Odio?… Cambiemos el discurso


Describir el amor o el odio no es fácil, en ocasiones suele ser mejor compararlos, porque con ejemplos comprendemos de una mejor manera lo que sentimos, por ejemplo:

Si se le preguntara a un pequeño qué es el amor, diría que es su mamá, porque lo consciente y lo cuida todo el tiempo, para él ella lo hace sentir feliz; pero si se le pregunta por el odio, probablemente se quedaría pensando un rato para saber cómo describir eso que no es tan bonito de sentir y que si es afortunado no lo ha sentido muchas veces.

Con los adultos no es tan diferente, al preguntarles qué es el amor, la mayoría trae a su mente el recuerdo de una persona que lo hace feliz; si hiciéramos esa pregunta en este momento, ¿describiría el amor sin pensar en alguien?


“El mejor tipo de amor es aquel que despierta el alma y nos hace inspirar a más, nos enciende el corazón y nos trae paz en la mente”.Película The Notebook
 

Probablemente la respuesta a esa pregunta sería ¡no! Y pasa igual con el odio, de inmediato genera un cambio de expresión, puede intentarlo con alguien que esté cerca, pregúntele ¿Qué es el odio?

Podrá observar cómo su expresión cambia de manera inmediata, porque seguro llegó a su mente alguna situación o persona que no le agrada y que es muy distante a aquello que lo hace sentir bien.

Confucio dice: “La vida es muy simple, pero insistimos en hacerla complicada”
¿Para qué complicarse pensando en el odio?

 

¿Vale la pena desgastarse en dedicarle tiempo y esfuerzo a algo que solo nos hace sentir mal?, hasta donde se ha visto no hay nadie en el mundo que al hablar del odio exprese un poco de paz, tranquilidad o misericordia por otros, por el contrario, es un sentimiento que va acompañado de pesimismo, contrariedad, frustración y zozobra.

Algunas personas podrían justificar el odio a aquellas cosas que parecen injustas, como la inequidad de la sociedad, porque mientras unos sacian su hambre, otros no tienen nada para comer; también pueden tener odio hacia el abuso de poder, donde los argumentos que tienen el control se basan en caprichos personales y no en un bien común.

Sin embargo, aún en esos casos lo que sigue acompañando al odio son los mismos sentimientos, dolor, rabia e inclusive la venganza, realmente ¿queremos eso en nuestras vidas?, ¿vale la pena pelear una batalla cargado de estos sentimientos?

Y tú: ¿Sabes perdonar? Si sientes que te cuesta hacerlo, este artículo seguro te ayudará: ¿Por qué nos cuesta tanto perdonar?

Tal vez si manejamos de manera inteligente nuestros sentimientos podríamos dar la misma pelea, pero con otras herramientas, seguramente la empatía será una buena compañera, así como la asertividad y la compasión. No se trata de ser indiferentes o creer que todo es color de rosa, la prioridad sería buscar la transformación desde un cambio interior, proponer un nuevo discurso, cautivador, motivante, arrollador y sobre todo cargado de amor.


¿Perdonar? Una tarea difícil, pero no imposible de lograr. ¡Una carta puede ser una forma perfecta de hacerlo!
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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