La soledad juega un papel fundamental en la percepción del estrés y cansancio en las compañías. Tome cartas en el asunto antes de que comience a afectar su productividad.
Un análisis de la Universidad de Harvard sobre la Encuesta Social General de Estados Unidos (The Social General Survey), que busca entender las perspectivas de los ciudadanos del país en cuanto a política, asuntos sociales y demás; descubrió que cuando se habla de estrés y cansancio extremo en el trabajo, la soledad juega un papel fundamental en los altos niveles de estos indicadores.
El estudio, además, demuestra que cada vez las personas se sienten más y más cansadas en el trabajo, con un incremento del 32% en los últimos veinte años, y entre más cansados, más solos.
Lo más interesante del caso, es que este sentimiento de soledad, ha sido catalogado como uno de los factores que afecta en un 70% la tasa de longevidad. Incluso, en algunos países en desarrollo, es en un 30% la principal causa de muerte de las personas.
Pero si en la salud llueve, en la escena laboral no escampa; pues el aislamiento social genera una disminución en la productividad que se traduce en un aumento del 37% en ausentismo, 49% más accidentes, 16% menos rentabilidad y 65% menos valor de las acciones de la compañía en el largo plazo.
Estas cifras son bastante preocupantes, y si bien son el resultado de un estudio realizado en el país del norte, si se aplicara en Colombia los resultados podrían ser mucho peores, pues la cultura de nuestro país enfatiza la comunidad.
De hecho, en un estudio realizado por John Cabra, se demostró que en Colombia, el sentido de pertenencia juega un rol fundamental en el clima para la creatividad e innovación. Es decir, que en nuestro país, el sentirse solo y el no pertenecer no solo podría disminuir los niveles de productividad, sino afectar de forma significativa la capacidad para resolver problemas, encontrar nuevas ideas e incluso tener iniciativa. ¿Qué se puede hacer entonces al respecto?
Lo principal es generar espacios para el encuentro, que van más allá de fiestas de integración; lo que se busca es generar momentos en donde las personas puedan compartir ideas, trabajar en equipo, pero ante todo, en donde se sientan respetadas y valoradas.
Este es entonces un proceso con múltiples aristas, pues no solo se debe promover la hora del café, sino también crear una cultura de colaboración en donde las personas, pero particularmente los líderes, están abiertos a escuchar y considerar nuevas ideas, en donde se promueve el sano debate, como una forma de traer a la mesa diferentes puntos de vista bajo la premisa del respeto, y en donde las personas puedan generar sentimientos de conexión a través de sus ideas.
Otras acciones que se pueden llevar a cabo son promover espacios de networking a lo largo de la compañía, en los que los colaboradores tengan la oportunidad no solo de conocer personas de otras áreas, sino también expandir sus conexiones sociales.
Normalmente estas cosas se dejan al azar, pero la organización puede establecer programas de mentoría, acompañamiento, e incluso proyectos de innovación con equipos transversales que promuevan dichos comportamientos.
La ventaja de todo esto, es que no solo se puede amentar la productividad, sino que se promueve también una cultura en la que fluyen las ideas y en la que las probabilidades de ver resultados de innovación pueden ser más altas.