Querer abarcar demasiado, no definir bien los objetivos, infravalorar la dedicación real que nos requerirán o no establecer hitos de tiempo o de niveles realistas son errores comunes que nos alejan de la consecución de nuestros propósitos.
4 errores que están obstaculizando tu adopción de nuevos hábitos
El mes de enero es, junto a septiembre, uno de los grandes momentos del año en los que solemos marcarnos nuevos propósitos o objetivos. Muchos de ellos, son clásicos de nuestras vidas que se repiten una vez y otra porque no hemos conseguido establecerlos como rutinas. ¿Por qué fracasamos tanto con nuestra lista de propósitos?
Cuando se trata de hábitos podemos predecir qué éxito tendrán en función de la preparación que les dedicamos y el foco que queremos y podemos mantener pero, además, existen cuatro cuestiones fundamentales que son cruciales para tener éxito y en las que, dicho sea de paso, solemos fallar.
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Quien mucho abarca poco aprieta
Para empezar, vamos a sentar una base firme de trabajo: no podemos ir a por todo a la vez.
Sí, sé que los mensajes de “puedes ser todo lo que quieras ser”, “puedes con todo” o “cómete el mundo” abundan y nos han hecho creer dos cosas. En primer lugar, creemos que podemos con todo lo que nos echen, aunque nos echen todo a la vez y, en segundo lugar, nos sentimos un fracaso cuando empezamos a olernos que no es verdad.
Pues bien, iniciemos este nuevo ciclo aceptando que no podemos con todo y que no está mal no poder con todo. ¡Menudo peso se quita una de encima cuando se acepta esto!
No, no podemos con todo y está bien. Saber esto nos facilita la tarea de asumir que vamos a necesitar tomar decisiones, hacer el ejercicio de priorizar, elegir según qué aspecto priorizamos y demás.
En una vida como la que llevamos hoy en día no es fácil incluir una hora de gimnasio al día, con sus 30 minutos de ida y sus 30 de vuelta; un batch cooking semanal, leer más, estar más tiempo con los niños o con la pareja, o con ambos; llamar más a nuestra madre, etc.
Los días tienen las mismas horas siempre y no sé en qué momento creemos que, cuando llega enero, tenemos más margen para seguir metiendo más y más tareas.
Así que, ya sabes, necesitas elegir en qué te enfocas y a qué dedicas tus recursos. Y, en cuanto a hábitos, te recomiendo ir uno por uno o, si son varios, que pertenezcan a la misma área.
Querer hacerlo todo a la vez es un error de base que nos impide conseguir muchos de nuestros objetivos, nos provoca una enorme sensación de frustración y perpetúa la creencia de que no somos suficiente.
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No definir exactamente qué conlleva cada hábito
Te cuento un truco de coaching que seguramente comprobarás si algún día te animas a vivir un proceso: la definición del objetivo es lo más importante.
Puedes elaborar el plan de acción más detallado e incluso puedes establecer momentos en que lo revisarás y realizarás los ajustes necesarios, pero si te diriges hacia un objetivo mal definido, es bastante probable que todos tus esfuerzos queden en nada.
La definición es importante y debemos detenernos en ella.
“Beber más agua” no es suficiente.
Es posible que logres mantener el foco y bebas más agua, pero también es posible que se te olvide el objetivo en dos días, nunca lleves la botella en el bolso, no te acuerdes de que existen las infusiones y cargues con un objetivo más sin cumplir en tu mochila.
“Pasar más tiempo con mi pareja” también es fácil de olvidar. “Ser menos autoexigente” o “cuidarme más” tampoco son metas bien definidas.
¿Y qué es bien definido?
Generalmente definir bien una meta incluye un número o, al menos, un concepto menos amplio que “más” o “menos”. Por ejemplo, “beber dos litros de agua al día empezando con un vaso de agua nada más levantarme, una infusión a media mañana y otra a media tarde, mínimo un vaso en cada comida y tener la botella siempre delante”. Esto parece un objetivo mejor definido que simplemente “más agua”.
“Pasar más tiempo con mi pareja” se puede traducir en “martes de Netflix, viernes de cata de vinos y domingos de plan sagrado en pareja”.
“Ser menos autoexigente” va a necesitar que definas en qué áreas, qué significa eso para ti y en qué se traduce en la práctica.
Y, finalmente, “cuidarme más” ¿qué es exactamente? Te pongo un ejemplo “salir a andar dos veces a la semana, hacerme la manicura cada 15 días, incluir vegetales en todas las comidas y ver un documental a la semana”. ¿Qué tal así? (Ahora a ver cómo cumplimos con el primer punto).
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Infravalorar la dedicación que requiere la adopción de un hábito
Este error está íntimamente relacionado con los dos anteriores. No definir correctamente un objetivo hace que no caigamos en la dedicación que va a requerir e infravalorarlo hace que queramos adoptar muchos hábitos a la vez.
Adoptar un hábito exige mucha atención y motivación. Implica incluir una serie de pensamientos y acciones nuevas en nuestro día a día y, para nuestra mente, que pasa la mayor parte del tiempo en modo automático, no es fácil.
“Beber más agua” implica que vas a necesitar prever que se te olvidará beber y tendrás que tener un plan apropiado para tal evento. Además, también vas a necesitar asegurarte de tener siempre agua en tu campo de visión, establecer algún sistema que te recuerde beber y analizar otros aspectos rutinarios.
“Cuidarme más” puede requerir un tiempo, un dinero y una energía que no tienes y, si realmente quieres hacerlo, quizás necesites elegir a qué le vas a restar tiempo, dinero y energía.
Un hábito necesita mucha atención, si fijas objetivos como churros sin detenerte a pensar cuánto esfuerzo conllevan, es probable que los abandones a medio camino. A nadie le gusta enfrentarse a algo más difícil de lo esperado.
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No establecer hitos de tiempo, de nivel, etc
Necesitamos retroalimentación positiva para mantener nuestra motivación a tope durante las primeras semanas o meses del trabajo para nuestro nuevo hábito.
¿Qué tal si estableces grupos de días? ¿Semanas? ¿Niveles? O cualquier otro tipo de hito que te ayude a crear la sensación de “ir alcanzando” el objetivo.
Si te fijas una manicura cada dos semanas, ¡es muy fácil! Cada dos semanas podrás ponerte una medallita si logras escaparte a hacer la manicura. ¿Pero qué pasa con el agua o el tiempo en pareja?
Funciona muy bien hacer revisiones semanales de las cosas que se han hecho y las que no para poder analizar dónde están las dificultades y decidir qué hacer con ellas.
Y también tienes la opción de fijar niveles: “cuando llegue a dos libros leídos”, “cuando logre caminar 5km al día”, etc.
Piensa que…
Piensa que la adopción de hábitos no es ninguna tontería y abandonarlos todos y que pesen como fracasos tampoco lo es. ¡Asegura el trabajo y no pierdas el tiempo!