La falacia de la meritocracia: cuando el esfuerzo no basta y la empatía se vuelve imprescindible

 


¿Qué ocurre cuando el esfuerzo no es suficiente? Cuando das todo de ti, estudias, trabajas duro, haces más de lo que se espera, y aun así no avanzas. ¿Es culpa tuya? ¿Fallaste? ¿No hiciste lo suficiente? ¿O tal vez… la historia que te contaron sobre el mérito está incompleta?

He dedicado gran parte de mi vida a formar líderes, a crear empresas, a levantar sistemas desde cero. Y en ese trayecto, vi muchas veces cómo la narrativa del "si te esfuerzas, lo logras" se desmoronaba frente a las realidades de inequidad, de privilegios invisibles, de puertas cerradas que nada tenían que ver con la capacidad o la voluntad. He sido testigo —y en ocasiones protagonista— de un sistema que premia lo visible, pero ignora lo esencial.

La meritocracia, como idea, suena noble. Se basa en que todos partimos del mismo lugar y que los logros son consecuencia directa del talento y el esfuerzo. Pero la vida, la real, no funciona así. Nadie parte del mismo lugar. Algunos tienen mejores mapas, otros nacen con viento a favor. Algunos cuentan con redes que amortiguan cada caída. Otros, simplemente no tienen red. Y sin red, una caída no es una oportunidad de aprendizaje. Es una tragedia.

Recuerdo a Diana, una joven brillante con la que trabajé en un proceso de mentoría hace algunos años. Se había formado con sacrificio, era disciplinada, tenía ideas potentes y una ética intachable. Pero no avanzaba. La empresa donde trabajaba, liderada por un modelo gerencial tradicional, premiaba la docilidad, la antigüedad, los lazos familiares. Le decían que tenía que esforzarse más, que aún no estaba lista. Le pedían paciencia, mientras ascendían a otros con menos capacidades pero mejores conexiones. ¿Merecía Diana ese trato? ¿Falló ella o el sistema que no supo verla?

La verdadera transformación comienza cuando dejamos de romantizar el esfuerzo y empezamos a ver las estructuras que condicionan los resultados. Cuando dejamos de juzgar a quienes no "llegan" como si fueran flojos o mediocres, y comenzamos a mirar el contexto, las oportunidades negadas, los techos de cristal, los suelos movedizos.

Desde mi experiencia, tanto en el mundo empresarial como en el camino espiritual, he comprendido que el mérito real no solo se mide por resultados, sino por el trayecto interno recorrido. He conocido personas que no tienen títulos pero tienen sabiduría; que no tienen grandes logros en LinkedIn pero sí han levantado familias, comunidades, proyectos de vida enteros con las uñas. ¿Cómo mide la meritocracia eso?

El Eneagrama me ha ayudado a entender que cada uno de nosotros parte desde una herida y un impulso. Algunos se esfuerzan para demostrar que valen. Otros, para huir del miedo. Otros más, para complacer al mundo. Y en esa danza interna, el reconocimiento externo puede llegar… o no. Pero el verdadero mérito es ser fiel a uno mismo, incluso cuando el sistema no lo premia.

La inteligencia artificial y las tecnologías que tanto he integrado en mi trabajo pueden ayudarnos a medir mejor, a tomar decisiones más objetivas. Pero no pueden reemplazar la empatía. No pueden sentir la historia detrás del currículum. No pueden ver las lágrimas no lloradas, los silencios impuestos, los caminos invisibles recorridos para llegar a donde se está. Por eso necesitamos líderes conscientes, humanistas, capaces de integrar lo técnico con lo espiritual, lo objetivo con lo compasivo.

Hoy, más que nunca, debemos revisar nuestras organizaciones, nuestras escuelas, nuestras instituciones. Preguntarnos a quién estamos premiando, y por qué. A quién estamos invisibilizando, y para qué. No para caer en el extremo opuesto de regalar los logros, sino para reconocer que el verdadero mérito no es lineal, no es uniforme, no es cuantificable en su totalidad.

Y si tú, como lector, alguna vez te has sentido insuficiente, aun habiéndolo dado todo, déjame decirte esto: no es tu culpa. No estás roto. No has fracasado. Estás en un sistema que aún necesita evolucionar. Y tú, con tu historia, con tu autenticidad, eres parte de esa evolución.

Una persona sola, de pie en una gran escalera corporativa, mientras otras ascienden por ascensores dorados. La figura está iluminada por una tenue luz blanca desde arriba, simbolizando esfuerzo, integridad y camino propio. El fondo azul profundo genera una atmósfera reflexiva, mientras se destacan los contrastes entre el mérito real y el percibido. El logo de Julio César Moreno Duque debe ubicarse en la parte inferior central, con equilibrio visual y sobriedad.

Si este mensaje resonó contigo o sientes que tu historia merece ser escuchada más allá del CV, agenda una charla conmigo. No para buscar culpables, sino para encontrar caminos. Aquí puedes hacerlo: https://outlook.office365.com/owa/calendar/CONSULTORIASJulioCesarMorenoDuque@todoenuno.net.co/bookings/
Y si conoces a alguien atrapado en el mito del "no hiciste lo suficiente", comparte este blog. A veces, una palabra basta para sembrar una nueva mirada.

Con respeto, compasión y visión integral,

Julio César Moreno Duque


Agendamiento:                     AQUÍ

Facebook:                              Julio Cesar Moreno D

Twitter:                                 Julio Cesar Moreno Duque

Linkedin:                               (28) JULIO CESAR MORENO DUQUE | LinkedIn

Youtube:                               JULIO CESAR MORENO DUQUE - YouTube

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:          Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram:   Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram:            Unete a nuestro Grupo

Blogs:   BIENVENIDO A MI BLOG (juliocmd.blogspot.com)

AMIGO DE. Ese ser supremo en el cual crees y confias. (amigodeesegransersupremo.blogspot.com)

MENSAJES SABATINOS (escritossabatinos.blogspot.com)

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp o Telegram”.

Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente