Después de divagar sobre muchas de las
circunstancias que han podido marcar no sólo mi vida sino de la de muchos de los
que vivimos en este país, he llegado a la conclusión de que estos son los 11
programas de la Televisión que dejaron huella en nuestras
vidas.
1. Padres e Hijos (la inolvidable
Daniela Franco)
¿Quién no hizo la digestión del almuerzo
viendo Padres e Hijos? Sin duda una de las series que más ha marcado la vida de
los colombianos, sea para bien ó para mal. El principal enigma de esta serie era
¿cómo Daniela Franco lograba tener a todos los galanes de la televisión para
ella sola siendo una niña tan poco agraciada? Pues ese enigma jamás podremos
develarlo, en este caso la suerte de la fea es un completo misterio. ¿Y cómo
olvidar a Pablito? Ese gordito que apareció de la nada y siempre lo ponían de
relleno en toda la serie cuando algún extra se enfermaba. Padres e Hijos ayudó
en nuestra crianza, pero por favor que nunca se le ocurra hacer una segunda
parte de esta serie, no lo aguantaría.
2. Caballeros del Zodiaco (¡Dame tu
fuerza Pegaso!)
Por mucho, los dibujos animados que más han
marcado a los que vivimos esa época. Ver a El Cisne siempre recordando a su
madre que estaba en las profundidades heladas del mar nos partía el corazón; ver
a Shiryü intentando darle otro curso a la cascada; y, ver a Ikki siempre
salvando a su hermano Andrómeda porque no era capaz de defenderse por sí mismo
ha dejado huella imborrable en nuestras mentes. Las 12 casas las sufrimos como
si fuéramos nosotros quienes las estuviéramos cruzando, y aunque cada casa
duraba como 353 capítulos seguíamos pegados a la pantalla; aunque fueron muchas
las veces que estando a punto de llegar a la última casa nos devolvían al
principio de la serie. Malditas programadoras que no tenían plata para comprar
la temporada completa y siempre nos dejaban en ascuas.
3. Dejémonos de Vainas
(¿si?)
¿Cómo olvidar esta
serie-dramatizado-comedia? Creo que la tía Loli se convirtió en uno de los
iconos de las tías chismosas y metidas en nuestro país. Ramoncito se convirtió
en uno de los símbolos de la ñoñez, y Josefa con su "Aposentos Tuta, mi pueblo"
en uno de los personajes más queridos de esta serie. Este programa consolidaba
todo lo que pasa en una familia típica colombiana, con sus dichos, sus
costumbres y sobre todo con sus personajes que representaban muy bien la
realidad de las familias de nuestro país. Sólo me queda una duda ¿dónde queda
Aposentos Tuta?
4. Súper Campeones
(¡Oliveeerrrrr!)
El que no sufrió 15 capítulos de Súper
Campeones viendo cómo llegaban de una cancha a otra para anotar un gol que tire
la primera piedra. No sé por qué a los japoneses les encanta sufrir con las
escenas que duran siglos, nosotros somos más inmediatistas pero aún así
aguantamos este suplicio. Ver a Oliver Atom correr por horas y horas para anotar
un gol era uno de los sacrificios que más nos gustaba hacer cuando éramos niños,
pero la verdad es que hoy en día no aguantaríamos ni 1 minuto. Los hermanos
Koriotto con sus patillas de 3 metros y sus caras de roedores, Benji Price y su
personalidad bipolar, Bruce y su falta de habilidad, fueron sin duda personajes
que dejaron huella en la mente de todos los que tuvimos una niñez
"noventera".
5. Oki Doki (Vainilla, Coco,
Canela...)
¿Esto era un programa de televisión ó era
una receta de la abuela? Con semejantes personajes nunca lo entendí: Vainilla,
Canela, Coco, Tomillo, ¿qué era eso? ¿Un programa de cocina? Aún no lo sé, me
desconcertaba Mechas porque era la única que no encajaba dentro del grupo. Igual
nunca me interesé mucho por el tema de entender esta serie tan inentendible.
Pero bueno, Oki Doki fue nuestro 'Rebelde' colombiano, la diferencia es que Oki
Doki era un programa bien ñoño.
6. Los Dumis (¡Los teléfonos, comunican
a la genteeee..!)
