Testimonios de personas que apoyan labores de control del covid-19 y de quienes laboran en actividades comerciales y domicilios.
Médico en la empresa
‘SÉ QUE YO ME VOY A CONTAGIAR’
La médica Gloria Rodríguez, de la sección de urgencias de una clínica de Bogotá tiene miedo por el coronavirus, pero por su padre de 75 años y su hermana menor de 28, quien está siendo tratada con quimioterapia por un cáncer de seno.
Incluso dice que no le teme al contagio pues es consciente de que a ella en algún momento, en las difíciles semanas que vienen, se va a contagiar con el coronavirus.
“Es una situación difícil pues yo hago parte de la primera línea de respuesta a todo tipo de casos que nos llegan a cada momento por urgencias, aunque incluso hay unos más delicados que el coronavirus covid-19, como enfermedades contagiosas como la tuberculosis, hepatitis e incluso el sida.
Lo que sucede es que el covid-19 tiene una alta tasa de contagio y dependiendo de su avance o país, tiene una tasa de mortalidad diferente, pero la preparación es la misma. Guantes, gafas de protección y tapabocas”, dice la doctora.
La profesional de la salud dice que sí siente mucho miedo por lo que pueda pasar, “pero especialmente por mi hermana de 28 años que tiene cáncer de seno y está en sesiones de quimioterapia y por obvias razones tiene las defensas bajas. También por mi papá de 75 años. He dejado de ir a visitarlos y estoy viviendo sola para evitar contagiarlos de algo. Esta situación con el coronavirus se va a poner peor en las próximas semanas y yo particularmente sé que me voy a contagiar”.
‘HAY MEDIDAS NUEVAS’
Cada día los protocolos de seguridad en las clínicas y hospitales de Colombia están cambiando, y los profesionales deben ajustarse a estos, como lo explica Margarita Gutiérrez, médica internista de la Clínica Universitaria Colombia de Colsanitas.
“Estamos todo el tiempo adaptándonos a las medidas, alistándonos de acuerdo a las necesidades que tiene el país y la emergencia”, explicó.
Ahora vamos a empezar a mandar grupos de personas para la casa a descansar, para que estén listos para rotar en momentos en los que la expansión del virus lo requiere. De momento, el flujo de pacientes de urgencias ha bajado y nos permite eso, con la condición de que si necesitamos a todo el personal luego, se pueda tener a disposición”, dice Gutiérrez.
En el caso de los médicos que no tienen cómo dejar a sus hijos en casa, también se están trabajando en otros turnos.
“La mayoría de los médicos trabajan en dos lugares, entonces lo que estamos haciendo es aumentando el personal para tener forma de actuar cuando las incapacidades empiecen a crecer y no solo por el coronavirus, sino por el pico de infección respiratorias que es normal que tengamos por ahora en Colombia; incrementamos nuestra protección y el lavado de manos” dijo.
‘ENVIÉ A MIS HIJOS A UNA ZONA APARTADA’
La médica Patricia Gómez afronta diariamente peligros pues tiene que atender emergencias en Bogotá, donde se necesite. Tanto de ejecutivos en sus oficinas, personas que sufren accidentes en sus hogares, siniestros viales e incluso catástrofes naturales o producto de la irresponsabilidad del ser humano. Incluso, por la extensión de la capital, ha realizado cirugías de mediana complejidad en zonas apartadas.
“En lo profesional y en lo personal sí que conozco del tema de contagios. Hace un par de años tuve que atender una emergencia con un paciente con el que no me dio espera de prepararme y al tocarlo sospeché que de inmediato me había contagiado algo pues estuve en contacto con sus secreciones. Me contagió una bacteria agresiva, similar al ébola, que me hizo sangrar y estuve un mes hospitalizada. Tengo cicatrices de esa enfermedad que casi me mata”, dice.
