamente el tratamiento de las dolencias de la espalda. Actualmente, aplicando los tratamientos de eficacia comprobada y evitando los perjuicios de los demás, se pueden curar la inmensa mayoría de las dolencias de la espalda por intensas o crónicas que sean. Además, existen herramientas útiles para individualizar el tratamiento óptimo para cada paciente (como, por ejemplo, www.pronosticoNRT.es o www.pronosticodolorlumbar.es).
La cirugía de columna solo es urgente en los pacientes con síndrome de la cola de caballo, que aparece en uno de cada 700.000 casos, y conlleva síntomas tan alarmantes como la pérdida súbita de la fuerza en las piernas o del control de los esfínteres. En los demás casos, antes de someterte a un tratamiento invasivo e irreversible conviene comprobar que existen pruebas científicas que demuestren su eficacia y que está indicado en tu caso concreto, o pedir una segunda opinión médica. Más vale esperar unos días para recibir el tratamiento apropiado, que sufrir de por vida las secuelas de uno que no lo era.