Quienes vivieron su infancia y su adolescencia por allá entre las décadas de 1970 y 1990 suelen preguntarse cómo soportaban el bullying de la época, el matoneo, que por ese entonces no tenían esos nombres modernos y sonoros, sino que simplemente se conocían como ‘la montadera’ (que seguramente tenía diversas denominaciones según la región en donde se produjera). Y la pregunta los lleva a plantear hipótesis como que quizás los niños y adolescentes de entonces eran más resistentes.
Pero la explicación va por otro lado. Al menos, así lo explica Carlos Andrés Sánchez Jaramillo, doctor en psicología, profesor de la Universidad San Buenaventura de Cali, para quien el hecho de que en esa época la gente se mostrara ‘más resistente’ tiene que ver más con que entonces esas conductas estaban normalizadas y los individuos tenían que aguantar fuera como fuera.
«No es que la gente se haya hecho más delicada –precisa Sánchez–. Yo creo que más bien nos hemos hecho más claros en saber cuándo algo es agresivo, cuándo algo es violento. […] Cuándo algo deja de ser gracioso y pasa a ser ofensivo». El doctor en psicología remata diciendo que hoy no somos mejores personas ni el mundo es mejor por el hecho de haber soportado el bullying.
Efectivamente, las generaciones actuales tiene claro que la agresión no es un comportamiento natural y se oponen a ella. Sin embargo, uno de los contextos en lo que las conductas agresivas se manifiestan con fuerza son los entornos digitales, donde el bullying y el matoneo son el pan de cada día.
Para el experto, estas conductas suelen estar asociadas con personas carentes de empatía, que creen que su forma de pensar es la única válida y que se aprovechan de que conceptos como la tolerancia y la libertad de expresión están muy tergiversados.
Sánchez participó en el evento ‘Matoneo, fanatismo y noticias falsas: ¿Cuál es la salida?’, realizado por Impacto TIC el pasado 28 de enero, cuya conversación en redes sociales se puede seguir usando la etiqueta #CiudadaníaDigital. A continuación, reproducimos una versión ampliada de la entrevista, en la que el experto habla sobre las características de las personas que esparcen mensajes de odio, las condiciones que suelen favorecer su accionar en las redes sociales y la manera en que las víctimas pueden manejar la situación.
Aunque la primera recomendación es buscar un diálogo con el agresor, es claro que esta posibilidad no siempre es viable, por lo que al final de la lista están la denuncia y otras opciones. Pero para Sánchez, una de las cosas más importantes es que los usuarios de las redes sociales adopten una posición activa, lo que no significa responder al odio y la agresión con más odio, sino ser más conscientes de su papel en el entorno digital para tomar medidas de autocuidado que no les impidan el ejercicio de su Ciudadanía Digital.
Algunos comentarios sobre la personalidad digital
Cuando las personas crean perfiles en medios digitales no les es fácil establecer completamente quiénes son, así que su descripción suele reducirse a qué hacen, o a lo que les gusta o no les gusta. Esta es una de las situaciones que pueden dificultar que en algunos casos se genere la empatía suficiente para evitar las agresiones en línea.
La tecnología y las relaciones en línea
En el bloque principal de la entrevista con Impacto TIC, Carlos Andrés Sánchez Jaramillo habla de factores tecnológicos y sociales que afectan las relaciones en línea. Para entrar rápidamente en materia, pasamos directamente a los sociales. Para no dejar la información a medias, en este breve segmento compartimos los comentarios del experto sobre los aspectos tecnológicos.