Entrevista a Tomás Navarro, psicólogo y autor del libro “Piensa bonito: 8 errores que debes evitar para liberar tu mente y lograr la vida que deseas”.
Como él mismo dice, Tomás Navarro es un psicólogo atípico. Primero, porque sus sesiones las realiza en plena naturaleza, caminando, esquiando o pedaleando encima de una bici por los maravillosos paisajes pirenaicos de Andorra. Y, segundo, porque no consisten en una hora de psicoterapia al uso: son más bien unos cuantos días de inmersión en los que realiza distintas actividades al aire libre con sus pacientes para ofrecerles “un máster personalizado para mejorar su calidad de vida”. “Y siempre te sale a cuenta”, nos explica.
Después del éxito de sus dos anteriores libros Fortaleza emocional, Wabi Sabi o Kintsukoroi, que lo han situado como uno de las grandes voces referentes de psicología y autoayuda del país, el catalán ha vuelto a la carga con una nueva entrega. Piensa bonito: 8 errores que debes evitar para liberar tu mente y lograr la vida que deseas es el título de su última obra, editada por Planeta, en la que el especialista nos desvela las grandes claves para conseguir “poner nuestra mente a nuestro servicio” y disfrutar de una vida más plena y más feliz.
¿Qué son antes, las emociones o los pensamientos? Porque las emociones no las escogemos, ¿verdad?
No las escogemos, pero las interpretamos, y esto lo hacemos a través de nuestro pensamiento. Funcionamos como un trípode que contiene emociones, motivaciones y pensamientos, y todas ellas nos dan mensajes.
Las emociones a menudo pasan por el circuito inconsciente. Pero las interpreta el pensamiento. Por ejemplo, si tengo palpitaciones, puedo pensar que se deben a que he contraído el covid-19, a que estoy nervioso o a que me gustas. Así que es el pensamiento es el que da sentido a las emociones.
Muchos ataques de pánico están provocados por nuestros propios pensamientos
Entonces, si tenemos el pensamiento muy afinado, no tendremos tantas emociones negativas para interpretar, ¿no?
Exacto. Un ejemplo muy fácil: en la alta montaña a todo el mundo le cuesta más respirar, menos a aquellos que vivimos a 1500 metros de altitud y ya estamos acostumbrados. Los que tienen baja autoestima y no respiran bien me dicen “¡qué vas a pensar de mí, si soy muy deportista!”; los que son más paranoicos en seguida piensan que tienen coronavirus, y los más centrados comentan “cómo se nota la altitud, ¡me cuesta más respirar!”.
Muchos ataques de pánico están provocados por nuestros propios pensamientos.
No debemos confundir pensar bonito con ser demasiado positivo, o ser ingenuos…
Es que no tiene nada que ver. Pensar bonito significa aprender a aplicar bien el pensamiento. Conozco a gente muy inteligente que tiene una vida de mierda, y siempre pienso “¡con lo listo que eres!”.
Pensar bonito significa simplificarte la existencia, no complicártela innecesariamente, ser resiliente y aprender a poner tu pensamiento a tu propio servicio, sin limitaciones.
Puedes pensar muy bien sobre un objeto distorsionado, o con un efecto perverso
Tiene mucho que ver con el pensamiento racional.
Sí. De hecho, de lógica y de razonamiento solo existe uno. Sin embargo, cometemos grandes errores de lógica y de pensamiento, al tener muchas ideas que parecen racionales pero que, en realidad, no lo son.
Los psicópatas, por ejemplo, son personas muy racionales y muy coherentes.
Claro, porque una cosa es la estructura de pensamiento, otra el curso de pensamiento y, finalmente, el contenido del pensamiento. Tú puedes pensar muy bien sobre un objeto distorsionado, o con un efecto perverso. Puedo pensar de forma muy lógica y coherente cómo matar a alguien, cómo ocultar el cadáver y cómo salir indemne. Aquí no habría un problema de pensamiento, pero sí de contenido.
¿Podemos ser víctimas de nuestra propia inteligencia?
Sí. De hecho, pensar mucho no es malo. Pero no debemos confundir preocuparnos con pensar. Una cosa es pensar de forma productiva y la otra es obsesionarse con una cuestión. Puedes ser muy inteligente y tener un proceso de pensamiento perfecto, como en el caso del psicópata que comentábamos. Pero si no sabes cómo utilizar los recursos que tienes, no te va a servir para nada.
Nuestro cerebro es muy comodón y no quiere asumir riesgos
¡Pero nadie nos enseña a pensar bien!
No demasiado. Pero, si tenemos hijos, debemos apostar siempre por el ejemplo. Los niños siempre acaban imitando lo que nosotros hacemos y cómo lo hacemos.
