Esta práctica en la que decenas de peces se alimentan de las células muertas de los pies podría propagar el VIH y la hepatitis C.
La pedicura con peces no es una novedad en Occidente. Hace ya más de 10 años que este tratamiento de origen asiático se aplica en centros comerciales o salones de belleza. Al principio fue la curiosidad, más tarde vinieron las dudas ante una práctica que acumula amantes y detractores. Parece simple, introducir tus pies en un recipiente lleno de agua mientras decenas de peces se alimentan de las células muertas dejando solo las nuevas. Pero, ¿son todo ventajas en este tipo de tratamiento?
La pedicura con recipientes de agua llenos de peces, también llamada ictioterapia, se convirtió en tendencia a partir del 2010. Desde entonces, millones de personas ya han probado a introducir sus pies bajo el agua y que los peces hagan el resto. En realidad se trata de un proceso sencillo que se realiza en sesiones de unos 20 minutos. Primero se procede a la limpieza de los pies con agua y jabón neutro para retirar restos de cremas o suciedad que pudiera perjudicar a los peces. Antes de el inicio del proceso, un profesional examina los pies de la persona que va a realizar el tratamiento para asegurarse de que no tenga heridas o cortes. Tras esa revisión, se introducen los pies en el recipiente con agua donde se encuentran los peces.
Pero estos peces no son unos peces cualquiera. El pez que se usa en este tipo de tratamientos es conocido como “pez doctor” o Garra Rufa. Se trata de un pez pequeño y alargado proveniente de Asia que puede llegar a alcanzar los 15 cm de longitud. Sin embargo en este procedimiento solo se usan peces que no llegan a 5 cm. ¿Su función? Aunque son peces hervíboros, a falta de plancton, pueden comerse también pedazos de la piel humana. De ahí que, una vez introducidos los pies en la vasija de agua, sean, los propios peces, los encargados de retirar las células muertas de los pies.
La pedicura con peces: una práctica cuestionada por las agencias de salud
Sin embargo, esta práctica ha sido muy cuestionada por las agencias de salud, quienes confirman que este tratamiento podría ser muy peligroso para la salud. Entre otras enfermedades, la pedicura con peces podría propagar el VIH y la hepatitis C. La Agencia de Protección de la Salud británica (HPA) asegura que las personas con diabetes, psoriasis o un sistema inmune débil son particularmente vulnerables y no deberían participar en esta práctica estética.
La agencia sanitaria advierte de que el riesgo de infección para los usuarios de la ictioterapia es bajo pero no descartable. Los factores que podrían provocar infecciones pasan por la calidad del agua en la que se realiza este tratamiento. Según la agencia, el agua del tanque donde viven estos peces contiene microorganismos que podrían traer problemas de bacterias. Si un usuario está infectado con un virus transmisible a través de la sangre (como el VIH o la hepatitis) existe un riesgo mínimo de que esas enfermedades pasen de un cliente a otro.
Numerosos spas y centros de belleza en España continúan realizando la ictioterapia. Hasta el momento, si se siguen los procedimientos de higiene correctos, el riesgo de infección es muy bajo. Lo mejor, según recomiendan las agencias de salud, es cambiar el agua después de cada cliente. El problema es que no se puede esterilizar continuamente el recipiente al contar en su interior con cerca de 200 peces.
Esta práctica ha sido prohibida en más de 10 estados de los Estados Unidos.
Pero, no solo existe en la pedicura con peces riesgos para el cliente. Además de las posibles infecciones, esta práctica entraña un debate ético moral sobre los peces y su cuidado. En ocasiones, algunos centros hacen pasar hambre a los peces para que sean más efectivos a la hora de comerse las células muertas de los pacientes. Por sus riesgos, esta práctica ha sido ya prohibida en muchos lugares, como por ejemplo más de 10 estados de los Estados Unidos.