La médica, con más de 10 años de experiencia, dice sentir temor. “Con el avance del coronavirus decidí enviar a mis dos hijos pequeños a una finca en una zona rural muy apartada de un pueblo de Santander con mis padres. Claro que tengo miedo por esto que se nos viene en Colombia y particularmente a Bogotá”.
‘PIDO QUE SIGAN LAS INSTRUCCIONES’
La rutina de Diego Vivas, médico emergenciólogo, del servicio de urgencias De Clínica Universitaria Colombia de Colsanitas ha cambiado, ya no sale a cine, no puede tomarse un café con sus amigos o una cerveza.
“Desde que llegó el Coronavirus a Colombia, creo que he sido más consiente del lavado de manos, si lo hago bien, si me demoro el tiempo recomendado. Ahora durante toda mi jornada laboral estoy usando el tapabocas que antes solo era para el trato de los pacientes que tenían síntomas respiratorios, entonces ahora también la comodidad para hacer el trabajo ha cambiado”, dice Vivas.
Este profesional de la salud explica que la mejor forma de controlar la expansión del virus es seguir las indicaciones de las autoridades y de la Organización Mundial de la Salud.
“Las personas deben a catar las recomendaciones del Ministerio de Salud, para estar en casa y frenar el avance de la enfermedad, también para no colapsar los servicios de urgencias por hacer consultas por temas que se pueden tratar en la casa”, analiza.
Vivas enfatiza que “la idea es que las personas no hagan más allá de las necesarias, si se tienen síntomas respiratorios estén a dos metros de las demás personas y entiendan que esto no es un chiste, sino un tema serio”, puntualizó .
‘TRABAJO MÁS EXIGENTE’
Deyssy Milena Daza, cajera del supermercado Éxito de Suba, en el noroccidente de la ciudad, ‘armada’ con tapabocas, guantes y botella de agua, suministrados por la empresa, se siente segura atendiendo a los clientes en el almacén, aunque no deja de sentir preocupación ante tanta información que escucha sobre la pandemia.
Al fin y al cabo, tiene a cargo sus tres hijos de 17, 13 y 10 años, a quienes les insiste en la prevención y la recomendaciones de aislamiento. Ellos han tenido que pasar más tiempo solos estos días porque el horario de su mamá se tuvo que extender para responder a la exigente operación que tiene por estas fechas ese supermercado de gran formato.
Con el paso de los días ha visto aumentar los visitantes, pero dice que tranquiliza que la cadena haya señalizado las distancias entre el personal y los compradores que, en su mayoría, también llegan protegidos. “Me siento segura trabajando. Han puesto un límite de un metro para que los clientes estén separados de nosotras y evitar contagios”.
Cuando recomiendan a las personas, en general, el aislamiento, sabe que no lo puede hacer. “Veo eso con preocupación porque hay mucha información y uno a veces como que se paraliza y no sabe qué hacer”.
‘DE 30 A 4 RESERVAS’: ROSA
Rosa lleva cuatro años trabajando como coordinadora de ama de llaves del hotel Suites Tequendama en el Centro Internacional de Bogotá. Su trabajo es dirigir la planeación de limpieza de las habitaciones y, para ello, tiene a su cargo a 17 camareras.
“No niego que como todo el mundo hay incertidumbre, pero afortunadamente la empresa nos ha capacitado con todos los protocolos y elementos de protección”, resalta Rosa frente a la situación. En condiciones normales, apunta, el promedio de ocupación del hotel es de 30 reservas diarias, pero por estos días ese número solo llega a las 4 o 5. “Hay 286 habitaciones en el hotel y hoy solo están ocupadas 40”.
A pesar de que Rosa, así como las mujeres con las que trabaja, están tranquilas porque los directivos no están tomando medidas como despidos, sino que en su lugar están adelantando vacaciones, ella considera que el mayor riesgo es cuando está fuera de allí. Vive en Ciudad Verde en Soacha, y todos los días le toca desplazarse al hotel en TransMilenio.
