No existe ninguna manera agradable de dejar a alguien

Nuestra vida está hecha de rupturas. La muerte de un ser querido, una separación amorosa, una enfermedad, la pérdida de un trabajo, un cambio de domicilio…. Todas ellas son situaciones comunes que implican un corte con el pasado, que nos precipitan hacia un vacío desconocido y que, en gran medida, transforman nuestra identidad. Y, aunque todos quisiéramos vivirlas de la forma más agradable y menos traumatizante posible, a menudo se convierten en un desgarro constante, en “un trabajo íntimo de liberación, de distanciamiento y de apaciguamiento afectivo”.

Así es como lo define la filósofa francesa Claire Marin en su nuevo libro «Rupturas: cómo superar el desgarro que produce una experiencia dolorosa». Una obra que nos interpela a todos y muy necesaria para que, en palabras de la misma autora, “aprendamos a aplacar la violencia de los sentimientos que suscitan las rupturas en nuestro interior, tolerarlos como efecto inevitable y controlarlos progresivamente para asumir nuestra propia identidad”.

Con ya más de 50.000 ejemplares vendidos en Francia, el libro empezó a comercializarse en versión castellana el pasado mes de septiembre. En él, Marin nos propone un interesantísimo ensayo para aprender a mirar el miedo a la cara, convencernos para ser consecuentes con nuestros sentimientos y convicciones y ahondar en lo que se esconde detrás del dolor profundo que sentimos durante estos inciertos y necesarios periodos de transición.

¿Crees que vivimos en una sociedad en la que el duelo, al igual que la muerte, sigue siendo un tabú que deberíamos normalizar y cuyo proceso deberíamos respetar más conscientemente?

Ciertamente nos hemos distanciado del proceso de duelo, un asunto mucho más íntimo y menos público de lo que era hace décadas. A diferencia de entonces, ahora no lucimos ninguna señal pública de duelo. Se espera de nosotros que permanezcamos activos, eficientes, cumplidores. El sufrimiento se percibe como fragilidad y debilidad. Lo toleramos hasta cierto punto, pero se supone que debemos recuperarnos lo antes posible de nuestras rupturas.

¿Hay alguna línea roja que determine cuando debemos poner punto y final a una relación o a un periodo de nuestra vida?

Tan pronto como sintamos que estamos interpretando un papel, fingiendo ser alguien que alguna vez fuimos, pero que ya no somos. Cuando nos sintamos “falsos”.


¿Qué riesgo corremos si no lo hacemos y optamos por quedarnos en la “zona de confort”?

Bueno, en realidad dejará de ser una zona de confort, porque empezaremos a sufrir las consecuencias de nuestra propia falsedad, hasta que la situación se vuelva del todo intolerable. Y además, puede que empecemos a mentirle también a los demás y les hagamos sufrir a ellos también.

Cuando hablamos de “rupturas” solemos pensar en exclusiva en las relacionadas con el mundo de la pareja, pero también existen las rupturas entre amigos, entre miembros de la familia, entre relaciones profesionales, etc. ¿Las famosas fases de negación, de ira, de negociación, de depresión y de aceptación ocurren siempre de la misma forma sea cual sea la naturaleza de la ruptura?

Hay similitudes, sí. Ése es el motivo por el cual quise escribir sobre todas ellas. Todas las rupturas hacen que nuestra identidad y nuestra autoestima se vuelvan frágiles, y nos obligan a redefinirnos después. Acerca de las fases, sólo diría que pueden no ser tan lineales como en la descripción tradicional. La ira puede reaparecer después de la depresión, la negación puede subsistir durante mucho tiempo, y la negociación puede ser susceptible de muchas reformulaciones. Pero sí, a menudo experimentamos todas estas fases.

No hace falta humillar a la persona a la que estás dejando

Una de las grandes quejas de quien se siente abandonado es decirle a la otra persona que “lo hizo mal”. ¿Existe alguna buena forma de dejar a alguien?

Es como anunciar un cáncer terminal, no hay ninguna manera agradable de hacerlo. Pero no hace falta humillar a la persona a la que estás dejando, incluso si eso pudiera ayudarte a sentir que estás haciendo lo correcto. Ser dejado ya supone en sí una humillación, la mayoría de las veces.

Hay quien deja por miedo a ser dejado. ¿Ser nosotros los desencadenantes de la ruptura hará que el proceso sea menos doloroso?

Quizá, porque parece que sea nuestra decisión y mantenemos un cierto orgullo, o al menos nos queda esa sensación, supongo.

¿Qué dirías que es lo más efectivo a la hora de aliviar el dolor que nos produce una ruptura?

Los amigos y/o la familia. La gente que te hace sentir querido y apreciado, especialmente en esos momentos en los que sientes que no vales nada.

Transformar lo increíble en un relato concreto es el primer paso para superar un evento traumático

¿Cómo podemos acompañar bien a alguien que está haciendo un duelo? ¿Qué tipo de frases o acciones deberíamos evitar?

Lo primero de todo, dejarle hablar si lo necesita. Incluso si repite la misma historia durante horas. Es necesario para superarlo. Transformar lo increíble en un relato concreto es el primer paso para superar un evento traumático. Y una ruptura puede vivirse como tal.

¿Qué relación hay entre las rupturas vividas y nuestra propia identidad?

En tanto que tienen el poder de obligarnos, o de ayudarnos, a redefinirnos, juegan un papel crucial. Quizá nos revelen una parte de nosotros mismos que ignorábamos. Valor, independencia, atrevimiento; éstas son algunas de las cosas que nos puede traer una ruptura.

Al igual que una crisis, ¿dirías que una ruptura es también una nueva oportunidad?

Puede serlo, pero hace falta que nos esforcemos. Es nuestra responsabilidad darle un sentido personal a esta crisis, tanto como nos sea posible.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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