Son numerosas las investigaciones científicas que han demostrado las bondades que tiene realizar alguna actividad deportiva de forma regular. Sin embargo, y a pesar de que se ha confirmado la relación directa que existe entre el sedentarismo y las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, la diabetes tipo 2, la osteoporosis, las enfermedades mentales como la ansiedad y la depresión, o con determinados tipos de cáncer, como el de colon, mama y pulmón; y también con el envejecimiento prematuro del cerebro; las personas mayores dedican muy poco tiempo a realizar alguna actividad deportiva. De hecho, muchas de ellas no realizan ninguna actividad física, ya sea por falta de tiempo o porque se imaginan que es necesario realizar actividades deportivas que requieren mucho esfuerzo, constancia y dedicación; lo cual no es cierto, según corroboran varios estudios, especialmente el nuevo estudio que fue llevado a cabo por investigadores del Hospital Universitario de Saint-Étienne (Francia).
Dicho estudio comprobó que caminar 15 minutos diarios, además de que es un objetivo razonable y que puede conseguir cualquier persona mayor, también consigue reducir un porcentaje importante de mortalidad general. El Dr. David Hupin, responsable de esta última investigación, destaca al respecto que “los estudios previos muestran que cuanto mayor es la actividad física en las personas, mayor es el beneficio para la salud”.
La edad no es excusa para no hacer ejercicio.
Para corroborar los beneficios que tiene el ejercicio entre las personas mayores, los responsables del estudio evaluaron los resultados obtenidos en dos estudios previos. El primero, llevado a cabo con 1.011 franceses con una edad de 65 años a los que se evaluó durante un período de 12 años; y el segundo, un trabajo internacional con 122.417 participantes que habían cumplido los 60 años y a los que se siguió durante un promedio de 10 años. Lo que encontraron es que comparado con las participantes que no hacían ningún tipo de ejercicio, en los participantes que iban incrementando sus niveles de actividad física, se redujo el riesgo de mortalidad en un 35%; así que hacer ejercicio alarga la vida.
Por otra parte, también está comprobado que el ejercicio regular y moderado en las personas mayores incrementa los niveles de coenzima Q10 y la actividad antioxidante de la sangre1 , les ayuda a reducir el estrés y mejora sus funciones cognitivas, especialmente las que están asociadas con la memoria, la concentración, la planificación y la orientación espacial; funciones que se van deteriorando a medida que envejecemos. De hecho, actualmente está demostrado que el área del cerebro llamada hipocampo, la cual está relacionada con la memoria principalmente, con la consolidación de los recuerdos a largo plazo y con el sentido de nuestra orientación, en las personas mayores su tamaño o volumen va disminuyendo cada año.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.)2, pudieron comprobar que en las personas mayores que realizan alguna actividad aeróbica de forma regular, se produce un aumento de volumen del hipocampo hasta en un 2%; gracias a que el cuerpo humano por medio de la actividad deportiva, aumenta la producción de una de las proteínas (BDNF), encargadas en la formación de nuevas neuronas en diferentes partes del cerebro.
Incluso cuando hay deterioro cognitivo o demencia senil, es necesario hacer ejercicio.
Todos los estudios que encontramos con respecto al ejercicio físico y su relación con la salud y con el funcionamiento cerebral, de una forma u otra, siempre vienen a confirmar que el cerebro es moldeable a cualquier edad, incluso cuando ya está presente el deterioro cognitivo debido al envejecimiento. De hecho, un grupo de investigadores de la Universidad de Maryland (EE.UU)3, comprobaron cómo un grupo de personas mayores que practicaban ejercicio de intensidad moderada, lograron aumentar el grosor de su corteza cerebral, área que se encuentra afectada durante la enfermedad de Alzhéimer. Recuerden que las personas con Alzheimer muestran una reducción del espesor de ciertas áreas de la corteza cerebral relacionadas con la memoria; a este respecto el Dr. J. Carson Smith, uno de los responsables de dicho estudio, concluye que:
“Muchas personas piensan que es demasiado tarde para intervenir con ejercicio una vez empiezan a hacerse visibles los síntomas de pérdida de memoria, pero nuestros datos sugieren que el ejercicio tiene un beneficio importante en etapas tempranas del deterioro cognitivo”.
De hecho muchos estudios han corroborado que el ejercicio físico provoca la generación de nuevos capilares sanguíneos que irrigan mejor el cerebro; y también provoca que las sinapsis o conexiones neuronales se puedan modificar y configurar de forma diferente; por tanto, el ejercicio puede ayudar a revertir la neurodegeneración y la tendencia que tiene el cerebro a atrofiarse por el envejecimiento natural que conlleva la edad o como consecuencia del alzhéimer.Por otro lado, las personas mayores que hacen ejercicio de forma regular y moderada, como puede ser caminar de forma intensa durante 15 minutos diarios, además, de que logran reducir el riesgo de caídas, logran evitar las fracturas producidas por estas; también tienen mejor capacidad funcional y equilibrio, tienen más facilidad de movimiento como por ejemplo, a la hora de subir escaleras, logran reducir los dolores músculo esqueléticos debidos a la edad, y además, consiguen atenuar la sarcopenia, es decir, la disminución de la masa y fuerza muscular o de una velocidad reducida al caminar, la cual está asociada al sedentarismo, a la falta de nutrición y el envejecimiento. Así pues, como podemos corroborar, son más los beneficios que trae para la salud de las personas mayores, realizar alguna actividad deportiva que no hacerla.