Haces dieta pero no bajas de peso? ¡Descubre por qué!



Cuando sentimos la urgencia de deshacernos de esos kilos de más y ponernos en forma tanto por salud física como por comodidad con nuestro cuerpo, nada es más desesperante que no ver resultados.

En el momento en que las dietas que han parecido funcionar perfectamente para el resto del mundo no surten ningún efecto en nosotros — y tampoco logramos bajar de peso sin importar cuánto ejercicio realicemos —, se torna inevitable preguntarnos qué estamos haciendo mal o qué hay de distinto en nuestro organismo para que la tarea de perder peso se convierta en una misión épica.

Para la experta en psicología de la alimentación, María Montemayor, existe un factor clave que muchas personas pasan por alto al momento de iniciar un programa de pérdida de peso: cómo nuestra forma de pensar influye en nuestro metabolismo. 

Nos olvidamos del aspecto psicológico y confiamos ciegamente en que seguir un plan drástico de alimentación o una rutina severa de ejercicios bastará para ponernos en forma y construir el cuerpo que queremos. Así que nos sentamos a escribir una larga lista de todo lo que no podemos comer y ha hacer una planificación detallada de los horarios en los que debemos ir al gimnasio o salir a trotar.

El problema, explica Montemayor, es que al pensar de esta manera contribuimos a aumentar nuestros niveles de ansiedad por la presión que nos inducimos para perder peso. Más que regular nuestra alimentación hacia una dieta balanceada, nos prohibimos disfrutar del placer de la comida en una actitud de auto castigo por tener el cuerpo que tenemos.

La tensión que nos genera esta percepción negativa de nosotros mismos hace que nuestro metabolismo funcione a la inversa de nuestros propósitos, ya que los altos niveles de cortisol (hormona del estrés) se vinculan con un aumento en la ingesta de comida chatarra.

De hecho, para Montemayor la idea de realizar dietas crónicas para perder peso no es funcional, ya que el cuerpo se programa instantáneamente para “reprimir el instinto natural de comer, restringir porciones de calorías, tener miedo a comer y, luego, comer con culpa”.

Al final de este proceso de privación, nuestro organismo termina siendo incapaz de bajar de peso porque el estrés estimula la retención de grasas y dificulta el desarrollo de masa muscular.
3 razones por las que no logras bajar de peso

De acuerdo con Montemayor, existen tres indicadores comunes que impiden a las personas bajar de peso aún siguiendo un plan de dieta y ejercicios bien definidos.

Estos factores se vinculan con el aspecto psicológico y explican cómo la manera en que pensamos acerca de nuestro cuerpo puede sabotear nuestros intentos por perder esas libras de más.

Comer de manera restringida

No es buena idea seguir una dieta estricta basada en la mera fuerza de voluntad mientras se ignoran las señales internas del cuerpo. Se deja de comer a propósito por miedo a engordar o se verifican de forma obsesiva las calorías de los alimentos antes de consumirlos.

Según Montemayor, lo ideal es ser un comensal intuitivo y no restringido, es decir: alcanzar un grado de conocimiento de nuestro organismo que nos permita saber cuándo estamos comiendo por demanda de nuestro cuerpo y cuándo lo estamos haciendo por ansiedad. 

Estar obsesionado con la idea de bajar de peso

Centrar toda nuestra energía en la tarea de bajar de peso nos somete a niveles de estrés exorbitantes en los que producimos dosis exageradas de cortisol e insulina.

Estas dos hormonas influyen negativamente en nuestro propósito de perder peso porque contribuyen al almacenamiento de grasa y entorpecen la formación de masa muscular, sin mencionar que nos incentiva a adoptar una actitud de rechazo hacia nuestra imagen corporal y esto afecta seriamente nuestro amor propio.

La solución es dejar de buscar desesperadamente la píldora mágica o la dieta milagrosa y comprender que el proceso de perder peso de manera saludable es progresivo, pero mucho más efectivo a largo plazo que dejar de comer.

No aceptar tu cuerpo

Los estándares de belleza pueden crear heridas profundas en nuestra autoestima.

Cuando nos permitimos creer que nuestro cuerpo no es como debería ser y nos obsesionamos con la idea de encajar en un molde prefabricado por los medios de comunicación o nuestro entorno social, vivimos en una burbuja de estrés y autolesión psicológica que hace difícil lograr nuestro objetivo de perder peso, además de convertirnos en personas inseguras y apagadas.

Sin importar cuál sea tu apariencia corporal, el primer paso es reconocerte a ti mismo como un ser humano único cuya valía personal no depende de su peso sino de su calidad interior.

Acepta tu cuerpo tal y como es hoy. Atesóralo. Ámalo. Y será más sencillo construir el que deseas tener mañana.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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