Más que tareas: cuando las listas se convierten en actos de amor propio


¿Alguna vez te has detenido a pensar por qué escribes una lista de pendientes? No me refiero al gesto automático de tomar papel y lápiz (o tu aplicación favorita) y escribir “responder correos”, “pagar facturas” o “entregar informe”. Me refiero al acto íntimo y profundo de declarar, con conciencia, que tu tiempo y tu energía importan. Porque detrás de cada ítem que anotas —si lo haces desde el alma y no desde la culpa— se esconde una declaración de propósito, de autocuidado y, en última instancia, de amor por ti mismo y por lo que eliges construir.

Desde hace más de tres décadas, como ingeniero de sistemas, administrador y fundador de Todo En Uno.Net, he usado listas para organizar proyectos, liderar equipos y construir empresas. Pero con el tiempo —y sobre todo con los años vividos, no solo trabajados— descubrí que no todas las listas tienen el mismo valor. Algunas nos esclavizan. Otras nos despiertan. Algunas son solo deberes disfrazados de productividad. Otras son caminos de retorno a la coherencia, la intención y la verdad personal.

El artículo de Nelson Portugal sobre cómo y por qué cumple su lista de pendientes me hizo reflexionar en profundidad. Porque va más allá de la eficiencia: toca la fibra de lo que realmente significa vivir con sentido. Hacer una lista no es simplemente planificar, es decidir quién seremos en las próximas horas, qué honraremos, qué dejaremos pasar. Es, también, una forma de decir “sí” a lo que nutre y “no” a lo que distrae.

En mis años acompañando a líderes, emprendedores y buscadores —sí, los llamo así porque liderar es, en el fondo, una forma de búsqueda espiritual— he notado un patrón: las personas más agobiadas no son las que tienen más cosas por hacer, sino las que viven desconectadas de por qué hacen lo que hacen. No están cansadas de trabajar. Están cansadas de no encontrar propósito en su trabajo. Y en ese vacío, la lista de tareas se convierte en un látigo, no en una brújula.

Yo mismo viví ese dilema. Durante años, mi lista diaria era un inventario de deberes autoimpuestos: revisar sistemas, contestar informes, analizar presupuestos, atender juntas. Hasta que un día mi cuerpo me dijo basta. No fue una enfermedad. Fue un silencio. Una desconexión total. Me senté frente a mi agenda y no pude escribir nada. No porque no tuviera cosas pendientes, sino porque ninguna de ellas me conectaba con lo esencial. Ese día entendí que había convertido mi agenda en una cárcel. Y decidí transformarla en un altar.

Desde entonces, mi lista de pendientes no comienza con lo urgente. Comienza con lo importante. Con lo que me recuerda quién soy. Con lo que honra mi energía, mi misión, mi vocación de servicio. A veces incluye tareas operativas, sí. Pero todas ellas están tejidas a un propósito mayor. Porque no se trata de hacer por hacer. Se trata de hacer desde el ser.

Hoy, mis listas son más cortas, pero más potentes. Y las cumplo no porque me obligue, sino porque me inspiran. Porque detrás de cada acción hay una intención. Porque antes de escribir “llamar cliente”, me pregunto: ¿desde qué emoción lo haré? ¿desde el miedo a perder o desde el deseo de servir? Porque antes de poner “publicar blog”, me pregunto: ¿estoy escribiendo desde el ego o desde la verdad?

He descubierto que la clave para cumplir una lista no está en la disciplina ciega, sino en la conexión consciente. En saber por qué eso que anoto vale mi tiempo, mi atención, mi vida. Porque cada línea escrita en una lista es, en realidad, una línea escrita en la historia de tu alma.

Y como reformador humanista, sé que no basta con hablar de productividad sin hablar de humanidad. Que no sirve automatizar procesos si no desautomatizamos corazones. Que no tiene sentido usar inteligencia artificial si perdemos la conexión con la inteligencia emocional y espiritual. Por eso, hoy te invito a transformar tus listas de pendientes en actos de presencia.

Antes de escribir tu próxima lista, hazte estas preguntas:
¿Esto me acerca o me aleja de lo que amo?
¿Esto honra mi energía o solo responde a expectativas externas?
¿Esto es parte de la persona que quiero ser?

Si cada ítem de tu lista se convierte en una afirmación de propósito, la cumplirás. No por presión, sino por convicción. Porque tu alma también necesita estructura. Pero una estructura que la abrace, no que la ahogue.

Si este texto resonó contigo y deseas comenzar a vivir cada día con más sentido, más coherencia y más verdad, te invito a conversar conmigo. No sobre productividad vacía, sino sobre propósito lleno. Agendemos una charla, sin fórmulas mágicas, pero con escucha auténtica. Y si este mensaje puede ayudar a alguien que amas, no dudes en compartirlo. A veces, una palabra despierta más que mil planes.

Agendamiento:                     AQUÍ

Facebook:                              Julio Cesar Moreno D

Twitter:                                 Julio Cesar Moreno Duque

Linkedin:                               (28) JULIO CESAR MORENO DUQUE | LinkedIn

Youtube:                               JULIO CESAR MORENO DUQUE - YouTube

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:          Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram:   Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram:            Unete a nuestro Grupo

Blogs:   BIENVENIDO A MI BLOG (juliocmd.blogspot.com)

AMIGO DE. Ese ser supremo en el cual crees y confias. (amigodeesegransersupremo.blogspot.com)

MENSAJES SABATINOS (escritossabatinos.blogspot.com)

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp o Telegram”.

Porque no se trata de hacer más. Se trata de vivir mejor. Y cada lista consciente es un paso hacia esa vida que mereces.

Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente