No podemos separar las relaciones personales del trabajo, de hecho, en un ambiente laboral establecemos contacto con muchas personas, algunas de ellas tóxicas. Si estás en esta situación te contamos cómo gestionar este tipo de perfiles en el trabajo.
Las relaciones personales en el trabajo afectan el rendimiento y también la salud mental. De hecho, un contacto constante y continuo con este tipo de personas puede producir desgaste e incluso el síndrome burnout.
Las personas tóxicas agotan la energía de la gente que tienen a su alrededor y enturbian el ambiente laboral que a la larga acaba afectando al departamento y a la empresa por producir una baja productividad.
¿Qué sientes ante un compañero tóxico?
Si alguna vez has vivido una situación así, identificarás las emociones que despierta, aunque es verdad que a veces cuesta plasmar en palabras lo que nos provocan este tipo de personas.
Un compañero tóxico hace que te sientas incómodo y nervioso ante su presencia. Solo verlo o saber que tendrás que estar con él hace que cambie tu estado de humor.
Una vez has tenido una conversación con esa persona te puedes sentir cansado, triste o culpable, también tener algún síntoma de ansiedad o la necesidad de parar y tomar aire.
Las personas tóxicas suelen hablar en negativo, pueden generar conflictos con el resto y nunca asumen sus errores, lo que hace imposible avanzar en la búsqueda de soluciones.
No suelen colaborar con facilidad y a veces no terminan su trabajo, lo que acaba repercutiendo en el resto de sus compañeros.
Cambian con facilidad de humor y suelen culpar al resto si algo no está bien. Esto genera ansiedad e irritabilidad en el resto de los profesionales que interactúan con él diariamente.
Si tiene contacto directo con clientes puede perjudicar las relaciones e incluso perder algunos contratos por esa forma de tratar y gestionar las relaciones con los demás.
¿Cómo gestionar una relación con una persona tóxica?
En muchas empresas hay individuos así, el principal problema es que se ignora. Hemos oído muchas veces eso de que tal persona es especial o que tiene su carácter.
Bien, el trabajo es un ambiente profesional, así que, aunque tengamos cada uno nuestra personalidad, se trabaja por el bien común.
Es importante que en el momento de la contratación y la retención de talento tengamos claro qué buscamos y si encajan con la cultura de la empresa. Debemos establecer límites sobre los comportamientos que se permiten y aquellos que no.
Las normas deben ser equitativas para todo el personal, independientemente de la posición que ocupen. Por ejemplo, aunque esa persona tenga una posición de liderazgo es importante que no sea tóxico, que reconozca a su equipo, sea asertivo y no “robe” la energía del resto de sus colaboradores.
Asimismo, es importante que la empresa recalque y aplique las consecuencias negativas que tiene un mal comportamiento reiterado. No podemos predicar una cosa y hacer otra totalmente distinta.
Si hay una actitud o comportamiento tóxico, debe haber unas consecuencias de ese comportamiento y deben aplicarse por igual a todos los miembros del personal.
Consejos para mejorar el trabajo en equipo
Cuando nos encontramos a personas así, ya sea como compañeros, jefes o clientes, debemos trabajar la forma de enfrentarnos a ello.
Por ejemplo, es importante conocer las emociones y hablar sin perder la calma. Este consejo nos permite trabajar con gente con la que puede que no compartimos filosofía de vida o formas de hacer las cosas.
Es necesario que tanto la empresa como el mánager fomenten la comunicación y establezcan los roles y tareas para tener límites y adherirnos a ellos.
Como líder debes saber cuándo intervenir, cómo es tu equipo y qué sucederá si hay alguien que no se comporta como es debido.
En este sentido, si como profesional ves que este problema escala, es necesario comunicarlo a tu superior y que él, junto con RR.HH., vean la forma de lidiar con este problema.
Ser líder de alguien tóxico
En los casos anteriores hemos visto algunos supuestos, pero también debemos tener en cuenta qué puede hacer un líder para gestionar esta situación.
Nuestro consejo es que el jefe del equipo conozca la percepción de sus colaboradores, de este modo, sabrá como establecer conversaciones que tengan consecuencias en el comportamiento y cómo llegar al interlocutor.
Si existen problemas entre los compañeros, el mánager debe estar al tanto e intentar buscar una solución adecuada para que ese problema no acabe afectando la productividad y se traduzca en mal ambiente o incluso la baja voluntaria de algunos de los profesionales a su cargo.
Para dar un feedback efectivo a esa persona que causa problemas, es necesario documentar sus comportamientos para así darle ejemplos concretos cuando sea necesario.
No se trata de señalar ni de hacerle sentirse mal, debemos comunicar con asertividad qué sucede y qué hemos visto.
Nuestro accionar como líderes debe reforzar la cultura de la empresa y mantener motivados a todos los colaboradores, no solo a uno para no tener conflictos.
Algunos estudios demuestran que si hay un exceso de competitividad en la empresa se puede dar de forma más común ambientes tóxicos o poco sanos. Es una prioridad para las organizaciones tener presente la experiencia de sus empleados y trabajar diariamente para mejorarla.
Si como líder tienes alguna duda o necesitas capacitación, habla con el área de Recursos Humanos para que te ayuden a gestionar el conflicto y te faciliten protocolos de actuación para llamar la atención de uno de los colaboradores.
Gestionar un ambiente tóxico depende de todos, colaboradores, mánagers y el área de Recursos Humanos. Cuando contamos con una situación así debemos enfrentarla, hacer como que no existe es peor y perpetúa el problema.