Renacer para ser feliz



La felicidad, más que un estado de ánimo, es una actitud frente a la vida, posible para todo ser humano. Esta afirmación señala que, a pesar de las dificultades, una actitud positiva frente a la vida, y la confianza en si mismos para afrontar la adversidad, nos permitirá, sobre la base de un presente proactivo, construir un futuro prometedor y renacer para ser feliz

Muchas veces vemos truncadas las posibilidades de ser felices por aquello que arrastramos de nuestro pasado. Nos focalizamos en asuntos que nos han sucedido y, convencidos de no podernos liberar de ello, dejamos que afecten la posibilidad de crear un presente libre de prejuicios soportados en nuestras espaldas sin necesidad.

Debemos recordar que no existe un borrador que nos permita borrar el pasado, pero si existe un lápiz para escribir en el presente y forjar nuestro futuro. Debemos aprender a renunciar a todo aquello que nos impide una actitud constructiva desde nosotros mismos.

Los griegos de la antigüedad utilizaban el término agathusia para referirse al sacrificio de la propia vida en aras del bien común, como un suicidio altruista, benévolo, para favorecer a las personas del entorno.
Si no puedes renunciar a los celos, el Dr. Rodrigo Mazo te da aquí unos consejos clave para recuperar la tranquilidad.

Como el soldado que se lanza sobre la granada para evitar que sus compañeros pierdan la vida, a costa de su propia existencia. En este caso no se trata de entregar la vida para favorecer a otros, sino de dejar atrás, renunciar a un pasado tormentoso, para renacer para ser feliz a una nueva vida.

Tal vez se podría utilizar metafóricamente este concepto para mencionar la importancia de “sacrificar algunos asuntos de nuestra vida” en procura de nuestro propio crecimiento.
No es un “suicidio desesperanzado”, sino un renacer optimista a nuevas formas de vida

Es renunciar a aquellos aspectos de nuestro pasado que nos atormentan en el presente. Una especie de “suicidio psicológico necesario”, que nos permitirá llevar una existencia más liviana, menos densa, con un equipaje más ligero, y con una orientación acorde a nuestros principios y planes fundamentales de vida.

Dejamos atrás ese “hombre viejo” y, al transformarnos en un “Yo fortalecido”, estaremos creando condiciones positivas en nuestra vida que nos permitan relacionarnos de manera trascendente, aportante, con los demás. Nos favorecemos nosotros y creamos un ambiente relacional más sano en nuestro entorno social.
Para renacer debemos hacer un ejercicio de introspección profunda.

Mirarnos dentro, reconocernos, saber en sí quienes somos. Hacer una especie de monitoreo en nuestro pasado e identificar aquellos asuntos que, de manera irracional, llevamos a cuestas y que no nos permiten avanzar en la dirección que esperamos.

Las cosas del pasado ya no existen, fueron impactantes, pero quedaron en la historia. La relación que establecemos con su recuerdo tiene el matiz que decidimos darle. En nosotros está redefinir el vínculo establecido y hacer una revaluación al respecto.

No es un acto de negación, porque han sido reales, sino un acto de reelaboración de la emoción puesta sobre ellos. Un acto de gestión emocional de la que nosotros somos los principales agentes.
Indicaciones son algunas maneras de “renunciar para renacer para ser feliz”:
1. Piensa en las experiencias de vida que, al rememorarlas, te afectan para tomar decisiones presentes. 

Evalúa la forma en que interpretas estas experiencias, el significado que tienen para ti y realiza un acto liberador de esa carga afectiva. Piensa que lo importante en este momento no es el hecho en sí, sino la relación que estableces con su recuerdo.
2. Resignifica el vínculo establecido con la situación pasada.

Asume que la relación negativa que tienes con este hecho no es la única forma posible de relacionarte, pudiendo resignificar el vínculo que tienes con su recuerdo. Es posible que el hecho haya tenido para ti un impacto negativo, pero puedes superar esa idea en “visión de túnel” y contemplar otras posibilidades para cargar afectivamente el recuerdo que te une al hecho.
3. Piensa con una visión pedagógica del pasado, una lógica racional del presente y una actitud de esperanza hacia el futuro

Liberar asuntos del pasado no significa desecharlos al olvido, sino tener una actitud de aprendizaje por lo vivido. El presente debe asumirse con la lógica de aprendizaje por la experiencia vivida y el futuro se define teniendo una actitud constructiva en el presente.
4. Toda renuncia implica una liberación.

Renunciar a aquellas cosas que cargas del pasado es liberarte en una actitud de economía funcional que te ahorra energías desgastantes para asumir las demandas de tu cotidianidad. El pasado no debe determinarte, porque en ti está redefinir la relación que tienes con él para renacer para ser feliz.
5. Con un viaje más ligero de equipaje se pueden contemplar mejor los paisajes de la vida.

Muchas veces dejamos de disfrutar de nuestras experiencias de vida por la focalización que hacemos en aquello que tenemos por resolver. Liberarte no es negar los asuntos que deben ser atendidos, sino reconocer que la vida tiene muchos matices coloridos que dejamos de disfrutar por centrarnos en asuntos a los que podríamos renunciar de nuestro pasado.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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