Usa las medidas de protección y desinfección que le han enseñado, incluso en su casa, pero desde hace una semana, y por lo menos durante tres, su hija de 9 años permanecerá aislada con uno de los familiares de su esposo. “Ella tiene asma y es esencial no exponerla”.
‘NOS HA TOCADO HACER SOLO VENTAS EN LÍNEA’
Casa Precis es un hub creativo que sirve como una importante vitrina para los diseñadores colombianos, lo que le ha permitido convertirse en un referente del sector de la moda en Colombia. No obstante, la crisis actual también les ha golpeado, hasta el punto de que les obligó a cerrar su punto físico y realizar solo las ventas de forma online.
“Después de hacer esfuerzos por mantener nuestras puertas abiertas, al intentar generarle a nuestros clientes confianza sin representarles un riesgo, tomamos la decisión de cerrar temporalmente la tienda. Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos de impulsar la sanidad en nuestros clientes y equipo. Por ahora, hemos enfocado las ventas hacia el canal online, medio por el cual esperamos lograr cumplir con unas metas, pero esto será un reto para nosotras, pues el consumo estará muy retraído”, apunta Inés Beltrán, cofundadora y gerente de Casa Precis.
“Con esta situación no solo salimos perjudicadas las 12 familias que vivimos de este negocio, sino los 50 diseñadores que exhiben y comercializan sus productos”, apunta la empresaria, quien no obstante afirma que trata de ver el lado positivo. “Estamos intentando hacer todo de la manera correcta para salir fortalecidos de esta situación, aunque tengamos una percepción de incertidumbre. Tratamos de mantenernos positivas, porque sabemos que de las crisis pueden salir grandes ideas momentos de reinvención”.
DOÑA LEONOR CIERRA UNOS DÍAS SU TIENDA
Leonor Duarte, la propietaria de una cigarrería que desde hace más de 50 años funciona en el tradicional barrio La Macarena de Bogotá, se vio obligada ayer a cerrar las puertas de su negocio para acatar la orden de aislamiento obligatorio anunciada por la Alcaldía de Bogotá.
Por cuenta del cierre temporal del negocio, su propietaria dejará de recibir a diario un promedio de $100.000 en ventas, representadas en productos como tinto, cigarrillos, bebidas y productos de primera necesidad (como arroz, azúcar o enlatados, entre otros).
Duarte, tras conocer los alcances del coronavirus y la actual situación de la ciudad, decidió refugiarse en su casa en la que, también, funciona su negocio.
Por ahora, clientes naturales de esta cigarrería como los policías de la Estación Santa Fe, mecánicos, trabajadores de construcción u oficinistas, entre otros, deberán esperar unos días más para volver a probar el café fresco que doña Leonor ha preparado ininterrumpidamente por décadas.
‘HAY QUE SALIR A TRABAJAR PARA EL DIARIO’
Todos los días, entre las 5:00 de la mañana hasta el mediodía, doña Yanet ubica su puesto de jugos de naranja en la esquina de la calle 63 con carrera séptima para rebuscarse lo del diario y completar para su arriendo, alimentación y otras necesidades básicas.
En una jornada normal logra $50.000 libres, pero en tiempos de coronavirus, aunque trabaja las mismas horas y es más estricta en mantener su puesto de trabajo limpio y en ofrecerle antibacterial a la gente, le quedan $20.000 para el diario por el miedo de las personas a consumir en la calle, e incluso a salir y contagiarse.
“Es preocupante si llega a haber una cuarentena, porque hay obligaciones y realmente no creo que el Estado esté en las condiciones de pagar todo lo que esto acarrea, puesto que hay muchísima gente que es informal y paga arriendo. Yo pago alquiler y no creo que nos puedan suplir todo eso. Digamos que están ayudando con los refrigerios de los niños porque ya está cronometrado, pero no creo que se pasen de lo presupuestado”, concluyó.