Cuando la distancia es el enemigo de las relaciones amorosas

Pasar a estar alejados puede hacer tambalear hasta a las relaciones más sanas. ¿Cómo evitarlo? 


¿Qué pasa cuando dos personas que pasan mucho tiempo juntas de pronto se ven obligadas a estar separadas? ¿Y qué si esta situación se extiende de manera indefinida? A este panorama es al que se enfrentan por estos días miles de parejas alrededor del mundo.

Una situación que, para muchos, puede ser el anuncio del fin de una relación amorosa. Las discusiones, la apatía o el desinterés pueden surgir de un momento a otro, amenazando lo que pudo llegar a ser un verdadero idilio. 

Así lo cree Juliana Sparta, psicóloga especializada en temas de pareja con más de 20 años de experiencia: “En época de aislamiento, es muy común que surjan los problemas, empezando por el contacto físico. Las caricias entre dos personas que se aman refuerzan los lazos afectivos. Para el ser humano, este tipo de contacto ha sido importante evolutivamente para formar comunidades, el concepto de relación amorosa se ha vinculado con esta conducta”.

Aparentemente, menciona la experta, nuestras relaciones sociales y amorosas son resultado del contacto, pero este siendo entendido no solo como una acción corporal sino como un acto social.

“Está científicamente demostrado que nos enamoramos de personas con las que pasamos más tiempo. Es decir que la distancia puede ser un factor significativo para dejar de sentir atracción hacia alguien. Pero va más allá de eso, porque también afecta un tema muy importante en las relaciones y es la empatía”.

De acuerdo con Sparta, existe una relación directamente proporcional entre la empatía, incluso el amor, con el tiempo que se comparte en pareja. “Ahora bien, esto no quiere decir que la distancia acabe el amor, aunque sí lo puede deteriorar, porque es posible cultivar el contacto social sin llegar a la presencialidad”.

Para evitar ese deterioro, es importante identificar por qué para algunos resulta todo un reto mantener viva la llama cuando hay kilómetros de distancia de por medio.

La razón, asegura la experta, es que nuestro cerebro está condicionado evolutivamente a sentirse cómodo con determinado entorno entre más tiempo pase en dicha condición. Es decir, si una persona deja de pasar tiempo en pareja para llevar una vida en soledad, es más probable que, al pasar los días, le haga menos falta estar con el otro.

Pasa en otras áreas de la vida como tener un nuevo empleo en el que es difícil sentirse cómodo los primeros días, pero al poco tiempo ya se hace más sencillo interactuar en ese entorno, explica Sparta.

“El deterioro en la relación puede hacerse presente de manera paulatina. Empieza con un pequeño desinterés en algo tan simple y necesario como hacer una llamada. Se comienza con algunas excusas como ‘lo llamo después’, ‘estoy ocupado’, ‘no tengo tiempo para hablar’, ‘no es necesario hablarnos todos los días si nos amamos’. Comportamientos a los que, si no se les pone atención, pueden derivar un una falta total de contacto entre las dos partes”.

Sin embargo, esto no quiere decir que la relación esté condenada a desaparecer. De hecho, son muchos los casos en los que un noviazgo ha sabido sobrevivir a las complejidades del distanciamiento.

¿Pero cómo lograr no ser parte de la inmensa mayoría de parejas que terminan por culpa de la distancia? No pretenda que todo sea igual que antes

Un error muy común es esperar que la dinámica de la relación sea la misma antes del distanciamiento. Evidentemente, este hecho marca una diferencia en la interacción entre ambas personas.

“Implícito en este proceso está el aceptar cuidarse y cuidar una relación, adaptarse a situaciones a las que no se está acostumbrado como no verse en la presencia. Esto va implicar tener tolerancia a la incertidumbre que produce el cambio, ya que si no se logra, se genera una serie de situaciones como un mayor distanciamiento, desconfianza, temores y dificultad a estar solo”, comentó Marcela Alzate, presidenta de la Asociación Colombiana de Psiquiatría. 

La experta asegura que no se puede esperar que la otra parte esté siempre en contacto o dedicando gran cantidad de tiempo a la relación, porque sencillamente el escenario de interacción cambió. 

Hábitos saludables

Uno de los problemas que Sparta identifica constantemente en estos casos es que la distancia es asociada de manera inconsciente con la falta de compromiso.

Esto puede evitarse con la creación de hábitos saludables, como horarios de videollamadas, darse los buenos días y las buenas noches cada día, tener conversaciones.

Los buenos hábitos van más allá de una conversación, porque esta puede ser tediosa y repetitiva. También resulta importante que la comunicación sea positiva. 

Comportamientos saludables son evitar el lamento constante por la separación física, prestar verdadera atención a lo que el otro dice o mantener viva la ilusión de volverse a encontrar, de manera realista, teniendo en cuenta cuándo es o no posible una reunión. Romper la rutina

“Si la rutina acaba con relaciones presenciales, también lo hace con las relaciones a distancia”, menciona Sparta.

Entre las estrategias que propone se encuentran realizar citas románticas. Un ejercicio tan simple como arreglarse para una ocasión especial e ir a cenar, cada uno en su propio comedor, a la misma hora por medio de una videollamada.

También funcionan los juegos de mesa en línea o enviarse pequeños detalles por mensajería. Lo importante es no limitar el contacto a la impersonalidad de los chats. Pero sobre todo… ser honestos

Cuando hay problemas, lo peor que se puede hacer es ocultarlos, comenta Sparta: “Es lógico el miedo a aceptar que algo está mal, pero si la distancia afecta, es necesario hablarlo con la pareja. De lo contrario, el otro puede estar convencido de que todo está bien y no es así”.

De esta forma, identificando las dificultades, entre los dos pueden encontrar la forma de superarlas y, al final del aislamiento, lograr que la relación resulte fortalecida.
Julio Cesar Moreno Duque

soy lector, escritor, analista, evaluador y mucho mas. todo con el fin de aprender, conocer para poder aplicar a mi vida personal, familiar y ayudarle a las personas que de una u otra forma se acercan a mi.

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