Hay que dejar atrás aquellos preceptos sociales que nos condicionan a experimentar con libertad.
Son muchos los beneficios de una buena encamada durante aquellos momentos del ciclo femenino.
Algunos historiadores creen que la menstruación empezó a tener una connotación negativa en la época de la prehistoria, cuando se asoció la sangre menstrual con la atracción de animales hambrientos que perseguían a los cazadores. Desafortunadamente, en la actualidad el tema continúa plagado de tabúes y preceptos incómodos que permean el plano sexual.
Un reciente estudio de la empresa de copas menstruales Intimina estableció, mediante encuestas a sus clientes, que aunque una amplia mayoría de las personas (81 por ciento) no ve negativo sumergirse en los asuntos del catre durante la menstruación, todavía cerca del 70 por ciento de las mujeres y de los hombres consideran que no es algo “higiénico” o que les guste hacer.
Lo cierto es que una buena encamada durante aquellos momentos del ciclo femenino puede traer más beneficios que perjuicios. Existe un incremento del deseo sexual en la mayoría de las mujeres durante la menstruación asociado al cambio hormonal que está íntimamente relacionado con la capacidad del orgasmo y su intensidad de generar un placentero alivio del dolor.
Asimismo, la sangre actúa como lubricante natural durante el acto, facilitando ese flujo de deseo y sensaciones placenteras que se extienden con mayor naturalidad por todo el cuerpo. En este punto, resulta obvio que durante estos polvos será más sencillo alcanzar una mayor cantidad de orgasmos que faciliten la asimilación de la experiencia.
No es un asunto cómodo para todos. El repudio y las falsas creencias ante un proceso natural del organismo tienen una connotación mucho más estética y mitológica que real. Como siempre hemos manifestado en este espacio: es fundamental dejar atrás aquellos preceptos sociales que nos atan y nos condicionan a experimentar con libertad. Valdrá la pena hacer de esto la regla implícita del sexo.