Las rutinas ayudan a la persona con demencia a saber qué esperar y a seguir haciendo las cosas por su cuenta. Además, realizar ciertas actividades le ayudará a mejorar su sentido de dignidad y su autoestima, le darán más sentido y significado a su vida, le ayudarán a estructurar el tiempo y reducir los niveles de estrés y ansiedad.
También, la realización de actividades puede ayudar a reducir los comportamientos de vagabundeo o agitación. Tanto una persona con demencia, como su cuidador, pueden disfrutar de la sensación de seguridad y la cercanía que estas proporcionan.
Para que las actividades sean efectivas deben:
Tener un sentido y un propósito.
Ser agradables.
Poner en práctica las habilidades y capacidades de la persona enferma.
Involucrar a la familia y amigos.
Ser dignas y apropiadas para los adultos.
Darle a la persona un sentido de normalidad.
Centrarse en el proceso, no en el resultado.
Actividades como vestirse, arreglarse, bañarse y comer pueden formar un patrón en la vida diaria, así que será más fácil si continúan las rutinas a las que han estado acostumbrados durante gran parte de su vida. Llevar a cabo las actividades en el mismo orden cada día también les ayudará a saber qué esperar.
Por ejemplo, si su familiar está acostumbrado a bañarse por la mañana, trate de que siga manteniendo este patrón. Los recordatorios son de gran ayuda, particularmente durante las primeras etapas de la enfermedad. Estos pueden ser notas escritas en la nevera para recordarle comer o signos en un armario para decirle lo que hay dentro. Si ya no entiende palabras, trate de usar señales de color o imágenes. Por ejemplo, si deja un cepillo de dientes en el mostrador le recordará que debe cepillarse los dientes. Coloque la ropa en el orden en que debe ponérsela, esto le hará más fácil el poder vestirse. Utilice recordatorios regulares para conseguir que vaya al baño.