Poco a poco he ido asumiendo el hecho de que tengo defectos que no son fáciles de aceptar. No soy perfecto, ni mucho menos, aunque trato cada día de ser mejor. Mientras escribo esta carta a mis relaciones marchitas por los celos y pienso en todo lo que quiero decirles, solo se me ocurre lo mucho que siento haberles defraudado… Haberme comportado como un tonto y haber usado palabras hirientes en momentos de ira.
Lamento haber pensado demasiado en cosas sin importancia; también haber llegado a conclusiones precipitadas en lugar de analizar los hechos objetivamente.
Lamento que, como mecanismo de defensa, cerré mis oídos y ojos al amor, y decidí escuchar la voz del ego convenciéndome de lo peor.
Lo siento…
Lo primero que quiero que sepan es que todo lo que pasó no fue su culpa, y que, en realidad, el problema era yo. No confiaba lo suficiente en mí, no estaba lo suficientemente orgulloso ni cómodo con quién era, y los celos eran una forma de protegerme.
Muchas veces pensaron que no confiaba en ustedes, y que ese era el problema. Pero en realidad no confié en mí, fui escéptico conmigo mismo y con la posibilidad de que otras personas me amaran lo suficiente para quedarse conmigo sin intervenciones. Sin engaños.
Lamento mucho que toda esta inseguridad haya levantado un muro imposible de derribar, y que hayamos salido heridos en consecuencia.
Además, lamento no haber dicho nada de esto a tiempo. Sé que tuve la oportunidad de expresar mis sentimientos con más claridad, pero preferí no hacerlo, tal vez porque no quería que me vieran vulnerable.
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Las palabras son difíciles de encontrar cuando tienes rabia y te sientes culpable al mismo tiempo, pero quiero pedir disculpas por mi actitud, mi comportamiento, mis palabras. Por haber estado constantemente enojado con ustedes, por haberlos desmentido, por haberlos lastimado con mi duda permanente.
Durante mucho tiempo, fingí que ustedes eran el monstruo en mi vida, una bestia que no me amaba y que, de la noche a la mañana, me abandonó.
Hoy entiendo que nada de esto era cierto. Soy lo bastante honesto conmigo mismo para reconocer que, simplemente, actué como si su amor fuera insuficiente, porque nadie puede hacerte sentir seguro cuando tú mismo dudas de ti.
Sé que, tal vez, los recuerdos positivos en su mente son menos que los negativos, y que tal vez les costará perdonarme o aceptar esta disculpa.
Pero no miento cuando digo que quiero verles sonreír de nuevo, quiero que sean felices y quisiera que, algún día, dejen atrás los momentos grises que egoístamente creé en su memoria.
Quisiera que conserven los recuerdos positivos, y que sepan cuánto les quise en su momento (aunque haya sido de forma equivocada).
Al final del día, es el miedo a perder a alguien lo que te impulsa a tomar todas las malas decisiones que conducen a una ruptura. Me di cuenta de ello un poco tarde, es cierto. Pero ahora veo muchas cosas como realmente son, estoy cambiando paso a paso y estoy seguro de que estaré preparado para una relación sana y estable en el futuro.
Todos ustedes han dejado una huella positiva en mi vida, y quiero agradecerles por eso.