Un amigo imaginario es todo personaje invisible e inexistente (a ojos de los adultos), pero que los niños asimilan como si fuera real. Los más pequeños interactúan con “amigos invisibles” como parte natural de su crecimiento, es un ejercicio de imaginación que generalmente incluye concederles un nombre, una apariencia física e incluso una personalidad única.
Aunque los amigos imaginarios no forman parte de la realidad, desde el punto de vista del psicoanálisis se consideran “un objeto” al cual el niño otorga vida, como un peluche o un muñeco.
Las capacidades de un amigo imaginario dependen de la creatividad del niño. Pueden ser superhéroes, otros niños, animales o seres fantásticos, y la duración de su existencia varía en cada caso.
Las edades más comunes para la aparición de un amigo imaginario son entre los 2 y 8 años. Esto no quiere decir que surgirá a los 2 años y desaparecerá a los 8, sino que las edades frecuentes para que aparezcan y desaparezcan están dentro de ese rango, ya que a los 8 años de edad inicia el pensamiento lógico racional.
Anteriormente, se creía que la aparición de un amigo imaginario era un problema clínico que debía ser tratado, no obstante, se ha comprobado que los amigos invisibles no están relacionados con ninguna psicopatología. Los niños crean personajes mentales por diversión, es una muestra inocente de creatividad y, en circunstancias normales, no tiene por qué ser motivo de angustia o preocupación para los padres.
Una suposición muy citada, sin embargo, es que los amigos imaginarios son una expresión de problemas afectivos, como la ausencia de amor maternal o fraternal y la falta de contacto con otros niños. A pesar de que en algunos casos es así, como ocurre con los niños abandonados o huérfanos, se ha observado que el fenómeno de los amigos imaginarios puede surgir en cualquier tipo de contexto y no se limita a ser una consecuencia de eventos traumáticos en la niñez.
Los mágicos beneficios de tener un amigo imaginario
Aunque diversos estudios se refieren en términos muy positivos sobre la existencia de amigos invisibles durante la infancia, muchos padres todavía se alarman cuando notan que sus hijos interactúan con un ser imaginario. Por fortuna, hoy sabemos que los beneficios son muchos, y esto puede ayudar a los adultos a relajarse y permitir que los niños vivan libremente la experiencia de crear:
Los amigos invisibles alivian necesidades de compañía y, con esto, fomentan la tolerancia a la soledad, ya que el niño aprende a sentirse tranquilo sin la presencia de un adulto.
En un amigo imaginario, los niños proyectan aspectos positivos y negativos de sí mismos, lo que puede ser una herramienta para que los padres conozcan mejor a sus hijos, los comprendan y ayuden a superar adversidades.
Probablemente sea más sencillo para muchos niños practicar y perfeccionar sus habilidades de interacción social con un amigo imaginario, de modo que puedan prepararse para el encuentro con otros niños.
Generar un ambiente completamente controlado genera al niño una sensación de bienestar y puede compensar eventos que no le agradan en la vida real.
Los niños pueden adquirir más confianza en sí mismos con un amigo imaginario, ya que obtienen el apoyo de alguien que los acepta tal y como son.
Un ser invisible ayuda a los pequeños a desarrollar su empatía, pues es inevitable intentar comprender lo que su amigo imaginario “piensa y siente”.
¿Cuándo preocuparse por un amigo imaginario?
En la mayoría de los casos, los amigos imaginarios desaparecen después de un período de tiempo y tienden a ser benévolos. Sin embargo, algunas señales pueden indicar a los padres que algo anómalo está ocurriendo y que deben prestar atención:
Uno de los primeros indicadores que deben atender los padres es una conducta de aislamiento en el niño, o retraimiento debido a la presencia de su amigo imaginario. Esto se convierte en un problema porque impide al pequeño entrar en contacto con otras personas o niños, y hace que pierda el interés en participar en actividades recreativas.
Otro aspecto negativo que pudiera conllevar la existencia de un amigo imaginario es que sea destructivo o agresivo. En estos casos, es importante acudir con un especialista para no derivar en problemas más graves, ya que este “amigo violento” puede hacer que el niño adopte conductas riesgosas.
Un último punto a tener en cuenta es la edad. Como mencionamos antes, el rango normal para la existencia de un amigo invisible es entre los 2 y 8 años, de manera que, si se llega a la preadolescencia o adolescencia con un amigo imaginario, es necesario evaluar al menor con ayuda de un profesional para descartar patologías mentales.