La manera en que respondemos a situaciones conocidas puede definirse como el conjunto de comportamientos que orientan nuestra cotidianidad. Es lo que somos, y para llegar a lo que queremos ser también debemos partir de pequeños hábitos. Aquí te contamos cómo hacerlo.
Los hábitos o costumbres son conductas que no necesariamente involucran decisiones conscientes y voluntarias y tienden a repetirse en condiciones similares. Por ejemplo, comportamientos cotidianos como almorzar, tomar una determinada ruta de transporte público o levantarte temprano pueden incluirse en estas categorías.
En la búsqueda de cumplir tus propósitos y alimentar el sentido de la vida, las rutinas puntuales que realizas, sean conscientes o no, se convierten en el centro de tu bienestar.
Tres pasos para orientar tus hábitos hacia el bienestar
De acuerdo con Magda María Arboleda, especialista del programa Saludables de SURA, puedes adquirir una costumbre con los siguientes tres pasos.
Paso 1. Identifica tus comportamientos actuales y cuáles podrías cambiar para lograr tus propósitos de vida. Entre más precisa sea esta identificación, más fácil será movilizar el cambio de hábito. Por ejemplo, en lugar de reconocer simplemente que ves mucho tus redes sociales es importante que identifiques también la frecuencia y los momentos en que lo haces, con el fin de determinar con exactitud aquello que deseas cambiar. Es más preciso saber que las ves inmediatamente después de despertar a que las ves mucho.
Paso 2. Después de precisar lo que quieres transformar es fundamental fijar las nuevas conductas que quieres implementar. Los objetivos que te propongas deben ser simples, observables y alcanzables, y deben representar un pequeño cambio y no una gran transformación. Siguiendo con el ejemplo, puedes ponerte como meta diaria tomar un vaso de agua al despertar, en lugar de ver las redes sociales.
Paso 3. ¡Atención! Este es el paso más importante: nota el cambio. Experimentas sensaciones positivas cuando te das cuenta de tus pequeñas victorias y tu organismo empieza a fortalecer el desarrollo de la rutina. En este proceso, cuida que la gratificación se dé por esta práctica y no por otra acción. En relación con el ejemplo anterior, presta atención a la sensación de frescura al beber agua y a los sonidos a tu alrededor y compara estas percepciones con las que tenías anteriormente.
Las sensaciones nuevas y agradables te facilitarán el proceso Con el tiempo, la nueva conducta formará parte de tu rutina junto con las emociones positivas y la necesidad de seguir construyendo prácticas para el bienestar.
Claves para desarrollar un hábitoComienza siempre por identificar claramente aquello qué quieres modificar. Si no sabes qué haces actualmente, será muy difícil modificar tus costumbres y adoptar unas nuevas, así corres el riesgo de una recaída.
¡Disfruta el proceso! Trata de disfrutar la rutina que deseas adoptar. Aunque a veces sea difícil, toma las dificultades como retos apasionantes y visualízate logrando tus objetivos.
Al principio, repítelo siempre en la misma situación. Cuando ante la misma situación actúas diferente, le das una señal equívoca a tu cuerpo y dificultas el desarrollo de eso que quieres adoptar para el bienestar. Si repites el ejercicio de tomar agua al despertar, pero en las noches ves tus redes sociales antes de dormir es probable que sea más difícil evitarlo la mañana siguiente.
Estas claves rápidas te ayudarán a desarrollar nuevas costumbres para tu bienestar, las cuales, poco a poco, pueden ir escalando hasta objetivos más ambiciosos.
Integrar a tu rutina hábitos que parecen pequeños, como el ejemplo de este artículo, son el calentamiento ideal para que te conviertas en la persona que quieres ser, haciendo eso que necesitas para lograrlo desde la cotidianidad.