Me pasó una cosa rarísima hace algunos años.
Resulta que al llegar a España, uno de los trabajos que desempeñé con un buen amigo, fue contactar medios de comunicación para promover uno de los programas de formación que teníamos a punto de iniciar en formato presencial.
Lo malo, era que venía con un marcado acento colombiano en mis conversaciones y escritos, así que después de haber realizado más de 10 contactos con medios, mi amigo me paró y me dijo:
-Oye, no des tantas largas para decir las cosas, tienes que ser más concreto e ir al grano, cuando das rodeos tu tono puede resultar sospechoso. En fin, tienes que aprender a hablar y a escribir mejor para que te hagan caso.
Y esto no habría sido un problema para mi ego, si para ese entonces no hubiese escrito más de 100 artículos para un periódico en Londres, 3 libros e impartido más de 100 conferencias.
¿Aprender a hablar y a escribir yo? Pensaba mi ego herido.
No lo necesito, yo ya lo hago bien. Lo cierto, es que hasta ese momento no había podido cerrar ni una sola entrevista para promover la formación.
En un acto de falsa humildad, decidí hacerle caso a mi amigo y empecé a preparar plantillas para comunicarme en un modo más "español". Llegué incluso a leerme de cabo a rabo un manual de ortografía básica de la lengua española para ver en dónde era que estaba teniendo los fallos.
La verdad es que avancé un montón producto de aplicar inmediatamente cada cosa que aprendía.
Como resultado del ejercicio pude cerrar 6 entrevistas para antes de empezar la formación y por ahí derecho en los siguientes 5 años vendí más de 500 programas de formación de alto valor, gracias al desarrollo de esta nueva habilidad que pensaba que ya tenía.
Así que como ves, mucho que agradecerle a mi amigo y poco que reconocerle a mi ego.
Esto mismo ocurre cuando hemos estudiado mucho de un tema y creemos que sabemos todo lo que necesitamos, pero nuestra vida sigue igual.
Tu ego empieza a creerse la mentira de que sabes todo lo que necesitas saber y no te hace falta aprender más.
Con la productividad personal, pasa algo parecido, algunas personas me dicen:
Fabián,
...eso del set up suena muy bien pero en mi vida es imposible,
...eso de agendar está muy bien, pero la realidad de mi día a día es otra,
...eso de trabajar por bloques es atractivo, pero en mi trabajo no se puede aplicar y bla bla bla.
Excusas del ego que te hacen creer que tu caso es único en el mundo y que no hay solución posible para que seas más productivo.
Te invito a que empieces a desinflar el ego y metas en tu mente nuevas ideas, aunque sea por probar.
Mi mensaje el día de hoy es: traiciona a tu ego con la acción y ponte en marcha antes de que te diga que no lo necesitas.
Este principio es la base de mi libro La agenda de cuarta generación, acabar con la procrastinación, vencer la parálisis por análisis y pasar a la acción con una agenda clara y definida, que va al grano con lo que quieres conseguir cada semana.
Incluso te dará tiempo para reaprender aquello que pensabas que sabías.
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