¿Te gustaría tener más sabiduría?
¿Has reflexionado alguna vez en que la vida es realmente solo una serie de decisiones? ¿Y te has dado cuenta de que tus triunfos o derrotas han sido muchas veces resultado de esas decisiones? La mayoría de tus decisiones son pequeñas y parecen intrascendentes, mientras que otras podrían cambiar el curso de tu vida. Y es que ya sea que nuestras decisiones sean mayores o menores, necesitamos saber cómo tomarlas en forma sabia y buscar que estas se alineen con la voluntad de Dios para que así nuestras vidas vayan escalando de victoria en victoria.
Te digo un secreto en como crecer en sabiduría. Nuestros pensamientos se limitan a lo que nuestras mentes finitas pueden percibir y comprender. Confiar en nuestra propia evaluación de la situación y las posibles opciones podría desviarnos fácilmente de la voluntad del Señor. Incluso los más inteligentes entre nosotros son tontos en comparación con un Dios infinitamente sabio y omnisciente. Para desarrollar nuestra sabiduría tenemos que comenzar por ser humildes y reconocer nuestra torpeza. Entender que necesitamos del Espíritu Santo para que nos indique en qué dirección movernos. Por eso en este escrito te quiero compartir lo critico que es buscar la sabiduría de nuestro Padre Celestial para asi poder tomar buenas iniciativas.
Cuando ponemos en las manos de Dios lo que estamos haciendo, aun en las cosas pequeñas, algo sobrenatural comienza a suceder. Las situaciones en nuestras vidas comienzan a caer en orden. Tal sabiduría pregunta: ¿Cómo interpretaría Dios estos eventos? ¿Qué querría que hiciera? Pero hay que evitar por todos los medios caer en religiosidad. La sabiduría de Dios no viene por sacrificios, ni por tener muchísimas reglas. La sabiduría de Dios se manifiesta cuando nos rendimos a Él y aceptamos su Voluntad aun en los momentos más difíciles. No es fácil seguir creyendo y amando al Señor en los tiempos difíciles, pero es ahí donde con mayor fuerza puede fluir el aceite del Espíritu Santo en nosotros si estamos dispuestos a aceptar la voluntad de Él aun cuando no sea la nuestra.
Habiendo dicho eso, no perdamos de perspectiva una gran verdad, el Señor se goza concediéndonos los deseos de nuestros corazones. Así que al orar y pedirle sabiduría, Él nos la concede. Repito, es necesario pedirle al Señor que nos llene de sabiduría y al pedírselos, comenzamos a ver cómo se manifiesta en cada una de nuestras decisiones.