Siempre dices que la principal misión de nuestro cerebro es que sobrevivamos, no que seamos felices. ¿Por qué?
Porque es un comodón y no quiere asumir riesgos. En este punto el miedo juega un papel crucial, que nos impide hacer muchas cosas. Y, en estos casos, a mí me gusta mucho aplicar mi técnica de “ysiísmo”, es decir, de plantear en cada ocasión qué pasaría si…. Lo que sea.
¿Pensar que la calidad de vida que tenemos es responsabilidad nuestra no puede generarnos más ansiedad?
Podría, pero siempre tenemos margen de acción. El problema es no querer asumir esta responsabilidad, porque nuestra calidad de vida y de nuestro pensamiento solo depende de nosotros.
Se habla mucho de relaciones tóxicas, pero también existen los pensamientos tóxicos hacia uno mismo.
Sí. Una persona con baja autoestima, por ejemplo, se culpabiliza de todo lo malo que le ocurre. Cuando algo le va bien, considera que ha tenido suerte. O bien cree que no puede hacer algo y no se da la oportunidad de probarlo, o al cabo de muy poco tiempo, si no obtiene resultados positivos, lo deja. ¡Pero es muy difícil hacer bien algo que no hemos hecho antes!
Se trata de enriquecer tu vida, nada más.
No debemos confundir ser humilde con tener baja autoestima o tener seguridad con ser pedante
¿El egocentrismo es una de los principales impedimentos de pensar bonito?
Puede ser uno de ellos, sí. Pero no tenemos que confundir ser humilde con tener baja autoestima o tener seguridad con ser pedante, son cosas distintas. De hecho, una de las bases de pensar bonito es tener unas buenas categorías. Si yo te pido que me digas tres elementos de la nieve y me contestas “blanco, frío y montaña”, yo te diré que existen distintos tonos de blanco, distintas temperaturas y distintos lugares.
Pero el ego no ayuda nunca, está claro. Lo que debemos aprender es a mejorar nuestra seguridad y poner correctamente las cosas en contexto. La sencillez o la humildad es básica y lo pone todo mucho más fácil.
Hablas mucho de slow thinking, de deep thinking, en definitiva, de operar de forma más lenta. Pero vivimos en un mundo rápido por naturaleza. ¿Es factible tomarnos tanto tiempo?
Mira, mis anteriores libros se han traducido a más de 15 idiomas, ¿y sabes por qué? Porque los gesté lentamente y los pensé muy profundamente. Evidentemente, tenemos que aplicar técnicas para centrar nuestra atención y optimizar nuestras tareas para conseguir mucha más calidad en todo lo que hacemos.
Pero todo nos impulsa a ir muy de prisa…
Sí, y es muy insano. Mira como vamos todos de estresados, o los niveles de ansiedad y depresión que tenemos. No podemos vivir tan rápido.
Aunque tengas un proceso de pensamiento exquisito, si te bebes una botella de tequila o tienes sueño o hambre, no podrás confiar en tu intuición
Hablamos mucho de pensamientos racionales, pero ¿qué hay de la intuición?
Si pensamos bien, la intuición estará a nuestro servicio. Pero si cometemos errores de pensamiento, no podremos confiar en nuestra intuición, porque ésta depende de nuestros recuerdos y experiencias pasadas, sin pasar por el núcleo consciente.
De todas formas, aunque tengas un proceso de pensamiento exquisito, si te bebes una botella de tequila o tienes sueño o hambre, no podrás confiar en tu intuición.
¿Tú haces caso de la intuición?
No. Mira, tenemos el cerebro más avanzado de la historia de la humanidad. Así que todo lo que sea emocional debemos pasarlo antes por el filtro de la razón y aprender a ponerlo en contexto. Aunque a veces no se puede… Cuando me pasa, dejo de lado el pensamiento y me voy a hacer deporte.
¿Qué hay del sentido crítico? ¿En qué medida es necesario despertarlo?
Aprender a pensar por nosotros mismos y tomar nuestras propias decisiones en base a datos filtrados por nuestra razón es absolutamente imprescindible. Siempre debemos formularnos la misma pregunta: “¿qué sentido tiene esto?”, y luego decidir y actuar en consecuencia.
¿Hay alguna sociedad que consideres que piensa especialmente bonito?
Hay distintos niveles de evolución. A lo largo de mi vida, he viajado bastante y te diría que los nórdicos, en términos generales, se lo montan muy bien, a pesar de tener un entorno muy duro. Son muy racionales y mucho menos reactivos que nosotros. Si pudiera escoger, enviaría a mi hija a estudiar el bachillerato a Noruega (ríe).