Ahora recuerdo un poema que alguna vez escribí a una persona muy especial e importante de mi vida mi abuelo, era mi abuelo, un poeta, filósofo y escritor quien murió a sus 96 años. El poema decía:
Y un día se le dio por morir
Así como en aquellos tiempos le daba por escribir
Aquel viejo que para mí era eterno
Nos ha dejado no sólo un recuerdo
Sus canas merecían respecto e indicaban muchas experiencias
Experiencias que permitieron que sus intentos fueran un hecho
Sí, un hecho…
Fue poeta, escritor, filósofo, periodista, padre y esposo … hijo, ¡casi no!
Pero hijos si dio.
Aquellos que también son hijos de Dios
Aquel viejo de noventa y seis (96)
Ya quería morir, morir para vivir
Cuando tendido en su cama miraba hacia el techo
Sus ojos brillaban como un gran lucero
Pero, un lucero mojado
Porque sus lágrimas caían lentamente por sus mejillas
Mejillas de vida…
Mejillas que un día sintieron la muerte…
Recordar a este hombre, que marcó mi vida por sus capacidades, sus éxitos, sus historias, su genio malhumorado en ocasiones, su amor, y sus juegos; sin duda me da nostalgia, melancolía y mucho dolor. Saber que hoy no está, que hace algunos años partió para siempre es una dura verdad.
Los momentos de dolor porque un ser amado muere, son duras etapas que tenemos que afrontar en el transcurso de nuestras vidas, sin embargo parece que no entendemos que estos momentos son de las pocas cosas seguras que tenemos. Así lo afirma la Dra. María Teresa Geithner, Psiconcóloga de la Fundación Vida Por Amor a Ellos, quien dice que “No hay que temerle a la muerte”, y hace énfasis en que “Todos tenemos que vivir el duelo. Lo que pasa es que el duelo por ejemplo de la muerte, lo ve uno muy lejos, eso le llega a los demás, al vecino, al amigo… pero a mi no me va a llegar…” Sin duda la mencionada doctora tiene razón, pues no solemos creer que alguien cercano a nosotros se va a ir, y se va a ir para siempre.
La gran inquietud es: ¿por qué nos duele tanto perder a un ser querido?
Yo no podía quedarme con esta duda, teniendo la oportunidad de hablar con María Teresa, esta profesional en el tema del duelo que claramente logró solucionar muchas inquietudes propias e inquietudes de nuestra comunidad Phrónesis, así bien, en la amena conversación que tuve con ella le pregunté: ver entrevista El duelo, otra etapa de la vida “Doctora, existen personas que sienten morir cuando pasan por un proceso de duelo, cuando pasan por un momento doloroso, por perder a un ser querido ¿qué factor influye en este proceso, por qué ocurre?” siendo su respuesta la siguiente: “Haber, básicamente el dolor en el duelo está directamente ligado al vínculo, independientemente de qué tipo de duelo es. Un duelo que muchas veces desubica muchísimo es el duelo por separación, porque afectivamente rompí con mi pareja, porque ese duelo adicionalmente te está acabando con tu autoestima, generalmente hay muchos elementos que antes de la ruptura misma o después de la ruptura llevan a sentir a uno que: “no fui capaz”, “no valgo” y “no sirvo, por eso no se quedó conmigo”; entonces, ese vínculo es el que nos está dando la intensidad del dolor, entre más intenso es el vínculo, más intenso es el dolor”.
Entender que son los sentimientos, el estar afectivamente involucrado con esa persona a la que se pierde; sin duda complica más el asunto, pues bien se sabe que cuando hay sentimientos de por medio la cosa se torna más difícil. Ahora bien, saber la respuesta también ayuda, pues el saber que los sentimientos por esa persona, son sentimientos verdaderos nos hace pensar que hay algo que no está tan mal, pues yo como persona ofrecí lo mejor de mi ¡los sentimientos! Y haber perdido a mi ser querido es algo que no dependió de mi, (esto haciendo referencia a casos de pérdida por muerte) este viene siendo un análisis que claramente no podremos hacer en el momento del duelo, pero que en el proceso y en cada una de las etapas que este conlleva iremos visualizando, lo cual nos ayudará a superar la pérdida.