Ver cantar a un bote de basura fue una de
las situaciones más traumáticas de mi niñez. Todos los servicios públicos tenían
vida propia ¡eso era terrible! "¡Los teléfonos, comunican a la genteeeee....!"
¡Nooooo! Además también hablaban los hidrantes y toda clase de objetos que hoy
hasta me da miedo tocar. Nunca saqué la basura en mi casa por miedo a que el
bote de la basura me hablara. Los Dumis fue uno de los programas de terror que
marcó nuestra niñez.
7. El Tesoro del saber (¡En los libros
hallarás..!)
El Espantapájaros siempre fue uno de mis
personajes favoritos, y la canción más pegajosa la tenía este programa: ¡En los
libros hallarás, el Tesoro del Saber...!. Quién no se acuerda de la mamá gallina
llamando a su polluelo "¡Ermenegildoooo!", la vaca, el burro, las zanahorias y
las papas cantando como si se fueran a desnucar de la forma en la que abrían su
boca casi 180°. Definitivamente no entiendo por qué en esa época les encantaba
poner a cantar todos los animales y objetos inanimados que existían, pero tal
vez fue una buena estrategia para causar todos los trastornos mentales que
padecemos hoy en día.
8. Dragon Ball (¡Vamos a buscar las
esferas del dragón..!)
Eso de buscar las Esferas del Dragón se
convirtió en una tarea maratónica, siempre llegaba un antagonista más malo que
el anterior. Pero tal vez el que marcó la pauta fue 'Majin Boo', quien pasó de
ser un tierno gordito que destruía todo por diversión a ser un flacuchento lleno
de maldad. Además, cómo olvidar al maestro Roshi y su siempre excéntrica
fijación por las curvas de las chicas guapas como Bulma. Roshi fue por mucho el
viejito más verde de los dibujos animados, y Gokú se convirtió en un ser que
podía morir y resucitar con la misma facilidad que se podía montar a su nube
voladora. Esta serie era tan inverosímil como morbosa, pero igual era de las más
divertidas que existió en su época.
9. La Perubólica (¡Que pase el
desgraciaoooo!)
No sé por qué años atrás, el 90% de los
canales que tenían los operadores de cable eran peruanos, pero así y todo era
buenísimo sentarse a ver su parrilla de programación que iba desde 'Laura en
América' con su dicho: "¡Que pase el desgraciaooooo!" y repartiendo carritos
'sangucheros' a diestra y siniestra; pasando por 'Gisella en América' de la cual
todo Perú rajaba empezando por la Urraca de 'Magaly TV' que era un ser
espeluznante que producía temor el sólo verla. Muchos critican a la televisión
peruana, pero yo no lo puedo hacer porque pasé varias horas de mi juventud junto
a Laura Bozzo riendo de cuanta barbaridad se le ocurría en ese
programa.
10. Yo soy Betty la fea (¡Me dicen que
soy fea...!)
La novela más exitosa de todos los tiempos
a nivel mundial, que puso a hablar a todo el mundo de una fea, porque la suerte
de esta no hay bonita que la tenga. Beatriz Pinzón se convirtió en icono de
superación personal, pero no entiendo la gente cómo nunca vio más allá. ¿No se
dieron cuenta que Beatriz Pinzón ocultó todas las barbaridades que hacía su jefe
sólo por estar enamorada de él? Eso no la hace menos culpable de lo que hizo. El
concepto de "Maquillar los informes" se puso de moda en el país, y lo único que
logró fue que las personas conocieran más formas de hacer 'chanchullo' en sus
empresas. Una novela muy divertida, que enseñó que no hay mujeres feas sino mal
arregladas.
11. Los Victorinos (¡En Noviembre
nacerán...!)
De esta novela no puedo decir mucho porque
no me la dejaban ver debido a su alto contenido sexual y violento, pero de lo
que sí puedo hablar muy bien es de esa canción tan terrorífica que tenía: "¡En
Noviembre nacerán Victorino, Victorino y otro Victorino nacerá, nacerá,
nacerá?!". Maldita canción que causó miles de noches de pesadillas en las cuales
sólo pensaba en que ojalá nunca me encontrara con mis otros dos hermanos que
llevaran el mismo nombre para no morir de una forma terrorífica.
Moraleja: gran parte de
la televisión que influyó en nuestra juventud tuvo un alto grado de contenido
que se salía de todo tipo de razón humana, así que ahora tenemos una explicación
para nuestra falta de cordura.