El crecimiento personal no solo está determinado por nuestro logros materiales y espirituales. También, por las decisiones que tomemos en el camino para lograr lo que deseamos. De esta manera, el trabajo juega un rol fundamental a la hora de poder conseguir todo aquello que anhelamos.
El estar conforme con lo que hacemos no es suficiente. Debemos amar lo que día a día realizamos. Si resulta ser de esa forma, entonces, nada será un trabajo. Todo será un placer. Y podrás ganar dinero haciendo aquello que tanto te gusta.
Por lo tanto, si actualmente te encuentras laborando en algo que no te llena y que no te hace feliz. Entonces, ha llegado el momento de preguntarte si vale la pena continuar en ello o buscar un nuevo rumbo. A continuación, en Phrónesis te presentamos 11 claves que te indicarán si ha llegado el momento de cambiar de trabajo para ir en búsqueda de tu bienestar…
1. No eres feliz con lo que haces
La felicidad es el fin de cada una de las acciones que realizamos en nuestras vidas. Trabajamos para poder lograr aquello que deseamos. Desde el punto de vista material y personal. Si el trabajo que desempeñas no te gusta e incluso llegas a odiarlo, pues algo anda muy mal. Lo mejor que puedes hacer es moverte y buscar otras opciones que te llenen y te hagan sentir bien contigo mismo y con los demás.
2. Te sientes estancado
Las personas no solo trabajan por dinero, también lo hacen por su bienestar y desarrollo tanto personal como profesional. Cuando nos encontramos en un empleo que no nos ofrece crecimiento nos sentimos estancados. Es normal, incluso, pensar que perdemos nuestro tiempo. Antes que nada, debemos analizar si la empresa en la que trabajamos nos ofrece la oportunidad de crecimiento que tanto esperamos.
3. Problemas con tus jefes
Es normal que existan ciertas diferencias con las personas a las que nos toca rendir cuentas. Sin embargo, estas diferencias deben ser únicamente en el plano laboral. Cuando existen rencillas personales que van más allá del trabajo, entonces lo mejor es alejarse y aprender a lidiar con personas conflictivas.
4. Sufres de estrés continúo
No todas las personas son capaces de trabajar bajo presión. De hecho, la mayoría no lo soporta y termina por comprometer su salud y bienestar. Este puede llegar a ser una enfermedad muy peligrosa. Al punto que puede llegar a afectar tu sistema nervioso. Existe el llamado estrés laboral, el cual está comprobado puede ser altamente perjudicial.
5. No te sientes comprometido
Por lo general, esto sucede cuando no estamos en sintonía con la empresa en la que trabajamos. Puede ser que sus políticas, valores o principios no sean de tu agrado y por lo tanto no los compartas. En estos casos, lo mejor es buscar un nuevo lugar que te brinde lo que andas buscando.
6. Tu labor es menospreciada
Suele suceder que aunque te esfuerces demasiado nunca parecerá ser suficiente. Tu trabajo no es valorado y muchas veces, inclusive, menospreciado. Aquí, puedes hablar con tu jefe acerca de aquello que no está funcionando o sencillamente irte a un lugar donde seas apreciado por tus capacidades.
7. El trabajo te impide vivir
Es muy común encontrar a personas que no hacen en su vida más que trabajar. El tiempo no les alcanza para nada más. Un trabajo al que tengas que dedicarle más de 8 horas al día no es un empleo sano. Recuerda que trabajas para vivir, no vives para trabajar.
8. Sufres de acoso
Resulta que muchas veces somos maltratados en nuestros trabajos. El trato poco humano y vejatorio es considerado como acoso. De la misma manera que el mobbing o acoso psicológico. En el cual, somos amenazados en nuestras capacidades y actitudes. Sin dejar a un lado, el acoso sexual que puede resultar muy común hoy en día.
9. Te sientes infrautilizado
Suele suceder que cuando nos encontramos desempeñando un trabajo que nos exige menos de las capacidades que tenemos nos aburrimos. En esos casos, es normal pensar que podemos dar y ofrecer más. Lo cual, nos hace pensar que lo mejor es buscar un oficio que nos permita aprender cosas nuevas. Es importante escuchar nuestro lenguaje interior. Allí, podemos encontrar todas las respuestas que buscamos.
10. La desmotivación y la apatía te ganan la batalla
Cuando no amamos lo que hacemos sucede esto. La desmotivación nos inunda, llegando a convertirse en depresión. La sensación de apatía nos inmoviliza. Llega el momento en que no nos provoca hacer nada en el trabajo. Lo mejor es realizar un cambio y buscar un nuevo empleo.
11.No eres bien remunerado
El factor económico tiene mucho peso. Si te encanta el trabajo, pero no estás contento con lo que ganas. Tarde o temprano, tampoco te sentirás bien trabajando. Todo es un equilibrio y lo material juega un papel fundamental a la hora de querer permanecer laborando o no para una empresa determinada.