El vaginismo es una disfunción sexual que consiste en la contracción de la musculatura de la vagina, impidiendo la penetración y el disfrute de las relaciones sexuales. Esta contracción es involuntaria, es decir que la mujer no puede evitarla y no la realiza de manera consciente.
Molestia, frustración, baja autoestima, sentimientos de culpa y hasta depresión son algunos de los síntomas que presenta una mujer con vaginismo. La desinformación respecto al tema hace que las mujeres que lo padecen sientan vergüenza y prefieran no hablar de ello, haciendo que el diagnóstico y el tratamiento sean prácticamente imposibles.
Tipología del vaginismo
Existen dos tipos de vaginismo: el primario y el secundario.El primario es un cierre total de los músculos vaginales que impide cualquier tipo de penetración, incluyendo introducir dedos y tampones, así como la realización de evaluaciones ginecológicas comunes. En este tipo de vaginismo, la mujer siente un miedo extremo al acto sexual, características que lleva a algunos expertos a asociar el vaginismo primario con factores psicológicos.
El secundario es un cierre parcial de los músculos vaginales, de modo que la mujer probablemente ha experimentado antes la penetración acompañada de molestias. Este tipo de vaginismo puede ser causado por accidentes, candidiasis, partos u otros motivos.
Un aspecto importante a considerar es que el vaginismo puede presentarse a cualquier edad, sin embargo, el primario se detecta normalmente en la adolescencia, cuando la mujer asiste a sus primeras consultas ginecológicas, intenta introducir un tampón o mantener relaciones sexuales.
Vaginismo y vida sexual en pareja
El vaginismo no representa necesariamente un impedimento para la excitación sexual y el disfrute en pareja, ya que la mujer puede ser estimulada de distintas formas. De hecho, muchas mujeres diagnosticadas enriquecen su vida sexual a través de caricias y dedican tiempo a la exploración de su cuerpo para entender sus opciones de satisfacción. Estas exploraciones pueden ser en pareja, ayudándose entre ambos para completar un encuentro sexual diferente.
Aún así, la ausencia de penetración puede ser motivo de conflictos sexuales en una relación. La mujer puede llegar a sentirse culpable por el problema que padece, y su compañero puede tener la sensación de que el acto sexual no está completo, dando lugar a sentimientos de frustración y, posiblemente, distanciamiento.
Las parejas sentimentales de las mujeres con vaginismo deben procurar entender que la contracción de la musculatura pélvica es completamente involuntaria; además, no todo son malas noticias, porque existen tratamientos con altas probabilidades de éxito.
¿Tiene remedio el vaginismo?
El tratamiento dependerá del tipo de vaginismo. Inicialmente, se recomienda acudir a un ginecólogo para descartar posibles causas físicas y, luego, se remite a la paciente a un sexólogo experto en el tema.
Parte del tratamiento consiste en educarse sobre la anatomía femenina, aclarando la percepción de los propios genitales, ya que muchas mujeres creen que su vagina es demasiado estrecha para la penetración.
Otro aspecto importante del tratamiento es la realización de ejercicios en solitario y en pareja. Estos ejercicios son de relajación, para permitir que progresivamente puedan introducirse distintos grosores de dildos (o juguetes sexuales) en la cavidad vaginal. Sumado a esto, se realizan ejercicios para fortalecer el piso pélvico.
Al momento de realizar ejercicios en pareja, es clave que ambos estén involucrados y comprometidos con el tratamiento. Luego de algunas sesiones de ejercicios en solitario, la pareja puede ayudar a introducir los diferentes tamaños de dildos hasta llegar al grosor ideal para dar paso a la penetración.
El vaginismo es la disfunción sexual con mejores pronósticos. El 90% de las mujeres que lo padecen tienen éxito en sus tratamientos y logran desenvolverse con normalidad en su vida privada. Lo más importante es aceptar la existencia del vaginismo y asistir con profesionales para tener acceso al mejor tratamiento disponible.