Una tendencia que va un paso más allá del conocido 'body positive' al no celebrar ni estigmatiza el cuerpo. Simplemente propone aceptarlo tal y como es, viéndolo como algo neutro. Aquí no existe la presión de "amarnos" a toda costa.
Qué significa el movimiento 'body neutrality'
Vivir en un mundo colonizado por lo que la socióloga y escritora franco-israelí, Eva Illouz, cataloga como “la hipersexualización de los cuerpos” tiene su traslación directa en nuestra psique. En concreto, en la de las mujeres, a quienes la industria de la moda y el entretenimiento ha mantenido a raya con unos cánones cerrados y poco inclusivos. Aceptar con seguridad que no pasa nada por no ser como la modelo de catálogo todavía es difícil para muchas mujeres. Sobre todo, si tenemos en cuenta el peso que los likes y la influencia tienen a día de hoy en nuestra sociedad. Es justo lo que defiende el body neutrality, un movimiento social que no busca alabar el cuerpo, sino aceptarlo tal y como es.
Sin embargo, mucho antes y en repulsa de esa presión social por encajar en los moldes de lo que se considera “bello” en la esfera pública, en 2007 surge el movimiento social body positive. Su objetivo, en contra del body shamming —una tendencia que avergüenza a las mujeres por su físico—, es el de empoderar a personas con sobrepeso; al mismo tiempo que defiende la aceptación de todos y cada uno de los cuerpos, con independencia de su graso de discapacidad, altura, género, raza o aspecto.
Con la llegada del body positive los mensajes inundaron rápidamente las redes y la prensa. “Quererse”, “aceptarse”, “amarse tal y como una es”, hace años que ayuda a muchas mujeres a desafiar y cuestionar la manera hegemónica con la que la sociedad cataloga los cuerpos en función de su belleza. Una dura realidad que trae consigo el poso de esa “mirada masculina” a la que la teórica y cineasta británica, Laura Mulvey, dedicó todo un ensayo titulado “Placer visual y cine narrativo”, publicado en la revista Screen en 1975.
En realidad, este concepto que apareció por primera vez como male gaze en el artículo tan influyente de Laura Mulvey, no solo asentó las teorías feministas del cine, sino que también sirvió para dar luz en numerosos ámbitos al hacer evidente esa estructura o sistema que, sobre la base de la diferencia sexual masculino/femenino, determina la mirada o el punto de vista.
En este tipo de estructura, el hombre se sitúa en el polo activo de quien mira, mientras que la mujer ocupa la posición pasiva de ser observada. La reflexión, idónea para la época, todavía nos sirve a día de hoy para ilustrar el peso que las mujeres tienen que soportar frente a esa mirada masculina y capitalista que en ocasiones sexualiza los cuerpos.
Body positive y body neutrality: ¿qué les diferencia?
No es de extrañar que, para romper con esos moldes rígidos que encorsetan el concepto de feminidad y belleza hasta el extremo, surjan movimientos como el body positive o el reciente y muy seguido body neutrality. ¿Qué diferencia hay entre uno y otro?
Pues si bien ambos buscan empoderar a las mujeres, lo cierto es que no son exactamente lo mismo. En ocasiones, la dictadura del positivismo puede ser contraproducente, ya que no todas las personas están dispuestas a dar el paso o quizá necesitan más tiempo para aceptarse.
Por eso, el body neutrality defiende una neutralidad corporal que invita a no celebrar ni estigmatizar el cuerpo, sino a verlo como algo neutro, borrando ese matiz forzoso al que, en ocasiones, alude la positividad corporal. No se busca alabar el cuerpo, ni amarlo a todas horas, simplemente aceptarlo como es, sin añadirle ningún tipo de expectativas. Gracias a esta visión, las redes sociales se han llenado de cuerpos reales, sin flitros ni retoques. Una tendencia que ya siguen celebrities como Taylor Swift o la actriz y presentadora española Tania Llasera.
De hecho, para este movimiento, el cómo me siento conmigo misma no tiene nada que ver con la apariencia. En definitiva, y como ya venimos escuchando, el físico no lo es todo. Puede haber múltiples vertientes que influyan en nuestra autoestima y la percepción que tenemos sobre nosotras mismas. Hacerte preguntas para conocerte mejor, pasar tiempo en calidad contigo o ser amable contigo misma, son también algunas de las tácticas para querernos tal y como somos.