Casi todos pasamos alguna vez en la vida por una fase de luto por la pérdida de un ser querido, algo difícil de gestionar emocionalmente
El duelo es un camino largo de atravesar y hoy vamos a darte las claves para identificar y abrazar cada etapa del proceso de superación
Hundirse no es algo opcional. La vida está llena de incongruencias y de momentos donde el dolor tiñe nuestro día a día como si no existiera ninguna otra emoción. Además, a veces, parece incluso que las emociones como la tristeza, el dolor, la incertidumbre o la confusión no entran en un vocabulario donde siempre se anima a tener una sonrisa, seguir adelante, superarse a uno mismo y sacar tu mejor versión.
"La muerte es parte de la vida. Va a pasar. Todos vamos a sentir tristeza, todos vamos a echar de menos a alguien, todos vamos a morir, es así". La psicoterapeuta londinense Cate Masheder comentaba esto en una entrevista a la BBC, donde afirmaba que el duelo es algo inevitable que todos pasamos en un momento u otro.
¿Qué es el duelo?
El duelo, de hecho, es un proceso neuropsicológico en que el cerebro puede bloquearse en una respuesta de estrés permanente, debido a que las emociones negativas las identifica y procesa sobre todo el sistema límbico, que es el encargado de activar o inhibir ciertas moléculas químicas como la serotonina.
Estos mismos mecanismos se activan cuando perdemos a un animal, a un amigo o a una pareja, y las características de éste pueden variar en gran medida en función del grado de vinculación emocional, de la propia naturaleza de la pérdida, de la forma de ser y las experiencias previas de cada persona.
El duelo prohibido y la desautorización del dolor
¿Cuánto tiempo dura el proceso de duelo?
Son muchos los factores que determinan cómo afecta una pérdida a una persona, no sólo por como se manifiestan en nosotros las emociones, sino por la tolerancia al efecto y la durabilidad que tiene en nosotros cada una de ellas, dos de los elementos más claves en la psicología de duelo.
Aunque las fases del duelo son reconocibles psicológicamente, el luto también se ha observado desde una perspectiva de permanencia, es decir, algo que no necesariamente se logra superar. "En el pasado pensábamos que con el tiempo ese dolor se hacía más pequeño y desaparecía. Pero el enfoque ahora es que ese dolor se mantiene, pero nuestra vida crece alrededor de él", afirmaba Masheder. El duelo es, en definitiva, un proceso psicológico que debemos comprender y permitir para poder adaptarnos a la nueva realidad que nos rodea.
La teoría sobre sus etapas, de la que seguro que has esuchado hablar alguna vez, la escribió la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross en su libro On death and Dying (Sobre la muerte y el dolor) y está formada por cinco etapas. Comprende un camino largo e incierto y su último paso del proceso es la aceptación.
Las 5 etapas del duelo según Kübler-Ross
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Fase de negación / aislamiento
Esta fase se caracteriza por una negación de la realidad y una tendencia a actuar como si todo continuara igual. Si has experimentado una muerte súbita, es posible que pases por una fase de mucha confusión y sensación de estar viviendo algo irreal.
Se puede manifestar con expresiones, como “aún no me creo que sea verdad”, y es muy frecuente responder con actitudes de falsa entereza emocional.
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Fase de ira
La ira es una de nuestras emociones primarias y está presente en nuestro cerebro desde que somos muy pequeños y aprendemos a manifestarla como respuesta a la inconformidad. Lo habitual es sentir rabia hacia la persona que nos ha dejado, hacia uno mismo por no haberlo podido evitar e incluso hacia la vida misma o las circunstancias externas por no haber sido diferentes.
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Fase de negociación
Aunque suene un poco extraño, esta es la primera fase en la que empezamos a contactar con la realidad de la pérdida que, a excepción del caso de una muerte súbita, solemos experimentar antes de que la persona fallezca.
Por ejemplo, si diagnostican una enfermedad terminal a un familiar, nuestro primer impulso natural es explorar qué cosas hacer para revertir la situación, a pesar de ser conscientes que no podremos encontrarla.
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Fase de depresión
Cuando las fases de mayor distorsión desaparecen y, tarde o temprano, empiezas a ser realista, la tristeza es la primera emoción que nos invade. Procesamos lo que implica emocionalmente la ausencia de una persona y volvemos a vivir cierta tendencia al aislamiento.
Llamamos a esta fase depresión porque se manifiesta en estados de pena, nostagia, pérdida de interés por lo que habitualmente nos gusta hacer, etc. Y fácilmente perdemos la consciencia de que todos estos sentimientos acabarán menguando (¡que no desapareciendo!) con el tiempo.
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Fase de acceptación
La última fase, como ya sabemos todos, es la aceptación. Aceptación por algo que sabemos que no depende de nosotros y que, probablemente, implica aprender a vivir en una nueva realidad. Aceptar significa comprender, racional y emocionalmente, que la muerte es un fenómeno inherente a la vida y que es importante saber seguir con tu propia vida sin quedarte anclado a un pasado que ya no existe.
William Faulkner decía que “no podrás nadar hacia nuevos horizontes si no tienes el valor de perder de vista la costa”. La superación no forma parte del duelo, porque no se supera una muerte, tan solo se aprende a convivir con ella desde una nueva perspectiva.