En esencia, esta práctica forma parte de una sexualidad sana cuando se hace de forma segura.

Eso del catre en el Mundial debería ser una cuestión personal de cada jugador y no una imposición externa y normada.
Ya lo dije y lo repito: no hay que temerle al sexo oral y menos que se juzgue como una actividad antihigiénica, antinatural e, incluso, vulgar, porque en esencia forma parte de una sexualidad sana cuando esta práctica se hace de forma segura.
Pero más allá de eso, me había comprometido a referenciar los beneficios que dejan estas visitas a la planta baja, a tenor de lo que dice la ciencia, que también puede ubicarse en el borde de la cama. Para empezar, hay que decir que un estudio de la Universidad Estatal de Nueva York encontró en las personas que lo reciben mayores niveles en la liberación de cortisol y oxitocina. Dichas hormonas influyen en la actitud y en esa sensación de bienestar y felicidad que se mantienen más allá que las provocadas por un polvo.
Aunque no lo crea, el ‘Journal of Reproductive Immunology’ demostró que las mujeres que practican sexo oral e ingieren el producido masculino adquieren una especie de bono para que sus defensas las protejan contra enfermedades cardiacas y la temida hipertensión, la cual puede dispararse durante el embarazo, llevando a casos de preeclamsia. No es cuento este dato, tiene rigor a toda prueba.
Ahora, por la misma vía se ha probado que el semen es rico en algunas sustancias que promueven, incluso, la producción de melatonina, la cual es una hormona relacionada con el buen dormir, por lo que algunos llegan a recomendar darse unos paseos por esta actividad en casos de insomnio.
También, se ha comprobado que las mujeres que reciben de su pareja este tipo de estímulos se deslizan más fácilmente hacia orgasmos plenos, lo que puede estar relacionado con la confianza, la tranquilidad y su autoestima.
Otro análisis publicado en ‘The Canadian Journal of Human Sexuality’ encontró que aunque el placer del sexo oral es percibido de manera intensa por hombres y mujeres, son ellos los que inclinan la balanza del gusto. En otras palabras, dijeron disfrutarlo más que ellas. No debe ser gratuito porque también se ha evidenciado que una sesión genuina de esta práctica les fortalece las erecciones. Y, para ellos, no hay mejor plus.
Como se trata de investigación dura y pura, vale la pena referenciar los resultados de unos epidemiólogos ingleses que demostraron que más de una sesión de sexo oral a la semana disminuye a la mitad el riesgo de padecimientos cardiacos, algo que no está relacionado únicamente con la actividad física sino con el conjunto de beneficios de la sexualidad plena.
No sobra reiterar que todo esto es posible bajo las condiciones adecuadas de protección dentro de la sombrilla aquella del sexo responsable.
Ah, por último, si esto ya lo sabía o lo había leído acá o en otra parte, valía la pena recordarlo.