Algunas de las etapas que se presentan en el proceso de duelo, de acuerdo con los conocimientos de la Doctora Geithner son:
Etapa del shock. Para la cual la doctora explica: “Es decir es como un baldado de agua fría, como un anestésico que tu cuerpo genera para que tú te puedas enfrentar a todo eso, es el momento en que te dicen “sucedió esto” te dan la mala noticia”.
Etapa de explosión de sentimientos. “En esta etapa se presentan una serie de varias etapas pequeñitas con muchos sentimientos, como lo son la ira, la culpa, el abandono, la desolación, la tristeza, la alegría, la tranquilidad, la paz. Son muchos los sentimientos, y que parece como una explosión y en cada persona el orden de esos sentimientos es diferente y esos sentimientos están dados por el vínculo que se estableciste con la otra persona”. Afirma María Teresa.
Etapa de Aceptación. Es entender que el ser querido ya no está, (o la cosa, o el animalito) y conectarse con éste internamente.
De acuerdo con lo anterior, es importante saber identificar el momento por el que está pasando una persona que está en duelo, para así poder brindar la ayuda, colaboración y compañía adecuada; para este tema es clave entender que la orientación profesional es indispensable, así lo establece la ya nombrada especialista, quien afirma que el acudir a los amigos en momentos difíciles no será errado, pero esta no podrá ser la única colaboración que se deba tener, ya que los amigos pueden tener la voluntad para ayudar, pero el no conocer el tema con profundidad los puede llevar a decir palabras que quizá en el momento no serán las más acordes y pueden afectar de cierta manera al doliente.
Así bien, es importante destacar que existen varios tipos de duelos, y que cada uno de estos hacen referencia a la pérdida de algo o alguien que está directamente vinculado con nuestro ser.
Duelo por muerte de un ser amado
Duelo por separación o ruptura amorosa
Duelo del “Nido Vacío”
Duelo de un objeto material
Duelo por enfermedad (Cuando se nos diagnostica una enfermedad grande, o la pérdida de una parte de nuestro cuerpo)
Duelo económico
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Cada duelo será diferente de manejar, teniendo en cuenta el nivel de afecto, cercanía o vínculo que se tenga (casos de muerte) por ejemplo, señala la Doctora Geithner, “¿me duele más perder a mi hijo que a mi padre? o ¿viceversa?” Todo parte de la carga afectiva que se tenga con aquello que se pierde, señala.
Es importante destacar que la red de apoyo es indispensable en el proceso de duelo, esto dice nuestra especialista invitada “no se puede dejar sola a la persona que está en duelo”. Esto es algo irrefutable, pues es un momento de debilidad ante cualquier pensamiento que se nos pase por la mente, son momentos en los que el no aceptar la perdida puede llevar al doliente a por ejemplo a consumir licor o drogas, lo cual sin duda puede generar adicciones. Afirma la Doctora María Teresa Geithner, que este tema del consumo de licor “el ahogar las penas” es un gran peligro, sobre todo para los adolescentes y personas jóvenes ya que como mencioné se puede caer en adicción.
“¿Qué hace el licor? Por ejemplo o ¿qué hacen las drogas? En ese momento rompen barreras y hacen relajación, por lo tanto les permite llorar más, pero no les ahoga nada. Y después los sentimientos de culpa que vienen con la misma persona cuando le pasa la rasca son grandísimos, adicionalmente generan que estoy dependiendo, que para sentirme bien voy a consumir licor, droga, bueno lo que fuese, juego… es huir de la realidad. Lo mismo sucede, por ejemplo, cuando yo me enfrasco –murió mi ser amado- y me enfrasco en trabajar y no pensar, yo trabajo como una mula todo el día, llego, duermo y al otro día la misma cosa y así de lunes a lunes… Estoy huyendo”. Dice Geithner.
De esta manera amigos de la comunidad, y ya conociendo más acerca de este tema que creemos que nunca nos va a llegar, es importante que nos concienticemos de la naturaleza de las pérdidas, pues como bien pudimos aprender de nuestra psiconcóloga, desde pequeños estamos asumiendo pérdidas, lo más importante para poder afrontarlas es aprender a tolerar las frustraciones, pues como pudieron ver en la entrevista el no manejo de las frustraciones nos lleva al derrumbe afectivo, así lo confirma la doctora María Teresa cuando nos dice “démonos capacidad para enfrentar la frustración, porque toda pérdida genera una frustración. Si yo no estoy capacitada para enfrentar una frustración me derrumbo”.