Las 10 verdades del orgasmo masculino

El 75% de los hombres alcanzamos el orgasmo a los dos minutos o menos de haber empezado a masturbarnos. Con este dato parece que no supiéramos divertirnos o alegrarles la vida a nuestras parejas sexuales, pero no es cierto. Te contare algunas curiosidades del placer masculino que te sorprenderán.


La palabra “orgasmo” proviene del griego y significa “escalera” o “subida”. Un orgasmo, también llamado clímax, es la descarga repentina de la tensión sexual acumulada después de haberse producido esa “subida” o acumulación de dicha tensión. 

En los hombres el orgasmo se relaciona siempre con la estimulación sexual del pene que termina en la eyaculación. Además, la estimulación sexual que lleva al orgasmo puede ser propia (con masturbación) o con una pareja sexual: con o sin penetración. 

Hasta aquí la teoría oficial acerca de qué es el orgasmo masculino, pero seamos sinceros: teoría y práctica no siempre van de la mano. 

Veamos a continuación algunas grandes verdades del orgasmo masculino que suelen pasar desapercibidas y que, no nos engañemos, pueden abrirnos las puertas a pasar un rato divertido mientras estamos confinados en casa. 

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Orgasmo y masturbación no son lo mismo

Para nosotros eyacular no es sinónimo de tener un orgasmo. Es cierto que normalmente coinciden: el punto máximo de placer se produce cuando eyaculamos, pero no siempre es así. Y al revés: un hombre puede tener un orgasmo y no expulsar semen.

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Los orgasmos durante el sexo son mejores que durante la masturbación

Cualquier hombre te dirá que prefiere los orgasmos que se tienen durante las relaciones sexuales antes de los que tiene cuando se masturba. A dos se disfruta más y mejor. 

Cuando se tiene un orgasmo, hombres y mujeres liberamos la prolactina, una hormona que nos da un pico de satisfacción, felicidad y relajación. Esta hormona se libera hasta un 400% más cuando el orgasmo se alcanza en una relación sexual que cuando se llega a través de la propia masturbación. 

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Eyacular es un potente anticancerígeno

Así es. Eyacular previene el cáncer de próstata. Un estudio elaborado durante 18 años por la Escuela de Salud Pública de Boston y con 32.000 participantes varones concluyó que aquellos hombres que eyaculaban de media 21 veces al mes tenían menos riesgo de padecer cáncer de próstata que los que eyaculaban un menor número de veces. 

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Cada día, varias veces al día

Aunque depende de la situación personal y el deseo sexual de cada uno, muchos hombres se masturban a diario y lo hacen varias veces al día. Eso no significa que estemos enfermos o que seamos unos depravados. Todo lo contrario. 

Masturbarnos varias veces al día pone de manifiesto nuestra energía y el deseo sexual como símbolo de salud. Precisamente porque la liberación de la prolactina nos deja esa sensación de relajación y satisfacción después de haber eyaculado nos gusta tanto hacerlo. 

Otra cosa es que un hombre pueda masturbarse compulsivamente como respuesta a un cuadro de ansiedad o que lo haga instintivamente, aunque en realidad no le apetezca. En esos casos sí recomendaría la búsqueda de ayuda profesional. 

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Viajamos a 45 Km/h

Los espermatozoides solamente tienen una cosa en la cabeza, nunca mejor dicho: ser los primeros en llegar al óvulo. En el momento en el que es expulsado, el esperma inicia la carrera de la fertilización. 

Esta es la razón biológica por la que el semen siempre sale disparado cuando eyaculamos. Esa expulsión enérgica dispuesta a salpicarlo todo se convierte en sí misma en un juego sexual muy excitante. 

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Orgasmos múltiples

Es cuestión de práctica, pero nosotros también podemos tener orgasmos múltiples. Siempre se habla del multiorgasmo femenino, pero nosotros también podemos conseguirlo. 

La clave está en aprender a reducir poco a poco el periodo refractario para reducir el tiempo que pasa entre un orgasmo y otro. ¿O no te ha pasado que has estado con un hombre que ha tenido dos orgasmos en menos de lo que canta un gallo? No es habitual, cierto, pero sí es posible. 

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¿Pene de carne o pene de sangre?

El otro día un grupo de amigos tuvimos una conversación por videollamada y nos planteamos si nosotros éramos penes de carne o penes de sangre y cuáles de las dos opciones preferíamos. 

¿Qué diferencia hay? Sencillo. El pene de sangre es el más común y es aquel que crece mucho de su estado flácido a su estado erecto porque se llena de sangre. A este tipo de pene se le llama grower (crecedor) porque tiene paredes anchas y cavernosas que se llenan de sangre y por esa razón aumentan muchos centímetros y pueden incluso llegar a triplicar su tamaño. Dicen los expertos que hasta el 79% de los penes son de sangre. 

Aunque minoritarios, los penes de carne también buscan su espacio. A estos penes se les llama showers (que se muestran) porque casi no cambian de tamaño. El pene en sí mismo ya es carne antes de la erección porque sus depósitos de sangre son mucho más estrechos. ¿Cuál de los dos tipos de pene es tu preferido?

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El orgasmo "seco"

Como apuntábamos al principio, los hombres podemos tener orgasmos sin eyacular. Es lo que conocemos como orgasmo seco. 

También conocido como orgasmo retrógado, se produce cuando el hombre alcanza el clímax sexual pero sin eyaculación. Esto se produce cuando el semen “en lugar de ser expulsado por el pene se queda dentro de la vejiga debido a un mal funcionamiento del músculo”. Es importante destacar que la eyaculación retrógrada no impide lograr una erección ni tener un orgasmo. 

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El edging como entrenamiento

El edging es una práctica sexual muy interesante para incrementar el placer del orgasmo masculino. De forma habitual los hombres nos masturbamos y sentimos cómo el momento de la eyaculación se acerca hasta que, finalmente, eyaculamos. 

Pues bien, el edging consiste en retrasar deliberadamente el momento de la eyaculación. Te vas acercando al momento de eyacular y paras en seco, dando un paso atrás. 

Este momento de parar cuando parece que estás a punto de alcanzar el clímax convierte el acto de la masturbación o de la relación sexual en un arte porque aumenta el deseo y la excitación. Dicho de otro modo, parar para ponerte más cachondo. 

Esta práctica, habitual en juegos de rol y BDSM “no solo aumentará la cantidad de semen, sino que también lo harán las contracciones que se dan con la liberación y producen un océano de placer”.

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No todo es el pene

Nuestra sexualidad no se limita al pene. Tenemos multitud de zonas erógenas. ¿Sabías que podemos volvernos locos si nos estimulan la próstata? El ano, como los pezones, el cuello o las orejas pueden ser fuente de orgasmos si se sabe tocar la tecla adecuada.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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